jueves, 11 de junio de 2009

Padre Pío, Dios está más cerca de lo que creemos.

Fueron más de 50 años de persecuciones desde dentro de su propia orden -Franciscanos-, y desde fuera, -el Vaticano-; ataques satánicos e infestaciones diabólicas; 50 años de ayunos y mortificaciones constantes; 50 años con los estigmas en sus manos -que le avergonzaban profundamente- y con su consiguiente dolor. De visitas curiosas, de indagadores indiscretos, de análisis médicos y vuelta, otra vez, con más análisis, pues: ¡no puede ser lo que parece! Años de vigilias, de largas horas en el conesionario (más de 10) y de fundar uno de los mejoes hospitales de Italia

Al Padre Pío, Dios, en cada Misa le permitía sentir parte del tormento de la Pasión, por eso una le agotaba.

Para unos teatrero e impostor. Para la Iglesia: Santo. Uno de los mayores de la historia.

Aquí, su última Misa:



Su Cuerpo está incorrupto en Italia. La foto es de la exhumación, no de la inhumación.

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