miércoles, 29 de mayo de 2013
terrorífico
Sí, así fue. No porque pasara miedo, sino por que vi la potencia del mal, la capacidad de no ver, de obscurecer la mente de Satanás. Qué pasó? Pues, sin más, que una persona consagrada no me quiso saludar. No había lugar a dudas, pues me paré delante de esta persona y no quiso saludar... Yo, que venía de hacer a la Virgen una preciosa romería, lejos de ofender mi persona, me pasmó la eficacia del mal entre las almas elegidas... Por eso pido oraciones para que a mi nunca me pase algo semejante, y si me pasara... que sea breve.
Madre mía Virgen Mía muy amada, protégenos!!
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Bueno, cuando alguien no nos saluda a conciencia es porque hay un distanciamiento, un alejamiento, algún problema... lo mejor es abordarlo y preguntar qué lo origina, para deshacer el malentendido. Hablando se entiende la gente (o por lo menos se deja de elucubrar por qué será).
ResponderEliminarTambién está lo de de que "no ofende quien quiere sino quien puede..."
Yo lo que creo es que verdaderamente el humo de satanás a embriagado a muchos clérigos que lo confundieron con incienso como consecuencia de la manipulación doctrinal e ideológica del Concilio. Sí es cierto hay sacerdotes que ODIAN el clerigman. Es así de aberrante. Como si un militar odiase su uniforme, un abogado la toga, un bombero su casco, botas y manguera. Son personas que se sienten "atacadas" al ver a un sacerdote revestido de la dignidad sacerdotal que conlleva y merece. No saludan, no porque les venza el mal, yo creo que es porque su conciencia les taladra por dentro como una puñalada de acero al rojo vivo. Creo que se comparan y comprenden en un instante que están equivocados, que con sus formas de "curón", sus modales de "colega" y una muy poquita fe en el poder inmenso de su sagrado Ministerio, se han dado cuenta que nos arrastran a nadie, que no han convencido, que nadie pretende imitarles, que han vaciado las Iglesias y los seminarios, que, en definitiva, no "huelen a oveja como debe oler un buen pastor" en palabras del Papa Francisco. El odio a los hábitos, a las formas y estética de la Iglesia esconde un protestantismo con tintes de laicismo que se ha ido larvando en los laboratorios del materialismo. Es una pena. Hay pastores que no es que ya no vayan detrás de la oveja descarriada, es que matan a palos a las pocas que les quedan, hay sacerdotes que ven que el clerigman o la sotana les compromete, les exige pronunciarse, les pone en evidencia y prefieren la comodidad del anonimato, de ese anonimato en que se escondió Pedro cuando el Gallo cantó. Ya sé que no todos son así, que son la minoría, pero sí es cierto que hay algunos, pocos, pero algunos que como dice Don Iñigo acumulan tanta hiel que llegan al absurdo de negar el saludo a un hermano sacerdote. Animo Don Iñigo, quizás ese sacerdote al dejarle a usted reflexionó su actitud y sintió vergüenza. A veces Dios nos deja que nos alejemos para que sintamos la soledad y amargura de no tenerle y así el reencuentro sea toda una fiesta. Donde abundó el pecado sobreabundará la gracia. Pidamos por ello.
ResponderEliminarSi la cuestión se reduce (nada más y nada menos) al testimonio que supone ir vestido de lo que es, suscribo totalmente al comentario anterior y agradezco a sacerdotes como D.Iñigo que vistan como tales. Los curas deben vestir de curas y las monjas de monjas, no ir "camuflados". Y si predican tan bien los ejercicios espirituales como D.Iñigo , pues mucho mejor. Un cordial saludo ¡
ResponderEliminarUn poco de examen de conciencia no estaría mal,no quiero decir con ello que la culpa sea suya,pero si que es extraño que una persona niegue el saludo sin ningun motivo,y más siendo colega.Con todo mi respeto.
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Eliminarno lo entiendo
EliminarHombre, yo en el "debe" ir vestido de cura y una monja de monja, pondría un pero. No creo que deba ser obligatorio, ni tampoco creo que se pueda afirmar que los que no se visten así se camuflan. Mi marido es obrero y no va todo el día con su buzo. Sí, y podrán decir que un sacerdote es sacerdote las 24 horas del día. Pero no me parece bien la obligatoriedad a la que hace referencia anónimo del 30 de mayo.
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