viernes, 5 de noviembre de 2010

El País...oing, oing!


No entiendo nada...si vais a la web del periódico el País dice esto:

"La censura cabalga de nuevo. La película 'A serbian film' no se podrá proyectar en San Sebastián por orden de un juez.- Recibe el 'Premio del público' en el certamen por "convertirse en símbolo de la libertad de expresión"

Y el tema es que se censura la película porque hay unas escenas sexuales con un bebé... Es el propio País quien se escandaliza de censurar la película. ¿?¿?¿?¿?¿?

Insisto no entiendo nada.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Perversión... tolerada


Me ha comentado una persona amiga que en el colegio de su zona están enseñando a los niños de 13 años a poner preservativos. Me saltan miles de preguntas, ¿por qué se escandalizan de que una niña se quede embarazada?, ¿quién acarrea con la responsabilidad del niño engendrado cuando falle a alguno?... que fallará! ¿Qué hay en esas cabezas que sólo quieren meter sexo...incluso aunque no se demande? Y la que más me admira ¿dónde están sus padres para poner e grito en el cielo?...ah, ya! que están a favor...

Pero si el sexo no es malo...¿por qué no lo pueden hacer un adulto y un menor?...¿no son tabúes? ¿residuos religiosos?, ¿que poco valientes esos progres que no se atreven con esa barrera...puaj!

Pues la Iglesia, como Cristo, estará a favor de valores genuinamente evangélicos...como nos manifestó al canonizar a Maria Goretti, una joven (muy joven) que ya conocía y vivía el valor de la castidad... y la vivió! y ahora está en el cielo pues: Bienaventurados los limpios de corazón, pues ellos verán a Dios!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Galgos o podencos...moros, hijo, moros.


Es muy conocida la fábula de los dos conejos que por discutir si lo que se acercaban eran galgos o podencos casi terminan trasquilados... Pues eso mismo está pasando a occidente. Mientras discute, y re discute, y reniega y se desdice de sus raíces y cultura...otra cultura crece de modo aceleradísimo: la musulmana, a la cual le importará tres pares de pimientos "nuestras" discusiones...nos barrerán (como es lógico) y se acabó.

La última noticia es que el nombre que más se usa para las nuevas criaturas en el Reino Unido es : Mohamed. Aquí, en España (o no España, o Europa....o lo que sea esto) está entre los más frecuentes, no aún el primero, pero es cosa de tiempo. Mientras podemos seguir pensando si somos, laicos, laicistas, cristianos de base o de la estructura, de centro derecha, democristiano post secular, de si la familia tradicional, la otra o del sursum corda...

martes, 2 de noviembre de 2010

Exorcismo



Aquí os presento el testimonio de un periodista Jose Manuel Vidal, que NO cree en el Demonio, de su estancia en un exorcismo. Insisto que él NO cree en Satanás, precisamente por eso es interesante su testimonio.



-«Hic est dies» (éste es el día), dice el exorcista con el crucifijo en la mano.

-No, responde una voz ronca de hombre que sale de la garganta de la posesa, una preciosa chica de 20 años.

-«Exi nunc, Zabulon», (sal ahora, Zabulón), repite el sacerdote.

-No.

-¿Por qué no quieres salir?

-Para servir de testimonio.

-¿De testimonio de qué?

-De que Satanás existe.

Se corta la tensión en el ambiente penumbroso de la capilla. Satán luchando contra Dios. Una batalla a la que asisto atónito y en primera fila por primera vez en mi vida. «Esta debe de ser la razón por la que me invitó a presenciar el exorcismo. El diablo quiere publicidad», pienso en medio del shock. Mi mente gira a toda velocidad. Estamos en el clímax de un ritual que, hasta ahora, no encajaba en mis esquemas. Y eso que en el seminario los curas siguieron alimentando mi miedo infantil al Maligno, siempre dispuesto a tomar posesión de un alma. Después del Concilio Vaticano II, el dogma de la existencia del diablo pasó a ser una «parte vergonzosa de la doctrina» y, como tantos otros católicos, también yo prescindí de ella.

El exorcista, José Antonio Fortea, párroco de Nuestra Señora de Zulema, está exhausto. Y eso que sólo tiene 33 años. Pero lleva ya más de una hora luchando, crucifijo en ristre, contra Satanás. Marta (nombre ficticio de la posesa), en cambio, se encuentra tan fresca como al principio y no deja de rugir, bufar, revolverse y agitar su cuerpo como un resorte. Con una fuerza inusitada para una chica de 20 años, más bien menudita y de rasgos dulces. Son las 12,30 de la mañana de un día cualquiera y llevo hora y media presenciando un exorcismo.

Un par de días antes, recibí en mi móvil una llamada especial. Especial no por ser de un cura (recibo muchas), sino por ser de un exorcista católico (hay un par de ellos en España) que suelen mantenerse muy alejados de los periodistas. Quiere invitarme a presenciar un exorcismo. Me quedé de piedra. Asistir a un exorcismo oficiado por un sacerdote autorizado por el Vaticano es un auténtico caramelo para alguien especializado en información religiosa. Hasta ese momento y a pesar de llevar más de 20 años en la profesión, lo único que había conseguido fue entrevistar al exorcista oficial de Roma, el padre Gabriel Amorth. Ya entonces, al dedicarme su libro había escrito: «A José Manuel, con mi gratitud y con la advertencia de no tener jamás miedo del diablo».

Confieso que por miedo decidí devolverle la llamada al padre Fortea y pedirle que dejase venir conmigo a un compañero de la agencia EFE, también especialista en información religiosa. Aceptó. Nerviosos, el día señalado nos desplazamos en coche hasta la diócesis de Alcalá. Era un día radiante. Llegamos a la parroquia con mucha antelación. Cuestión de prepararse psicológicamente. Por el camino, bromitas y nervios. El exorcista nos había citado en su parroquia, una iglesia moderna, de ladrillo rojo, situada entre pinos. El interior, sencillo y limpio. Con un retablo y una gran cruz en medio. En un lateral, la pila del agua bendita con una inscripción: «El agua bendita aleja la tentación del demonio».

A las 10,30, el exorcista sale del templo y viene a nuestro encuentro. Es alto y delgado. Lleva gafas y una barbita bien recortada. Su aspecto impone. Quizá, por relacionarlo con su profesión de echador de demonios. Embutido en una sotana de un negro inmaculado, su tez blanquecina y su frente despoblada todavía resaltan más. Nos invita a dar un paseo para ponernos en antecedentes del caso.

SIETE DEMONIOS

«No soy ningún showman ni quiero publicidad. Si estáis aquí es porque os necesito para liberar a la chica. Tendréis que ser muy prudentes. No podréis dar pista alguna que permita la identificación ni de la muchacha ni de su madre. Preferiría que tampoco me nombraseis a mí, pero acepto ese sacrificio en aras de una mayor credibilidad. Pero sólo Dios sabe lo que me cuesta y los problemas que me puede acarrear. Y no tengáis miedo. A vosotros no os pasará nada». Insiste en la seriedad del tema. Asegura que en el Antiguo Testamento aparece 18 veces la palabra Satán. Y en el Nuevo Testamento, 35 veces la palabra diablo y 21 la palabra demonio. El propio Jesús hizo muchos exorcismos o lo que los Evangelios llaman «expulsar demonios». Fortea recuerda también que Juan Pablo II ha realizado al menos tres exorcismos reconocidos y advierte que la creencia en el diablo constituye uno de los pocos rasgos comunes a la práctica totalidad de las religiones. «Es el punto ecuménico por excelencia». Aprovecha para hacer un pequeño repaso por las distintas religiones y épocas históricas y las diversas teorías. Sigo mostrándome incrédulo. Me da la sensación de que trata de condicionarnos buscando justificaciones en la Historia.

Para hacerlo aterrizar en lo concreto, le preguntamos detalles del caso. Nos cuenta que se trata de un chica poseída por siete demonios. Que ya expulsó a seis, pero que el último se resiste. «Se llama Zabulón, es un diablo casi mudo pero muy inteligente. Su nombre ya sale en la Biblia. Siempre queda el jefe para el final. Llevo ya 16 sesiones y todavía no he conseguido expulsarlo, cuando en los casos más normales, basta con dos o tres». No quiere dar más detalles de la endemoniada. Sólo dice que vendrá acompañada por su madre, «que es una santa», y que la posesión se debió a un hechizo que le hizo una compañera de instituto, a los 16 años. «En una de las primeras sesiones le pregunté cómo había entrado y me respondió un nombre que yo no conocía. Su madre me dijo que era una compañera de clase, que había invocado a Satán para hacer un hechizo de muerte contra ella. Y de hecho, primero estuvo gravísima y a punto de morir. Una vez que sanó, comenzaron los fenómenos raros».

Desde entonces, su madre empieza a detectar cosas raras en su hija: muebles que se mueven, objetos que se rompen y, sobre todo, una inquina especial hacia los objetos religiosos, cuando era de misa dominical. Hasta que un día, de noche, oye ruidos extraños, se levanta y, cuando abre la puerta de la habitación de su hija, la ve sobre la cama, levitando.

Como no quiere perder a su única hija, comienza a buscar remedios. Habla con el párroco, que la remite a dos famosos psiquiatras. Pero ambos diagnostican que la chica es absolutamente normal. Ninguna explicación científica para los constantes dolores de cabeza que torturan a su hija. Y entonces, María (nombre ficticio de la madre), a sus 60 años, se lanza a la búsqueda de un exorcista. Recorre casi todas las diócesis españolas. Ningún obispo quiere saber nada de su caso. Está ya dispuesta a trasladarse con ella a Italia a ver al padre Amorth, cuando le hablan de un exorcista español que acaba de salir en la tele porque ha publicado un libro, Demoniacum, sobre los exorcismos.

En ese instante vemos llegar un taxi. «Son ellas», dice Fortea. María, la madre, es pequeña, delgada. Su mirada es todo dolor: «Creo en Dios y sé que, tarde o temprano, liberará a mi hija de las garras de Zabulón. Llevo cinco años de calvario. No lo sabe nadie de mi familia. Ni mis hermanos», confiesa. María es viuda y, cada vez que se desplaza desde su casa a la cita con el exorcista (prácticamente, una sesión por semana), tiene que inventarse alguna excusa. «No lo entenderían y no quiero que mi hija quede marcada para siempre».

EL RITUAL

A su lado, Marta sonríe tímidamente. Pequeña, de grandes ojos negros, un poco tristes, tiene la cara picada de una mala adolescencia. Pelo negro, recogido en una coleta. Los labios gruesos y sin pintar, aunque contraídos en una mueca casi de dolor. Lleva unos vaqueros, un niqui azul cielo de manga corta y cuello alto y unos zapatos negros. Es guapa. Sus ojos llaman la atención, pero más que timidez desprenden miedo, mucho miedo. Me parece una chica de lo más normal que, nos cuenta, estudia Matemáticas en la Universidad. «Es imposible que esté poseída», pienso para mis adentros.

El padre Fortea abre la capilla, en los bajos de su parroquia donde dice misa a diario, y vuelve a cerrar con llave por dentro. Es pequeña, acogedora. Dentro, penumbra y silencio absoluto. Fuera, un sol radiante. El exorcista pide ayuda para transportar una colchoneta forrada de plástico verde, grande y pesada, para colocarla al pie del altar. La capilla, rectangular, tendrá unos 25 metros cuadrados. Sin ventanas. En el centro, un altar enorme. Encima un mantel blanco y seis velas encendidas, amén de una gran Cruz de Trinidad, apenas iluminada por la luz mortecina de un halógeno. Al fondo, la imagen de un Pantocrátor iluminado y el Santísimo. En un lateral, una imagen de la Virgen con el Niño en brazos.

Nada más entrar en la capilla, madre e hija se preparan para el rito. Marta se pone unos calcetines blancos, mientras su madre saca del bolso un rosario, un crucifijo de unos 15 centímetros y una postal de la Virgen de Fátima, y los coloca al lado de la colchoneta. Trato de registrar el más mínimo detalle en mi mente. Sigo pensando que asisto a un montaje. Marta se recuesta en la colchoneta boca arriba, mirando a la cruz. María se arrodilla a su lado, una postura que no abandonará durante las siguientes dos horas y media. El padre Fortea reza un rato de rodillas, se quita la sotana, bebe agua y se sitúa sobre el extremo de la colchoneta más alejado del altar.

Presiento que el rito va a comenzar. Me siento, expectante, en el banco. El exorcista extiende su mano derecha y la impone sobre el rostro de la joven, sin tocarla. Luego, cierra los ojos, agacha la cabeza y susurra varias veces una plegaria ininteligible. Un alarido desgarrador, el primero, rompe el silencio de la capilla, penetra en mi alma y me pone la carne de gallina. No es humano. Es un chillido sobrecogedor y profundo el que sale de la garganta de Marta. Pero no puede ser ella. No es su tono de voz. Es ronco y masculino. El padre Fortea sigue rezando y los rugidos se suceden. Poco a poco, el cuerpo de la joven se estremece vivamente. Su cabeza se mueve de un lado a otro con lentitud al principio, con inusitada rapidez después.

«SAL, ZABULON»

Ante la salmodia del exorcista, la joven gime y se retuerce sin parar. Al instante, el gemido se convierte en rugido desgarrador, altísimo, furioso. El exorcista acaba de colocar el crucifijo sobre su vientre y entre sus pechos, mientras la rocía con agua bendita. Patalea con tanta furia que el crucifijo se cae y la madre lo recoge una y otra vez y se lo vuelve a colocar de nuevo, mientras le acerca el rosario que Marta arroja a lo lejos, con furia. Parece tranquilizarse un poco pero, inmediatamente, vuelve a rugir. No hay un momento de respiro. El padre Fortea acaba de invocar a san Jorge y, al oírlo, la joven grita, bufa, pone los ojos totalmente en blanco, arquea el cuerpo y se levanta toda entera un palmo de la colchoneta. No doy crédito.

-Besa el crucifijo, dice el exorcista.

-No.

-Jesús es Rey.

-Assididididaj.

-Secuaz de Satanás, estás en tinieblas.

-Assididididaj

-Estás haciendo mucho bien. Por tu culpa, mucha gente va a creer en Dios.

-No.

-Sal, Zabulón, te lo ordeno en nombre de Cristo. Te espera la condenación eterna. No hay salvación para ti.

Mientras el padre Fortea sigue conminando a Zabulón, las manos de la joven se han ido transformando. Son como garras. El exorcista arrecia sus plegarias y sus exhortaciones: «Hoy es el día. Sal, Zabulón. Sal de esta criatura en nombre de Dios». La joven se desata en temblores. Los gritos se elevan hasta el espanto. Y con voz ronca dice: «Asesinos». Es entonces cuando el padre Fortea le pregunta por qué no sale y Zabulón le contesta: «Para que la gente crea en Satanás».

Agotado, tras hora y media de lucha, el exorcista se levanta y sale de la capilla. Esto no puede ser una impostura ni un montaje. Hay que tener muchas agallas para dedicarse a esto. Y menos mal que los casos de posesión, según cuenta después el padre Fortea, son muy pocos. Él lleva cinco años ejerciendo y sólo ha tenido cuatro en España. Pero, mientras preparaba su tesis, asistió a otros 13 exorcismos. Se nota que tiene práctica: manda, templa, insiste y, con voz suave pero enérgica, tortura al diablo sin piedad. Con lo que más le duele. Siempre en nombre de Dios. No parece tener miedo alguno. Y eso que ya sabe lo que es ser atacado por Satanás. Una vez, en un exorcismo, dice que el diablo le hizo sentir la misma sensación y el mismo dolor que el que lleva un puñal clavado en el brazo.

Fortea sale de la capilla y mi corazón se acelera, pensando qué puede ocurrir ahora sin la presencia tranquilizadora del exorcista. Pero no pasa nada. O sí. María, la madre, coge las riendas del rito y comienza a repetir las mismas o parecidas frases del exorcista. Con calma, pero con decisión, parece no dirigirse a su hija, sino al Maligno que la posee:

-En nombre de Cristo te ordeno que salir.

-No.

-Abre los ojos y mira a la Virgen, le increpa mientras pone a su vista una postal de la Virgen de Fátima. Pero, por toda respuesta, obtiene un bufido. Entonces coge el crucifijo.

-Es tu Creador, ¿lo ves?

-Sí, dice la voz de ultratumba acompañada de rugidos y bufidos constantes.

-Míralo, Zabulón, no te resistas. Sabes que es tu día y tu hora. Ha llegado tu día y tu hora.

-Noooo...

-¿Por qué te resistes?

-Estoy harto. Ya te lo dije muchas veces.

-Di a esos señores por qué no te vas.

-Uhhhh.

-Díselo claramente.

-No quiero.

-Díselo en nombre de Cristo

-Para que crean en Satanás.

-San Jorge, ven. San Jorge, ven. Ven, san Jorge. Sal de ella san Jorge.

La posesa se detiene un segundo, sonríe y dice, con sorna:

-Sal, san Jorge...

Coge al vuelo el error de la improvisada exorcista y lo mismo hará, un rato después, con una pequeña equivocación del padre Fortea. Pero María no se da por vencida. Es una auténtica Dolorosa al pie de la cruz de su hija poseída. Me da tanta pena que también yo me arrodillo y, entre lágrimas, suplico a Dios (por lo bajo, no me atrevo a intervenir más directamente) que, por lo que más quiera, libere a Marta. Mi compañero hace lo mismo. Hacía tiempo que no rezaba con tanto fervor.

Entonces entra de nuevo el exorcista, coge una cajita con hostias consagradas del sagrario y se coloca delante de la joven:

-Mira al Rey de Reyes y arrodíllate ante Él.

-No.

-Siervo desobediente y rebelde, arrodíllate, repite el padre Fortea, mientras exhibe la hostia consagrada.

-Asesino, déjame.

-San Jorge, haz que se arrodille.

Y como un resorte, ante la mención de san Jorge, la posesa se arrodilla y el padre Fortea le hace abrir la boca para que reciba la sagrada comunión. Y continúa torturando al diablo que anida en Marta. Tras darle la comunión, coge una Biblia y recita el Apocalipsis: «Entonces el diablo fue arrojado a la lengua de fuego y azufre... allí será atormentado día y noche por lo siglos de los siglos». Y hace repetir al diablo frase por frase.

-Repite: Cuánto más me hubiera valido seguir a la luz.

-Cuánto-más-me-hubiera-valido-seguir-a-la-luz, repite a regañadientes y arrastrando cada palabra.

Y así durante un buen rato. El exorcista parece un maestro que enseña a un niño rebelde, que repite a la fuerza, entre bufidos y alaridos, frases como éstas: «Señor, tú eres Rey. Yo soy tu criatura. Nada escapa a tu poder. Eres el Alfa y Omega...»

-Ya no más. Me estoy cansando, gruñe.

Pero el padre Fortea arrecia en su acoso, coge un banquito y se sienta ante la posesa con un crucifijo en la mano. «Hic est dies», repite con fuerza. Por un momento, creo que lo va a conseguir.

-Cuanto más tardes en salir, más gente creerá en Dios. Eres un predicador de Dios. Acércate, siéntate y besa a Cristo crucificado. Dale un beso de respeto y homenaje.

Como zombi, Marta se sienta y se acerca a la cruz. Tiene los ojos en blanco y echa espumarajos por la boca, pero besa el crucifijo. Entonces Fortea la coge suavemente por un brazo, le hace levantar y la obliga a recorrer la capilla y besar a la Virgen y al Sagrario.

-Aquí está Dios. Repite siete veces: Iesus, lux mundi. La posesa repite, pero al terminar le lanza una mirada como de fuego y le dice:

-Asesino, déjame, no puedo más. Pero el exorcista continúa un buen rato.

Ha pasado otra hora. Fortea se toma un respiro. «Ahora usted», le dice a la madre. Y sale de la capilla. Y María se inclina sobre su hija y comienza a increpar a Zabulón:

-Tienes que dejar esta criatura. Por la sangre de Cristo, déjala ya. Sus ángeles están con ella. Vienen los tres arcángeles. La Virgen te va a aplastar la cabeza...

Zabulón sigue bufando y retorciéndose, pero no parece que esté dispuesto a irse. Al rato entra de nuevo el padre Fortea:

-¿No temes la sentencia de Dios?

-Sé cual es, grita desgarrada.

SOLOS CON LA ENDEMONIADA

El padre Fortea mira a la madre: «No se va a ir. Dejémoslo por hoy». Se levanta y se va. Los gritos se detienen en seco. Noto cierta decepción en el rostro de María. Me da la sensación de que esperaba que fuese hoy. Ha pasado casi tres horas de rodillas, pero en su cara no hay signos de cansancio, sólo de cierta desilusión. Recoge con paciencia la estampa de la Virgen y el crucifijo y sale de la capilla. Mi compañero y yo nos quedamos solos con la endemoniada. Unos segundos que se hacen eternos. Nos hemos quedado pegados al banco, sin respiración. De pronto, se vuelve hacia nosotros, abre los ojos (que ha mantenido en blanco durante tres horas) y nos lanza una mirada que no olvidaré mientras viva. Sus ojos son de otro mundo. Nunca vi algo así en mi vida. Al instante, la mirada vuelve a ser la de Marta, que nos sonríe, se levanta con tranquilidad, se sienta en el banco y se quita los calcetines blancos que dobla con sumo cuidado. Noto que apenas suda, a pesar de las tres horas de ejercicio continuo. Se pone los pendientes y nos vuelve a sonreír.

-¿Cómo éstas?

-Cansada

-¿Sabes lo que ha ocurrido?

-No, no recuerdo. Y mientras nos habla, coge la estampa y el crucifijo, a los que hace un rato tanto odiaba, y los besa con cariño.

-¿Te duele la garganta?

-No.

Y su voz es tan suave como cuando llegó. Nadie diría que por esa misma garganta salieron aullidos durante tres horas.

-¿Sabes por qué estás aquí?

-Sí, eso lo sé. Sé que tengo...

No termina la frase. Respetamos su silencio. Salimos y nos sentamos en un salón contiguo los cinco. Marta está tranquila. Vuelve a ser la chiquilla tímida de antes. «Todas las noches», nos cuenta María, «antes de acostarme cojo el crucifijo, del que nunca me separo, y bendigo mi habitación: «En nombre de Dios, malos espíritus salid de esta habitación. Y ella, antes de acostarse, siempre me pregunta: "¿Mamá, has bendecido la habitación?"» Pero aún así pasa miedo. Como cuando las manos de su hija se convirtieron en garras al tocar la cruz o cuando la persigue con los dedos abiertos, en forma de cuernos, para clavárselos en los ojos.«Siempre amenazas que, afortunadamente, nunca cumple».

Y antes de despedirse, repite una súplica: «Que se conciencien la gente y los obispos. Que haya muchos más exorcistas». Abraza a su hija, se suben las dos al coche del padre Fortea y se van. Marta se vuelve y nos mira. Sus ojos son el grito de angustia del esclavo encadenado. El padre Fortea queda en llamarme cuando se produzca la liberación definitiva.

Rezo por Marta y por su madre. Lo que vi no es un montaje.

ASI ES ZABULON

«No habla demasiado, pero es muy inteligente». Así describe el padre Fortea a Zabulón, el enemigo contra el que viene luchando desde hace siete meses. Al principio, el padre Fortea pensó simplemente que así se llamaba el décimo hijo de Jacob y Lía, su mujer. Después, investigando un poco más, cayó en la cuenta de que se las estaba viendo con uno de los demonios más poderosos del infierno.

Ha aparecido sólo tres veces en la Historia. La primera, en Ludón (Francia), en el siglo XVI. Casi todas las monjas de un convento quedaron poseídas por multitud de diablos, que las atormentaban sin pausa. El jefe era Zabulón. La segunda fue en los años 50, en un caso de exorcismo realizado por el padre Cándido, el exorcista italiano maestro del padre Amorth. Y ahora, ha vuelto a aparecer.

© elmundo.es

La Iglesia y los medios

Que el Papa se reúna en la plaza de San Pedro con cien mil jóvenes "under 18" y mantenga un diálogo con ellos –con preguntas y respuestas- no se convierte en noticia (pocos medios lo han publicado). Sin embargo, que sesenta personas se agrupen en las cercanías del Vaticano para protestar por cómo la Iglesia ha tratado el tema de los abusos, es una noticia que aparece hoy practicamente en todos los medios. Personalmente, pienso que son noticia las dos cosas.

Me centro aquí en la segunda porque hay algo en la reunión de víctimas y familiares que me ha sorprendido. Me refiero al número de asistentes: según algunas agencias, unas sesenta personas; según otros, unos cien o ciento cincuenta como mucho. Recuerdo que hace unos meses, cuando se anunció esta iniciativa, se dijo que “el objetivo era reunir 50.000 personas en la plaza de San Pedro”.

Pienso que si ese objetivo no se ha conseguido no se debe a errores organizativos, sino al hecho de que entre la gente existe la percepción de que el Papa se ha tomado muy en serio este problema. Me parece que las asociaciones de víctimas han tenido y tienen una función importante en la lucha contra este problema. Pero algunas corren el riesgo de convertirse en simples activistas que pueden acaban instrumentalizándolo para otros fines.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Fracaso del condón...reconozcanlo, y cambien!



La misma OMS afirma que el preservativo tiene una tasa de fallos del 14% (Organización Mundial de la Salud, Effectiveness of Male Latex Condoms in Protecting against Pregnancy and Sexually Transmitted Infections, en OMS Information Fact Sheet, núm. 243, de junio de 2000)" y sin embargo se vende como "sexo seguro".

Se hacen campañas publicitarias en las que no se discrimina el receptor, es la misma para adolescentes, prostitutas, homosexuales o matrimonios...

Dicen que la Iglesia impone una moral...pero los datos del fracaso (más abortos e infecciones que nunca) no son de la Iglesia, sino de la estadística. Para defender la mentalidad del preservativo se olvidan de los datos...y se pasa a atacar a la Iglesia. Los datos cantan, cada vez que se hace una campaña todo empeora...excepto para las compañías del condón que ganan más del 200%.

domingo, 31 de octubre de 2010

Devaluación




En crisis las cosas se devalúan: el precio de las casas, del dinero, etc... Hace tiempo que vengo dándome cuenta de que en las relaciones humanas, para que sean de calidad, es importante que vengan respaldadas por el valor de las palabras, su autenticidad.

Cada vez más las palabras son un juego para aparentar, o llegar a conseguir lo que me interesa. Estoy asombrado con qué facilidad a gente se desdice de lo dicho o incumple su palabra dada, y en unos ámbitos especialmente delicados. Esto se ve de modo claro en la política, pero no sólo... Hoy en día faltan pensadores y criterios firmes y ciertos de los que hablar, y la gente habla "en serio" de cosas baladíes: moda, decoración, deporte, etc... Cuando se llega a temas de calado, desaparece ese "ardor", se suavizan los tintes y todo es "depende", "para mí", "opino"...

Si alguien quiere ser una persona a carta cabal ha de poder hablar en verdad de todo, sin disimulo, aunque eso le acarree perderse algún amigo...seguramente no lo sería tanto. Tiene que atreverse a hablar con caridad, pero con verdad...

Es precisamente por esto mismo, por el valor que las palabras tiene, no el que les queremos dar, por el que la Iglesia es tan cuidadosa con ellas, y predica con cuidado la única Palabra que es capaz de dar vida. No da igual cómo se hable del amor, no da igual qué se quiere de cir con la palabra Madre, ni persona, etc...

viernes, 29 de octubre de 2010

Nueva plaga

En el mundo hay 48 millones de abortos al año, es una plaga silenciosa en los medios de comunicación, ante la cual el cristiano NO puede quedarse parado.

Un cristiano a la hora de votar ha de pensar seriamente qué dice su partido sobre este tema...y si hay otra salida a su voto. El cristiano, el sacerdote, el obispo, puede y debe hablar de la inmoralidad de ese y otros actos. Ayuda, también, que salga a la arena de la vida pública con soluciones concretas a esta lacra.

Digo por delante, que no hay ningún partido mayoritario que defienda la vida por completo... algo hemos de hacer!

miércoles, 27 de octubre de 2010

Fe ¿opinión o conocimiento?

Fe, ¿opinión o conocimiento?

Decíamos que mucha gente llama fe, a lo que en realidad no son más que opiniones o ideas sobre Dios, la muerte, etc… Y, añaden, es “su” idea u opinión. Esa idea no tiene pretensión de verdad, sino la de “rellenar” una pregunta…

La fe, para que sea auténtica ha de ser… ¡humana! ¿Qué quiere decir humana? Pues que respete el modo de ser que tenemos los hombres: la inteligencia y los afectos. Si falta uno de estos aspectos estaremos ante un racionalismo o un moralismo.

La fe, si le faltara alguna de estos dos aspectos, no puede ser por tanto auténtica. La fe católica es el ejemplo vivo de una fe que respeta nuestra naturaleza, que quiere: saber y amar. El cristianismo enseña verdades y amar a Dios y al prójimo.

El hecho de que no podamos llegar a la comprobación personal de todo lo que nos presenta la fe no quita nada de rigor a la misma pues esos temas (Dios; vida del más allá; eficacia de la oración; trascendencia de aspectos de nuestra vida: familia, sexualidad, trabajo…) Cada ciencia posee su propio método y modo de comprobar: el método de la medicina es inválido para la arquitectura, o el de la física para la pintura…

La fe auténtica no es una opinión, ni tampoco es un sentimiento sino conocimiento verdadero y cierto de la realidad. Lo que nos presenta Cristo, y nosotros nos adherimos por fe, son aspectos reales de la vida: Dios existe; Dios es Padre; Cristo es Dios; Cristo ha revelado aspectos de la vida futura y la presente; Cristo hecho promesas sobre las comunidades cristianas (-pasadas y futuras- como su asistencia a los que recen, o su asistencia a la cabeza de la Iglesia…)

La fe es roca sólida donde apoyar nuestros criterios vitales para regirlos por aquellos conocimientos que, de suyo, están lejos de nuestras posibilidades de conocimiento.

martes, 26 de octubre de 2010

Fe falsa (II)

Un señor conocido dijo escribió lo siguiente:

"A menudo pienso de que hay que pasar por diversas tentaciones para obtener la victoria definitiva. Sin duda no soy lo que se llama un beato, ciertamente no lo soy. Pero en el fondo de mi mismo hay un hombre religioso, es decir, que cualquiera que combata valientemente en esta tierra, conforme a unas leyes naturales que fueron creadas por un Dios, aquél que nunca capitule, sino que se reponga sin cesar y siga siempre adelante, ese, creo que no será abandonado por el creador de esas leyes, sino que finalmente obtendrá la bendición de la Providencia."

¿Qué os parece este comentario? Si quieres leelo, otra vez, despacio...

Creo que se puede decir que es un buen itinerario espiritual, un conocimiento adecuado de nuestra situación de viadores, es decir, que tendremos derrotas y, por tanto, hemos de luchar...mucho, pero al final obtendremos ¡¡la bendición del aProvidencia!! Pues quiero deciros que estas sentencias fueron pronunciadas por... Adolf Hitler

Creyó que sus ideas eran ciertas y verdaderas, incluso se atrevió a referirse a un ser trascendente!! Y, sin embargo, qué equivocadísimo estaba (y todos sus seguidores). Nunca se planteó la naturaleza de su fe, sino que la siguió ciegamente...y fracasó estrepitosamente...y se llevó por delante la vida de millones de gentes.

¿Cuáles son por tanto las notas de una fe auténtica? ...lo veremos!

Fe falsa (I)

Decía s Agustín que lo peor no es no tener fe, sino tener una fe falsa o errónea. El que no tiene fe puede seguir buscando, pero el que crea tener una fe (si esta es falsa) lo más probable es que no siga buscando y, por tanto, sea confundido para siempre.

La gente suele confundir fe con opiniones y creencias. Eleva sus opiniones e ideas al grado de fe pensando que "eso" que opina , por el mero hecho de ser suyo, será cierto. De hecho este mozo estaba convencido de que estaba gordo...incluso en la "otra" foto, esa idea errónea lo mató.

Pero, al igual que pasa con la fe auténtica (la de los santos), si las creencias son erróneas, dependiendo de qué grado de error posean serán más o menos mortíferas.

La fe sólo es auténtica si recae sobre el verdadero y único Dios predicado por Jesucristo.

Soledad vs Fe


Un de los grandes místicos españoles dice:

Tras de un amoroso lance,
y no de esperanza falto,
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino,
tanto volar me convino,
que de vista me perdiese;
y con todo, en este trance,
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto
que le di a la caza alcance.

Cuando más alto subía
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista
en escuro se hacía;
mas por ser de amor el lance
di un ciego y oscuro salto,
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Y, qué razón tiene, (no podía ser de otro modo).
La vida cristiana tiene un aspecto comunitario: Eucaristía, vida moral (Mandamientos y Bienaventuranzas)... pero hay algo muy personal, absolutamente nuestro, intransferible: nuestro trato con Dios mismo... nuestras plegarias hacia Él...y sus peticiones hacia nosotros. Este aspecto es ineludible para una auténtica y genuina vida cristiana. Unos puede que la vivan como experiencia de soledad (no podemos apoyarnos en nada más que en la oración)... y algo de eso hay, como nos lo muestra el místico s. Juan de la Cruz, sin embargo, un paso más allá, a un palmo más de fe nos encontraremos con Él -con nuestro Dios y Señor- que es mucho más grande que nuestro propios pensamientos, proyectos o ideas sobre nuestra propia vida.

Pues bien, en Él sólo queremos confiar.

domingo, 24 de octubre de 2010

No lo dejes!



El mundo ha de ser sanado por la fuerza del amor, de la caridad. No es nada fácil... es más, está fuera de nuestras posibilidades ha de ser Dios en nosotros, su gracia la que opere ese milagro...nosotros NO hemos de dejar de luchar por conseguirlo: Dont give up!

Sigue actuando...


La gente sencilla, ( y no tan sencilla) suele dividir el mundo en buenos y malos. Generalmente entre los buenos se incluye uno mismo y entre los malos "el resto" siempre salvando buena parte de sus amigos y familiares... pero no es tan sencillo. Satanás se filtra en todos los lugares del corazón que puede. Es un buen estratega...astuto. Quiere dividir, equivocar, cualquier cosa antes que cualquiera de las criaturas predilectas de Dios alcancen a Dios mismo. Para eso esperará lo que haga falta y hará bien...el mal.

La verdad es que está no sólo en el hereje impenitente, sino también lo puede estar en el ortodoxo que condena sin caridad y con ira; en el predicador pedante, como en el oyente autosuficiente; en el pobre que odia al rico, como en la limosna dada con malas artes; en dentro del más exigente de los conventos...

Satanás sabe muy bien estar en todos los campos para robar a todos los hombres todo el tesoro que pueda...de fe, esperanza y caridad... a cada uno según su carácter le tentara sibilinamente para cegarle y encerrarle en su yo.

El único sitio donde no puede entrar es en Dios mismo ...¡y María! De todo lo demás... no estamos nadie a salvo. Todos corremos el riesgo de caer en sus bien planteadas pegas , objeciones y argumentaciones.... Por eso mismo: Ab Malo, liberanos Domine!

jueves, 21 de octubre de 2010

Mensaje de septiembre de Medjugorje



“Queridos hijos: Hoy estoy con vosotros y os bendigo a todos con mi bendición maternal de paz, y os exhorto a vivir aún más vuestra vida de Fe, porque aún sois débiles y no sois humildes. Os exhorto, hijos, a hablar menos y a trabajar más en vuestra conversión personal, para que vuestro testimonio sea fecundo. Y que vuestra vida sea una oración continua. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

Homenaje

A esas madres que cambiaron un lápiz d ojos por ojeras,
el ir a la pelu por una simple coleta,
los bolsos d moda por bolsos d bebés.
Madres que no les importó nada lo que tuvieron que dejar atrás.

Yo soy hijo y tuve la gran suerte de tener el mejor regalo del mundo:MI MADRE merece un ...MONUMENTO

miércoles, 20 de octubre de 2010

Noticia que no lo será


Fuente: ACI) Una mujer canadiense que fue criada en un hogar homosexual se dedica ahora a asistir a otras personas que atraviesan por la misma situación y a pedir a los gobiernos del mundo que protejan el matrimonio entre hombre y mujer.

Según informa ForumLibertas.org, Dawn Stefanowicz vive en Ontario, Canadá, con su esposo de toda la vida y sus dos hijos, a los que ha educado en casa. Actualmente prepara su autobiografía y desarrolla un ministerio especial desde el sitio web (en inglés)http://www.dawnstefanowicz.com/: Brinda ayuda a otras personas que como ella crecieron a cargo de un padre homosexual y fueron expuestas a este estilo de vida.

Stefanowicz explica en el sitio web "cómo en su infancia estuvo expuesta a intercambios de parejas gays, playas nudistas y la falta de afirmación en su feminidad, cómo le hirió el estilo de vida en el que creció, y ofrece ayuda, consejo e información para otras personas que han crecido heridas en un entorno de ‘familia’ gay, un estilo de ‘familia’ que ella no desea para nadie y que cree que las leyes no deberían apoyar".

Su testimonio:

En su relato, Stefanowicz explica que debido a una enfermedad grave de su madre debió quedar al cuidado de su padre homosexual cuando aún era una niña. "Estuve expuesta a un alto riesgo de enfermedades de transmisión sexual debido al abuso sexual, a los comportamientos de alto riesgo de mi padre y a numerosas parejas", relata.

"Incluso cuando mi padre estaba en lo que parecían relaciones monógamas, continuaba haciendo ‘cruising’ buscando sexo anónimo. Llegué a preocuparme profundamente, a amar y entender con compasión a mi padre. Compartía conmigo lo que lamentaba de la vida. Desgraciadamente, siendo niño unos adultos abusaron sexual y físicamente de él. Debido a esto, vivió con depresión, problemas de control, estallidos de rabia, tendencias suicidas y compulsión sexual. Intentaba satisfacer su necesidad por el afecto de su padre, por su afirmación y atención, con relaciones promiscuas y transitorias. Las (ex) parejas de mi padre, con los que traté y llegué a apreciar con sentimientos profundos, vieron sus vidas drásticamente acortadas por el SIDA y el suicidio. Tristemente, mi padre murió de SIDA en 1991", recuerda.

Según Stefanowicz las "experiencias personales, profesionales y sociales con mi padre no me enseñaron el respeto por la moralidad, la autoridad, el matrimonio o el amor paterno. Me sentía temerosamente acallada porque mi padre no me permitía hablar de él, sus compañeros de casa, su estilo de vida y sus encuentros en esa subcultura. Mientras viví en casa, tuve que vivir según sus reglas".

"Sí, amaba a mi padre. Pero me sentía abandonada y despreciada porque mi padre me dejaba a menudo para estar varios días con sus compañeros. Sus parejas realmente no se interesaban por mí. Fui dañada por el maltrato doméstico homosexual, las tentativas sexuales con menores y la pérdida de parejas sexuales como si las personas fueran sólo cosas para usar. Busqué consuelo, busqué el amor de mi padre en diversos novios a partir de los 12 años", sostiene.

Stefanowicz recuerda que "desde corta edad, se me expuso a charlas sexualmente explícitas, estilos de vida hedonistas, subculturas GLBT y lugares de vacaciones gay. El sexo me parecía gratuito cuando era niña. Se me expuso a manifestaciones de sexualidad de todo tipo incluyendo sexo en casas de baño, travestismo, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo. Se aludía al sadomasoquismo y se mostraban algunos aspectos. Las drogas y el alcohol a menudo contribuían a bajar las inhibiciones en las relaciones de mi padre".

"Mi padre apreciaba el vestir unisex, los aspectos de género-neutro, y el intercambio de ropas cuando yo tenía 8 años. Yo no veía el valor de las diferencias biológicamente complementarias entre hombre y mujer. Ni pensaba acerca del matrimonio. Hice votos de no tener nunca hijos, porque no crecí en un ambiente de hogar seguro, sacrificial, centrado en los niños", señala.

Las consecuencias:

"Más de dos décadas de exposición directa a estas experiencias estresantes me causaron inseguridad, depresión, pensamientos suicidas, miedo, ansiedad, baja autoestima, insomnio y confusión sexual. Mi conciencia y mi inocencia fueron seriamente dañados. Fui testigo de que todos los otros miembros de la familia también sufrían", sostiene Stefanowicz.

Ella asegura que sólo después de haber tomado las decisiones más importantes de su vida, empezó a darse cuenta de cómo la había afectado crecer en ese ambiente.

"Mi sanación implicó mirar de frente la realidad, aceptar las consecuencias a largo plazo y ofrecer perdón. ¿Podéis imaginar ser forzados a aceptar relaciones inestables y prácticas sexuales diversas desde corta edad y cómo afectó a mi desarrollo?. Desgraciadamente, hasta que mi padre, sus parejas sexuales y mi madre murieron, no pude hablar públicamente de mis experiencias", explica.

"Al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores del matrimonio legal del mismo sexo. ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz? Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros niños", concluye.

Datos

Estas son las cifras de la Iglesia Católica


· 5.141 Centros de enseñanza; 990.774 alumnos. (Ahorran al Estado 3 millones de euros por centro al año)

· 107 hospitales (Ahorran al Estado 50 millones de euros por hospital al año)

· 1.004 centros; entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de transeúntes y de enfermos terminales de SIDA; un total de 51.312 camas (Ahorran al Estado 4 millones de euros por centro al año)

· Gasto de Cáritas al año: 155 millones de euros (salidos del bolsillo de los cristianos españoles.)

· Gasto de Manos Unidas: 43 millones de euros (del mismo bolsillo)

· Gasto de las Obras Misionales Pontificias (Domund): 21 millones de euros (¿Imaginan de dónde sale?)

· 365 Centros de reeducación para marginados sociales: ex-prostitutas, ex-presidiarios y ex-toxicómanos; 53.140 personas. (Ahorran al Estado, medio millón de euros por centro)

· 937 orfanatos; 10.835 niños abandonados. (Ahorran al Estado 100.000 euros por centro)

· El 80 % del gasto de conservación y mantenimiento del Patrimonio
histórico-artístico. (Se ha calculado un ahorro aproximado al Estado de entre 32.000 y 36.000 millones de euros al año)

A todo esto tenemos que sumar que casi la totalidad de personas que trabajan o colaboran con Manos Unidas, Cáritas, etc… son voluntarios 'sin sueldo' (aunque a algunos les extrañe es cierto, hay personas que trabajan por los demás sin pedir a cambio un salario), realizando su labor para ayudar a los demás sin pedir nada a cambio. ¿En cuánto podríamos cuantificar su trabajo?

Y lo que el Estado le da a la Iglesia es lo que la gente que quiere voluntariamente marca en la casilla del IRPF

Lo asombroso es que nadie (o muy pocos) saben de este ahorro esencial para que la economía española 'vaya bien...'.

Os invito por una vez (y sin que sirva de precedente) a desobedecer a Jesucristo y hagamos públicas nuestras obras de Caridad. Reenviemos este artículo para que llegue a quienes critican injustamente a la Iglesia por cualquier motivo ¿Por qué nos vamos a avergonzar de nuestra Iglesia?

Nos sentimos orgullosos de ser católicos

martes, 19 de octubre de 2010

Último mensaje de Medjugorje


Mensaje mensual del 02 de Octubre del 2010 (Mirjana)

"Queridos hijos, hoy os invito a una humilde devoción. Vuestros corazones necesitan ser justos. Que vuestras cruces sean vuestros medios en la lucha contra los pecados de la actualidad. Que vuestra arma sea la paciencia y el amor sin límites - un amor que sabe esperar y que te hará capaz de reconocer los signos de Dios - que vuestra vida, por el amor humilde, pueda mostrar la verdad a todos aquellos que la buscan en la oscuridad de la mentira. Mis hijos, mis apóstoles, ayudadme a abrir los caminos hacia mi Hijo. Una vez más os invito a orar por vuestros pastores.

Junto a ellos, voy a triunfar.

Gracias.

lunes, 18 de octubre de 2010

El Papa es eso, padre!


Carta a sus hijos seminaristas.

Queridos seminaristas:
En diciembre de 1944, cuando me llamaron al servicio militar, el comandante de la compañía nos preguntó a cada uno qué queríamos ser en el futuro. Respondí que quería ser sacerdote católico. E subteniente replicó: Entonces tiene usted que buscarse otra cosa. En la nueva Alemania ya no hay necesidad de curas. Yo sabía que esta "nueva Alemania" estaba llegando a su fin y, que después de las devastaciones tan enormes que aquella locura había traído al País, habría más que nunca necesidad de sacerdotes. Hoy la situación es completamente distinta. Pero también ahora hay mucha gente que, de una u otra forma, piensa que el sacerdocio católico no es una "profesión" con futuro, sino que pertenece más bien al pasado. Vosotros, queridos amigos, habéis decidido entrar en el seminario y, por tanto, os habéis puesto en camino hacia el ministerio sacerdotal en la Iglesia católica, en contra de estas objeciones y opiniones. Habéis hecho bien. Porque los hombres, también en la época del dominio tecnológico del mundo y de la globalización, seguirán teniendo necesidad de Dios, del Dios manifestado en Jesucristo y que nos reúne en la Iglesia universal, para aprender con Él y por medio de Él la vida verdadera, y tener presentes y operativos los criterios de una humanidad verdadera. Donde el hombre ya no percibe a Dios, la vida se queda vacía; todo es insuficiente. El hombre busca después refugio en el alcohol o en la violencia, que cada vez amenaza más a la juventud. Dios está vivo. Nos ha creado y, por tanto, nos conoce a todos. Es tan grande que tiene tiempo para nuestras pequeñas cosas: "Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados". Dios está vivo, y necesita hombres que vivan para Él y que lo lleven a los demás. Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre.
El seminario es una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal. Con esto, ya he dicho algo muy importante: no se llega a ser sacerdote solo. Hace falta la "comunidad de discípulos", el grupo de los que quieren servir a la Iglesia de todos. Con esta carta quisiera poner de relieve -mirando también hacia atrás, a mis días en el seminario- algunos elementos importantes para estos años en los que os encontráis en camino.
1. Quien quiera ser sacerdote debe ser sobre todo un "hombre de Dios", como lo describe san Pablo (1 Tm 6,11). Para nosotros, Dios no es una hipótesis lejana, no es un desconocido que se ha retirado después del "big bang". Dios se ha manifestado en Jesucristo. En el rostro de Jesucristo vemos el rostro de Dios. En sus palabras escuchamos al mismo Dios que nos habla. Por eso, lo más importante en el camino hacia el sacerdocio, y durante toda la vida sacerdotal, es la relación personal con Dios en Jesucristo. El sacerdote no es el administrador de una asociación, que intenta mantenerla e incrementar el número de sus miembros. Es el mensajero de Dios entre los hombres. Quiere llevarlos a Dios, y que así crezca la comunión entre ellos. Por esto, queridos amigos, es tan importante que aprendáis a vivir en contacto permanente con Dios. Cuando el Señor dice: "Orad en todo momento", lógicamente no nos está pidiendo que recitemos continuamente oraciones, sino que nunca perdamos el trato interior con Dios. Ejercitarse en este trato es el sentido de nuestra oración. Por esto es importante que el día se inicie y concluya con la oración. Que escuchemos a Dios en la lectura de la Escritura. Que le contemos nuestros deseos y esperanzas, nuestras alegrías y sufrimientos, nuestros errores y nuestra gratitud por todo lo bueno y bello, y que de esta manera esté siempre ante nuestros ojos como punto de referencia en nuestra vida. Así nos hacemos más sensibles a nuestros errores y aprendemos a esforzarnos por mejorar; pero, además, nos hacemos más sensibles a todo lo hermoso y bueno que recibimos cada día como si fuera algo obvio, y crece nuestra gratitud. Y con la gratitud aumenta la alegría porque Dios está cerca de nosotros y podemos servirlo.
2. Para nosotros, Dios no es sólo una palabra. En los sacramentos, Él se nos da en persona, a través de realidades corporales. La Eucaristía es el centro de nuestra relación con Dios y de la configuración de nuestra vida. Celebrarla con participación interior y encontrar de esta manera a Cristo en persona, debe ser el centro de cada una de nuestras jornadas. San Cipriano ha interpretado la petición del Evangelio: "Danos hoy nuestro pan de cada día", diciendo, entre otras cosas, que "nuestro" pan, el pan que como cristianos recibimos en la Iglesia, es el mismo Señor Sacramentado. En la petición del Padrenuestro pedimos, por tanto, que Él nos dé cada día este pan "nuestro"; que éste sea siempre el alimento de nuestra vida. Que Cristo resucitado, que se nos da en la Eucaristía, modele de verdad toda nuestra vida con el esplendor de su amor divino. Para celebrar bien la Eucaristía, es necesario también que aprendamos a conocer, entender y amar la liturgia de la Iglesia en su expresión concreta. En la liturgia rezamos con los fieles de todos los tiempos: pasado, presente y futuro se suman a un único y gran coro de oración. Por mi experiencia personal puedo afirmar que es entusiasmante aprender a entender poco a poco cómo todo esto ha ido creciendo, cuánta experiencia de fe hay en la estructura de la liturgia de la Misa, cuántas generaciones con su oración la han ido formando.
3. También es importante el sacramento de la Penitencia. Me enseña a mirarme con los ojos de Dios, y me obliga a ser honesto conmigo mismo. Me lleva a la humildad. El Cura de Ars dijo en una ocasión: Pensáis que no tiene sentido recibir la absolución hoy, sabiendo que mañana cometeréis nuevamente los mismos pecados. Pero -nos dice- Dios mismo olvida en ese momento los pecados de mañana, para daros su gracia hoy. Aunque tengamos que combatir continuamente los mismos errores, es importante luchar contra el ofuscamiento del alma y la indiferencia que se resigna ante el hecho de que somos así. Es importante mantenerse en camino, sin ser escrupulosos, teniendo conciencia agradecida de que Dios siempre está dispuesto al perdón. Pero también sin la indiferencia, que nos hace abandonar la lucha por la santidad y la superación. Cuando recibo el perdón, aprendo también a perdonar a los demás. Reconociendo mi miseria, llego también a ser más tolerante y comprensivo con las debilidades del prójimo.
4. Sabed apreciar también la piedad popular, que es diferente en las diversas culturas, pero que a fin de cuentas es también muy parecida, pues el corazón del hombre después de todo es el mismo. Es cierto que la piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quizás también quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente erróneo. A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia. La fe se ha hecho carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros mismos nos integremos plenamente en el "Pueblo de Dios".
5. El tiempo en el seminario es también, y sobre todo, tiempo de estudio. La fe cristiana tiene una dimensión racional e intelectual esencial. Sin esta dimensión no sería ella misma. Pablo habla de un "modelo de doctrina", a la que fuimos entregados en el bautismo (Rm 6,17). Todos conocéis las palabras de san Pedro, consideradas por los teólogos medievales como justificación de una teología racional y elaborada científicamente: "Estad siempre prontos para dar razón (logos) de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere" (1 P 3,15). Una de las tareas principales de los años de seminario es capacitaros para dar dichas razones. Os ruego encarecidamente: Estudiad con tesón. Aprovechad los años de estudio. No os arrepentiréis. Es verdad que a veces las materias de estudio parecen muy lejanas de la vida cristiana real y de la atención pastoral. Sin embargo, es un gran error plantear de entrada la cuestión en clave pragmática: ¿Me servirá esto para el futuro? ¿Me será de utilidad práctica, pastoral? Desde luego no se trata solamente de aprender las cosas meramente prácticas, sino de conocer y comprender la estructura interna de la fe en su totalidad, de manera que se convierta en una respuesta a las preguntas de los hombres, que aunque aparentemente cambian en cada generación, en el fondo son las mismas. Por eso, es importante ir más allá de las cuestiones coyunturales para captar cuáles son precisamente las verdaderas preguntas y poder entender también así las respuestas como auténticas repuestas. Es importante conocer a fondo la Sagrada Escritura en su totalidad, en su unidad entre Antiguo y Nuevo Testamento: la formación de los textos, su peculiaridad literaria, la composición gradual de los mismos hasta formar el canon de los libros sagrados, la unidad de su dinámica interna que no se aprecia a primera vista, pero que es la única que da sentido pleno a cada uno de los textos. Es importante conocer a los Padres y los grandes Concilios, en los que la Iglesia ha asimilado, reflexionando y creyendo, las afirmaciones esenciales de la Escritura. Podría continuar en este sentido: llamamos dogmática a la comprensión de cada uno de los contenidos de la fe en su unidad, o mejor, en su simplicidad última: cada detalle particular, en definitiva, desarrolla la fe en el único Dios, que se manifestó y que sigue manifestándose. No es necesario que diga expresamente lo necesario que es estudiar las cuestiones esenciales de la teología moral y de la doctrina social de la Iglesia. Es evidente la importancia que tiene hoy la teología ecuménica, conocer las diversas comunidades cristianas; es igualmente necesario una orientación fundamental sobre las grandes religiones y, sobre todo, la filosofía: la comprensión de la búsqueda y de las preguntas del hombre, a las que la fe quiere dar respuesta. Pero también aprended a comprender y -me atrevo a decir- a valorar el derecho canónico por su necesidad intrínseca y por su aplicación práctica: una sociedad sin derecho sería una sociedad carente de derechos. El derecho es una condición del amor. Prefiero no continuar enumerando más cosas, pero sí deseo deciros una vez más: amad el estudio de la teología y continuadlo con especial sensibilidad, para anclar la teología en la comunidad viva de la Iglesia que, con su autoridad, no es un polo opuesto a la ciencia teológica, sino su presupuesto. Sin la Iglesia que cree, la teología deja de ser ella misma y se convierte en un conjunto de disciplinas diversas sin unidad interior.
6. Los años de seminario deben ser también un periodo de maduración humana. Para el sacerdote, que deberá acompañar a otros en el camino de la vida y hasta el momento de la muerte, es importante que haya conseguido un equilibrio justo entre corazón y mente, razón y sentimiento, cuerpo y alma, y que sea humanamente "íntegro". La tradición cristiana siempre ha unido las "virtudes teologales" con las "virtudes cardinales", que brotan de la experiencia humana y de la filosofía, y ha tenido en cuenta la sana tradición ética de la humanidad. Pablo dice a los Filipenses de manera muy clara: "Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta" (4,8). En este contexto, se sitúa también la integración de la sexualidad en el conjunto de la personalidad. La sexualidad es un don del Creador, pero también una tarea que tiene que ver con el desarrollo del ser humano. Cuando no se integra en la persona, la sexualidad se convierte en algo banal y destructivo. En nuestra sociedad actual se ven muchos ejemplos de esto. Recientemente, hemos constatado con gran dolor que algunos sacerdotes han desfigurado su ministerio al abusar sexualmente de niños y jóvenes. En lugar de llevar a las personas a una madurez humana y ser un ejemplo para ellos, han provocado con sus abusos un daño que nos causa profundo dolor y disgusto. Debido a todo esto, muchos podrán preguntarse, quizás también vosotros, si vale la pena ser sacerdote; si es sensato encaminar la vida por el celibato. Sin embargo, estos abusos, que son absolutamente reprobables, no pueden desacreditar la misión sacerdotal, que conserva toda su grandeza y dignidad. Gracias a Dios, todos conocemos sacerdotes convincentes, forjados por su fe, que dan testimonio de cómo en este estado, en la vida celibataria, se puede vivir una humanidad auténtica, pura y madura. Pero lo que ha ocurrido, nos debe hacer más vigilantes y atentos, examinándonos cuidadosamente a nosotros mismos, delante de Dios, en el camino hacia el sacerdocio, para ver si es ésta su voluntad para mí. Es tarea de los confesores y de vuestros superiores acompañaros y ayudaros en este proceso de discernimiento. Un elemento esencial de vuestro camino es practicar las virtudes humanas fundamentales, con la mirada puesta en Dios manifestado en Cristo, dejándonos purificar por Él continuamente.
7. En la actualidad, los comienzos de la vocación sacerdotal son más variados y diversos que en el pasado. Con frecuencia, se toma la decisión por el sacerdocio en el ejercicio de alguna profesión secular. A menudo, surge en las comunidades, especialmente en los movimientos, que propician un encuentro comunitario con Cristo y con su Iglesia, una experiencia espiritual y la alegría en el servicio de la fe. La decisión también madura en encuentros totalmente personales con la grandeza y la miseria del ser humano. De este modo, los candidatos al sacerdocio proceden con frecuencia de ámbitos espirituales completamente diversos. Puede que sea difícil reconocer los elementos comunes del futuro enviado y de su itinerario espiritual. Precisamente, por eso, el seminario es importante como comunidad en camino por encima de las diversas formas de espiritualidad. Los movimientos son una cosa magnífica. Sabéis bien cuánto los aprecio y quiero como don del Espíritu Santo a la Iglesia. Sin embargo, se han de valorar según su apertura a la común realidad católica, a la vida de la única y común Iglesia de Cristo, que en su diversidad es, en definitiva, una sola. El seminario es el periodo en el que uno aprende con los otros y de los otros. En la convivencia, quizás a veces difícil, debéis asimilar la generosidad y la tolerancia, no simplemente soportándoos mutuamente, sino enriqueciéndoos unos a otros, de modo que cada uno pueda aportar sus cualidades particulares al conjunto, mientras todos servís a la misma Iglesia, al mismo Señor. Ser escuela de tolerancia, más aún, de aceptarse y comprenderse en la unidad del Cuerpo de Cristo, es otro elemento importante de los años de seminario.
Queridos seminaristas, con estas líneas he querido mostraros lo mucho que pienso en vosotros, especialmente en estos tiempos difíciles, y lo cerca que os tengo en la oración. Rezad también por mí, para que pueda desempeñar bien mi servicio, hasta que el Señor quiera. Confío vuestro camino de preparación al sacerdocio a la maternal protección de María Santísima, cuya casa fue escuela de bien y de gracia. A todos os bendiga Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Vaticano, 18 de octubre de 2010, Fiesta de San Lucas, evangelista.
Vuestro en el Señor
BENEDICTUS PP. XVI

Patito feo


Hace pocos días, un periodista ateo afirmaba que la institución más perseguida es la Iglesia. No deja de ser curioso. Bajo su manto se realizan diariamente miles y miles de acciones benéficas, caritativas etc... Sin embargo se destaca los fallos (reales) de algunos de sus miembros, y se generalizan a toda ella.

Allí donde ha estado la Iglesia durante un tiempo suficientemente largo se han creado universidades, hospitales, orfanatos, casas de caridad, hospicios, caridad etc, etc, etc... De hecho no es ninguna casualidad que los Derechos Humanos se promulgaran en Europa, -hasta hace poco, cristiana-

Se puede ver, por contraste, cómo ha evolucionado otras culturas en las que no ha estado presente la Iglesia. Qué pasa con la mujer (se les casa), con las dignidades de los más desfavorecidos (sin los mínimos derechos), con los homosexuales (se les ahorca), con los moribundos (se les deja morir en la calle) etc, etc, etc

Es cierto que los miembros de la Iglesia levantamos polvo al andar...¿pero tanto? ¿No será que el Señor tendrá razón una vez más?: 'Un siervo no es mayor que su señor.' Si Me persiguieron a Mí, también los perseguirán a ustedes; si guardaron Mi palabra, también guardarán la de ustedes" Jn 15, 20

domingo, 17 de octubre de 2010

lástima


Pongo esta imagen que es la biblioteca de una comunidad de religiosos. ¿Qué tiene de particular la imagen? Pues las lecturas. Esta comunidad ha desaparecido, ya no queda ni uno... y lástima, una de las cosas que coincide -con otras comunidades que desaparecen- son los autores que leían. Todos ellos contrarios a la Iglesia (progresistas, o límites, se autodenoinan): Küng, Schileebeecks, Sobrino, Leonardo Boff...

Si lo que se lee es heterodoxo lo que se cría no será ortodoxo...y así otra comunidad que desaparece. ¿por qué no se fían de la Iglesia y obedecen para , por lo menos, pervivir?

Hay un modo correcto de avanzar en la teología, un recto modo de pensar la fe: Danielou, Von Balthasar, Schamus, Guardini, Moroux... Todos ellos han influido en el pensar de la Iglesia con su pensamiento teológico coherente, profundo e innovador. Aquellos sólo transgredían el dogma sin ayudar a que se evidenciara su belleza y comprensibilidad. Estos aportan novedad y continuidad al mismo tiempo.

sábado, 16 de octubre de 2010

Unidad y adhesión, sí pero...al magisterio!

El prefecto de la Signatura Apostólica en una conferencia a los líderes pro-vida de 45 países, reunidos en Roma en el Congreso-Oración Mundial de la organización Human Life International, ha dicho que la sociedad se encuentra en “un período de duro y crucial combate” por la promoción de una cultura de la vida, agravado por la tentación de relativizar la autoridad del Magisterio, contrastándolo “con su individualismo y búsqueda de sí mismo”.

Mons. Burke reclamó en primer lugar a los obispos que prediquen la ley moral natural, recordándoles que el Papa Benedicto XVI exhortó a los obispos “a ser conscientes de los retos de la hora presente y tener el coraje para hacerles frente”. Al destacar que el obispo, como principal maestro de la fe y la moral en su diócesis, tiene la especial “carga pesada y constante” de dar sana doctrina, el prelado hizo hincapié en que la obediencia al Magisterio es una virtud, que se obtiene “a través de la práctica” de tal obediencia.

Y quien dice de los obispos, lo dice del clero...y de los laicos, digo yo, vamos.

viernes, 15 de octubre de 2010

Sta Teresa


Muchos hablan de reformar la Iglesia...algo muy oído dentro de la Iglesia misma. En los tiempos de la santa que celebramos hoy existían los mismos deseos de cambio...de reforma. Ella lo hizo pero sin criticar a la Iglesia, enfrentandose con eclesiásticos y tribunales, pero no contra la Iglesia. Distinguía perfectamente a los miembros de la institución fundada por Cristo. Y después de haber sido llamada por la Inquisición y de mil penalidades de manos de sacerdotes...dijo a la hora de su muerte: muero hija de la Iglesia

¡Qué gran catequesis sobre la verdad de la Iglesia!

Adoración perpetua en Bilbao


Dios mediante, en breve, tendremos la suerte de gozar en Bilbao de la exposición permanente de la eucaristía.
Esta devoción nació en la Iglesia en el siglo XVI precisamente por los ataques doctrinales que comenzó a recibir por los protestantes. Estos empezaron a afirmar que la presencia de Cristo en la eucaristía no era real, sino de de otro tipo, un recuerdo de sus últimos instantes.