martes, 26 de octubre de 2010
Soledad vs Fe
Un de los grandes místicos españoles dice:
Tras de un amoroso lance,
y no de esperanza falto,
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.
Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino,
tanto volar me convino,
que de vista me perdiese;
y con todo, en este trance,
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto
que le di a la caza alcance.
Cuando más alto subía
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista
en escuro se hacía;
mas por ser de amor el lance
di un ciego y oscuro salto,
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.
Y, qué razón tiene, (no podía ser de otro modo).
La vida cristiana tiene un aspecto comunitario: Eucaristía, vida moral (Mandamientos y Bienaventuranzas)... pero hay algo muy personal, absolutamente nuestro, intransferible: nuestro trato con Dios mismo... nuestras plegarias hacia Él...y sus peticiones hacia nosotros. Este aspecto es ineludible para una auténtica y genuina vida cristiana. Unos puede que la vivan como experiencia de soledad (no podemos apoyarnos en nada más que en la oración)... y algo de eso hay, como nos lo muestra el místico s. Juan de la Cruz, sin embargo, un paso más allá, a un palmo más de fe nos encontraremos con Él -con nuestro Dios y Señor- que es mucho más grande que nuestro propios pensamientos, proyectos o ideas sobre nuestra propia vida.
Pues bien, en Él sólo queremos confiar.
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