Demasiadas veces las tensiones y riñas con los nuestros es porque tenemos ideas y proyectos preconcebidos de lo que vamos a hacer durante el día. Si algo o alguien lo trastoca nos tensamos y, como solución, optamos en enfadarnos... lejos de ofrecérselo a Dios como una pequeña purga.
Ciertmente no es la única solucion, pues a veces hay que hablar claro y decir lo que pensamos... pero, incluso entonces, no hay por qué enfadarse.
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