viernes, 18 de junio de 2010

Carta abierta de sacerdote católico al New york Times


Querido hermano y hermana periodista:

Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.

Me da un gran dolor por el profundo mal que personas que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes… Ciertamente ¡todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.

¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños... No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio. Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región… Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura…

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.

Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión.

En Cristo,

P. Martín Lasarte sdb

9 comentarios:

  1. Para mi esta es la verdadera jerarquia de la Iglesia.Personas que se desprenden de todo bien material,para servir unica y exclusivamente a los mas desamparados.A mi estas personas si que me tienen encandilado,que sacrificio,que costancia,que trabajo,que amor...
    ¿Que puso Dios en estas gentes,para elegir una opcion de vida tan sacrificada?
    Para todos ellos va mi admiracion y respeto.
    Un saludo

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  2. D.Iñigo felicitaciones por el lavado de cara,esta muy chulo!!!

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  3. Pues sí...y no. Sí, por que te doy la razón en lo que dices... y no, por lo que se omite. ¿Qué se omite? Pues su párroco que le dio catequesis, y le enseñó la doctrina cristiana que más tarde le ha posibilitado decir SÍ a Dios, cuando le ha barruntado...por su puesto que también incluyo a sus padres que le enseñaron a rezar, los maestros etc...

    Y es que al final, lo que "nos enseñaron" afecta a nuestro comportamiento. Por lo tanto, debe haber gente encargada de "enseñar", "defender", "investigar" esa verdad que se nos enseña, pues si no fuese así hace tiempo que las primera herejías habrían dado al traste con el cristianismo, y por tanto, con el verdadero Cristo.

    Ciber bendiciones!!

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  4. No sólo esos, pelegrín, no sólo esos...

    Cuándo intentamos luchar contra la soberbia, cuando intentamos comprender, cuando intentamos conocer y amar, se entiende todo mucho mejor y luego, incluso duele haber sido tan despiadados.

    Empezando por el sacerdote que tienes cerca y terminado por el Papa. Todos ellos han sacrificado su vida, su juventud, sus ilusiones por amor a Dios y servicio al prójimo.

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  5. Estimado anonimo,yo no se que sacerdotes conoce usted,pero los que yo conozco que a Dios gracias son unos cuantos(va un saludo para D. Rafael,parroco de mi comunidad,que sigue este blog)ni han sacrificado su juventud,que algunos aun la tienen,ni han sacrificado sus ilusiones,que llevan para repartir a raudales y quedarse con un puñadito y tampoco creo que sientan haber sacrificado su vida,mas bien han ELEGIDO esa opcion de vida por y para Dios y su trabajo consiste en servir al projimo.
    Si hay algun sacerdote que siente que ha sacrificado todas estas cosas que usted dice,mal camino lleva el pobre.

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  6. Toda vocación exige sacrificio porque implica compromiso. Cuando por vocación se elige una opción de vida, ya sea al matrimonio, ya sea a una profesión concreta, o vocación de vida consagrada, etc., o sea, una vocación de entrega, esta no te exime de sufrimiento y sacrificio.

    Durante el primer año de la vida de mi hijo, por poner un pequeño ejemplo, cada noche, sistemáticamente lloraba con el sueño cambiado; y cada noche, con amoroso amor de madre me levantaba las veces que hiciera falta a acunarlo e intentar calmarlo. Pero eso no significaba que me encantara pasar la noche en vela y, bregar todo el día mientras él dormía plácidamente a lo largo del día.
    A un sacerdote también le puede pedir el cuerpo quedarse en la cama cuando tiene que levantarse a hacer oración, o cuando es reclamado a las dos de la mañana a administrar los últimos sacramentos a un moribundo, él sacrifica su sueño y su descanso por amor a "Dios y al prójimo".

    Toda vida comprometida exige sacrificio, exige renuncia. Eso no quita para que se haga con alegría y entusiasmo.

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  7. La vocación sacerdotal es sacrificio pero no tristeza, porque el amor es sacrificio (en la pareja, con los hijos, con los padre..)

    Quien renuncia a su vida la encontrará. Recordad las palabras de Pablo el día de su consagración (en la película La Última Cima); "Ya no me pertenezco". Esa es la clave para mi. No hay mayor amor que el de quien entrega su vida por sus seres queridos. El amor exige entrega, donarse a si mismo, renunciar al yo y eso cuesta.
    Pero hay un ciento por uno, por eso los sacerdotes más entregados y fieles, los que se acuestan más cansados de trabajr por El Reino, son los más felices.

    Un periodista le dijo a la Madre Teresa que lo que ella hacía él no lo haría ni por mil millones, y ella respondió; "por mil millones yo tampoco".

    La vocación respondida trae, pese a los problemas y dificultades, la Alegría del Amor de Dios.

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  8. La verdadera vocación de un sacerdote es amar como Cristo amo es anunciar el Evangelio y mostrar el amor Misericordioso de Dios Padre. Desde su humanidad.

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