domingo, 6 de enero de 2013

Lo absurdo como realidad

Ayer se me acercó un homeless. Me pidió dinero, pero le dije que no. Que solo le daría lo que necesitase: bocata o café... Me dijo que necesitaba un ticket de bus. Como le dije que nada de dinero que le acompañaba a la estación a comprarlo. A medio camino me dijo que no creía en el Iglesia, y que los curas y que bla bla bla... y le dije por que no ha ido a pedir al BBVA? Y me contesté yo mismo: Quizás por que sabes que es verdad la Iglesia sí vive la caridad? Me dijo que la Iglesia era un invento de los apóstoles, de los curas... Le contesté la famosa cita de Cristo: Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré "mi Iglesia"... y se armó la parda!! Me dio una explicación sobre la cita ¡?! Cosa poderosa, me dije. Un sin techo argumentando a un cura, (al cual le había "recordado" previamente que tenía obligación de vivir la caridad) como la Iglesia es un invento de los curas... Están locos estos romanos, afirmo!

2 comentarios:

  1. Tiene razón D. Iñigo, pero si es triste pedir, más triste aún es no dar. Lo fundamental, la razón por la que nos conocerán que somos discípulos de Cristo no es ni será por nuestros devocionarios, ademanes ni clerigmanes, sino por nuestra caridad, nuestro amor. Si en ese mendigo, abandonado a su suerte, a su miseria, despreciados de todos viésemos realmente a Jesús, ¿cómo actuaríamos?, ¿pasaríamos de largo, les daríamos unas monedas que nos sobran sin mirarle a los ojos o nos lo llevaríamos a casa, le lavaríamos, le alimentaríamos y trataríamos de devolverle a una vida de dignidad?. Y ESE MENDIGO ES CRISTO !!. San Francisco lo entendió muy rápido y el nuevo Papa Francisco también lo tiene claro. Si la Iglesia no sirve no sirve para nada, si no acerca a Dios, si no sana los corazones rotos, si no tiene piedad y misericordia, es un tambor hueco. Generalmente aquellos a los que más les cuesta decir una palabra amable son los más necesitados de escucharlas. Con esto no juzgo a nadie, me juzgo a mi mismo, a mi comportamiento de burgués, acomodado con un corazón endurecido con los más débiles y sumiso y sonriente con los poderosos. Perdóname Señor, porque no te vestí, no te alimenté, no te visité cuando estabas solo.

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  2. Como no quisiera que se me malinterpretase, en mi comentario no cuestiono en absoluto la actitud de D. Iñigo ni de la Iglesia, que es la correcta y la, humanamente hablando, la más eficaz y posible. Comparto plenamente con él la idea de que vivimos unos tiempos en los que cualquier desinformado incapaz de ponerse a cuestionar la ciencia con un científico, la medicina con un médico o la resistencia de materiales con un ingeniero, por el contrario, sí se sienten plenamente capacitado para juzgar, cuestionar, tergiversar, interpretar y calumniar a la Iglesia y a sus miembros. Es triste pero es lo que esta sociedad y nuestras televisiones venden. Ofender en público al Rey o a la Pantoja es un delito pero ofender y blasfemar contra Dios es gratis (y hasta digno de bromas en algunos programas televisivos). Mi comentario anterior era porque últimamente me ronda mucho por la cabeza la postura que debiéramos tomar ante tanta pobreza y miseria material y espiritual como está surgiendo. Por las noches los cajeros automáticos de los Bancos se llenan de mendigos que tratan de cobijarse y pasar la noche (Creo que es la única obra auténticamente social de nuestros Bancos y Cajas). Y las palabras del evangelio cuando aceleras el paso instintivamente al cruzarte con uno de estos pobres infelices para evitar que te paren, me taladra el cerebro y el alma. Pero ¿qué hacer?. El mal es endémico y está en la raiz misma del Sistema y de nuestra débil naturaleza dañada. Creo que si presionásemos a nuestros políticos para que aborden en serio el tema de la marginación haríamos algo muy bueno, pero nadie enarbola la bandera de esta iniciativa. Bueno, nadie, nadie, no. Gracias a Cáritas que es la Iglesia comen anualmente en toda Europa al rededor de 30 millones de personas. Se dice pronto ¿verdad?. Creo que nuestro sistema no da más de sí y hay que buscar formas políticas más humanas en las que como dice el Papa la Economía sirva a los ciudadanos y no les gobierne. Vivimos unos años de crisis moral, ética, económica y política en la que la Iglesia y el Papa son nuestro mejor referente, nuestro faro de luz y esperanza al que aferrarnos. Eso era todo. Un saludo.

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