miércoles, 29 de diciembre de 2010
Juan Pablo II y Medjugorje
Aunque la opinión personal del Papa no es válida como declaración doctrinal de la Iglesia me parece que sí es significativa. En el el Libro ¿Por qué es santo? que es un resumen del postulador de la causa de canonización de Juan Pablo, en el último capíulo, lo dedica a la opinión que el pontifice guardaba obre el fenómeno Medjugorje... y dice así:
“Si no fuese Papa estaría confesando en Medjugorje”. Os copio el texto íntegro:
“Su devoción por María se incrementó vivamente cuando se aclaró que el tercer secreto de Fátima hacía alusión al atentado de 1981. Muchos testigos de su entorno confirmaron que el Papa relacionaba éste dramático suceso con las apariciones de la Reina de la Paz en Medjugorje, en la ex Yugoslavia, que habían empezado a producirse en junio de ese mismo año. Una ulterior confirmación de éste vínculo fue, para los creyentes, el mensaje que dirigió [La virgen María] a los fieles marianos el 25 de agosto de 1994, durante los días en que se preparaba el viaje pastoral del Papa a Croacia, previsto para los días 10 y 11 de septiembre: “Queridos hijos, hoy me uno a vosotros en la oración de una manera especial, rogando por el don de la presencia de mi amado hijo en vuestra patria. Rezar, hijos míos, por la salud de mi hijo predilecto, que sufre, pero al que yo he elegido para estos tiempos”.
Si bien jamás adoptaba una posición oficial cuando se producían dichas apariciones, el Papa no ocultaba en privado su convicción. A monseñor Murilo Sebastiao Ramos Krieger, arzobispo de Florianópolis (Brasil), que estaba a punto de viajar por cuarta vez al santuario de la Reina de la Paz, le confirmó: “Si no fuese Papa estaría confesando en Medjugorje”. Un deseo que corrobora el testimonio del cardenal Frantisek Tomasek, arzobispo emérito de Praga, quien le oyó decir que, de no haber sido Papa, le habría gustado ir a Medjugorje para ayudar a los peregrinos.
Aún más elocuentes son, a éste propósito, las palabras que escribió el obispo de San Ángel (EEUU), monseñor Michale David Pfeifer, en su carta pastoral de 5 de agosto de 1988 a la diócesis: “Durante mi visita ad limina con los obispos de Texas, pregunté al Santo Padre qué opinaba de Medjugorje en el curso de una conversación privada. El Papa habló favorablemente y dijo: “Afirmar que en Medjugorje no ocurre nada significa negar el testimonio viviente y orante de los miles de personas que han estado allí”.
Al 26 de marzo de 1984 se remonta, en cambio, un episodio que recordó el arzobispo eslovaco Pavel Hnilica, uno de los prelados más próximos al Pontífice. Una vez que fue a comer con Juan Pablo II para ponerlo al día de una misión secreta que debía desempeñar en Moscú –celebrar clandestinamente la Misa entre las murallas del Kremlin- éste le preguntó: “¿Después fuiste a Medjugorje, Pavel?”. Cuando le dijo que no lo había hecho, dado que ciertas autoridades vaticanas le habían manifestado su desaprobación, el Papa le pidió: “Ve de incógnito y vuelve para contarme lo que has visto”. Después lo llevó a su biblioteca privada y le enseñó un libro del padre René Laurentin en el que figuraban varios mensajes de la Reina de la Paz mientras le comentaba: “Medjugorje es la continuación de Fátima, es la realización de Fátima”.
Tras la muerte de Juan Pablo II, sus amigos Marek y Zofia Skwarnicki pusieron a disposición las cartas que éste les había remitido y en las que abundan las referencias a Medjugorje. El 28 de mayo de 1992 el Pontífice escribió a los cónyuges: “Agradezco a Zofia todo lo concerniente a Medjugorje. Yo también visito a diario este lugar cuando rezo: me uno a todos los que allí oran y reciben desde allí la llamada a la oración. Hoy comprendemos mejor esta llamada”.
Libro: ¿Por qué es santo?, Slawomir Oder, edit. Ediciones B.
lunes, 27 de diciembre de 2010
El Papa y los pobres
"Queridos amigos, el Papa os quiere, os lleva en el corazón os une a todos en un abrazo paterno y reza por vosotros”, dijo Benedicto XVI durante la comida, informó el Vaticano.
El Pontífice les dio las gracias por haber aceptado la invitación “y compartir conmigo la alegría de estos días de fiesta”. Benedicto XVI comió en una mesa con catorce personas, teniendo a un lado a un hombre suizo y al otro a una mujer italiana. La comida se celebró en el Aula Pablo VI del Vaticano, el mismo lugar donde el Pontífice suele almorzar con cardenales y prelados en momentos importantes de la Iglesia, como son los consistorios para la creación de purpurados o sínodos de obispos.
Fueron colocadas cuatro grandes filas de mesas y el Papa ocupó una central junto a varios pobres y los superiores de las ramas masculina y femenina de la orden de la Beata Madre Teresa de Calcuta, la monja Mary Prema y el padre Sebastián, así como otros religiosos.
Junto a esta noticia, también la Iglesia ofreció una comida de navidad a los pobres en la iglesia que suele usarse para recepciones especiales de cardenales y autoridades en ocasiones señaladas.
sábado, 25 de diciembre de 2010
Hoy celebramos la Sagrada Familia
La repetición qué importante es. Comenzaron diciendo que si no le querías ¿por qué habías de aguantar con el cónyuge?, y siguieron repitiéndolo. Los Mass Media se hicieron eco rápidamente y los pusieron como ejemplo de modernidad. Y el divorcio se hizo normal. Y la gente incluso re re-casaba y se a-rejuntaba... y comenzó a ser lo más normal. Tan normal se hizo que afirmar que el matrimonio es para siempre (como lo había sido durante más de 25 siglos) pasó a ser un mito o, incluso, una opinión perversa, que había que combatir.
De mientras las sociedades que esto sostenían envejecían inexorablemente, y eran incapaces de frenar el mal que se había propagado en su seno. Incluso la economía se vio afectada, y afectará la situación de confort de todos.
Señor Jesús, María y José, rogad por las familias cristianas, para que den el testimonio que han de dar ante toda la sociedad. La familia es un bien mayor a los negocios, al confort individual o a la promoción cultural... La familia no es mala, ni asfixia el potencial individual. La familia no es una institución que compita con el individuo o lo aliene. Es la célula, el lugar natural donde el hombre se entiende a sí mismo, aprende, madura, se socializa y entiende el valor y significado de qué es una persona.
Sagrada Familia de Nazaret: Rogad por nosotros.
jueves, 23 de diciembre de 2010
¡¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!!!!
Quizás no guste a alguno, pero yo no os quiero desear cosas como: amistad, solidaridad, salud o cosas de estas... sino algo mucho mayor. A todo los lectores de este minúsculo blog les deseo que tengan un encuentro con nuestro Niño-Dios que es el gran dador, pues se da a sí mismo... y a quien Dios tiene ¡nada le falta!
Que Dios, alegría misma, se meta en nuestros corazones y desde ahí los guíe y fortalezca para el camino arduo y apasionante de la construcción de"su" Reino.
domingo, 19 de diciembre de 2010
Rezar como...
Hemos de rezar...creo que en esto se resume todo. Oración de los sentidos, de la inteligencia, del corazón, el fin y al cabo, con todo nuestro "ser" y eso le damos al Señor "todo"
Pero, creo, que no se lo damos del "modo" que debiéramos...me refiero a la intensidad. Buscamos otras muchas cosas, legítimas se entiende, con una intensidad diferente a la que le ofrecemos a Dios en sus cosas: atención en Misa, en la oración, el grado de fe que le brindamos, la lucha por conseguir más caridad o esperanza...
Leía en la carta de un amigo cómo se admiraba de que los toxicomanos solo pensaban, sentían, amaban en sus adicciones... y el Señor (no quiero decir que sea una adicción) pero nunca a un grado tal de entrega o apasionamiento...¿por qué? Alguno dirá que no hay que ser exagerado, pero: ¿no lo fue al encarnarse?, ¿no lo fue él en su vida?, ¿en su desvelo por nosotros, hasta caer dormido en la barca?, ¿en su muerte de cruz aceptada por amor a nosotros?
jueves, 16 de diciembre de 2010
Bendito la Luz
Pues que me gusta.
Bendito el lugar y el motivo de estar ahí
Bendita la coincidencia
Bendito el reloj que nos puso puntual ahí
Bendita sea tu presencia
Bendito Dios por encontrarnos en el camino
Y de quitarme esta soledad de mi destino
Bendita la luz
Bendita la luz de tu mirada...desde el alma (bis)
Benditos ojos que me esquibaban
simulaban desde que me ignoraban
Y de repente sostienes la mirada
Bendito Dios por encontranos en el camino
Y de quitarme esta soledad de mi destino
Bendita la luz
Bendita la luz de tu mirada (bis)
Oh gloria divina de esta suerte
Y de encontrarte justo ahi en medio del camino
Gloria al cielo de encontarte ahora llevarte mi soledad
y coincidir en mi destino en el mismo destino
Bendita la luz
Bendita la luz de tu mirada (bis)
Bendita mirada oh oh
Bendita mirada desde el alma
Tu mirada oh oh
Bendita bendita bendita mirada
Bendita tu alma y bendita tu luz
Tu mirada oh oh
Hospital
Pues os advierto. Com sabéis voy los jueves a Basurto y ahi soy testigo de una experiencia que os a comunico, para que estéis precavidos. Lo que cuento no es, ni de lejos, lo que escucho en confesión, vaya por delante.
Como os imaginaréis los enfermos, de todo tipo y grado, sufren y piensan...y hablan. Y uno escucha. Y hay unas experiencias que se repiten casi casi infaliblemente. La primera es que la gente no acaba de aceptar que "ellos" se mueran, ¿¡ellos!?, ¡siempre se han muerto los otros!, hasta que, ese día, normal, muy normal, como uno de los tantos miles que llevaban vividos...(¿o gastados?), les dieron un susto.
Un vez que la gente lo asume con resignación (la gran mayoría, no todos, es cierto) la gente hace balance de su vida...sin que el cura se lo pida, o sugiera. La gente recapitula su vida de forma natural y espontáneamente. La gente mira hacia atrás y suele tener alguna pena que no ha solucionado hasta entonces...
Me llama la atención cómo la gente "mira" sobre su vida, al final de ella. Ciertamente no será sólo ese momento en el que lo hagan, pero ahí creo que es el más real, o sopesado, pues aparece en el horizonte Dios. Y por el contrario, la gente que vive, por lo general, no hace ese examen de su vida, sino que, sin más, vive el momento, así, sin perspectiva. De tal modo que se les pasa, gastada, pero no vivida. No es algo íntegramente ofertado, ofrecido, orientado o dirigido voluntariamente, diariamente hacia Dios, sino lo es en el último momento cuando la refieren a Él.
Os advierto de esto para que no lo hagáis tarde, sino que ya empecéis a hacerlo ya mismo. De tal manera que cuando llegue ese momento, que llegará, podamos ofrecer nuestra poquita existencia como un "todo" suyo, pues suya es.
Como os imaginaréis los enfermos, de todo tipo y grado, sufren y piensan...y hablan. Y uno escucha. Y hay unas experiencias que se repiten casi casi infaliblemente. La primera es que la gente no acaba de aceptar que "ellos" se mueran, ¿¡ellos!?, ¡siempre se han muerto los otros!, hasta que, ese día, normal, muy normal, como uno de los tantos miles que llevaban vividos...(¿o gastados?), les dieron un susto.
Un vez que la gente lo asume con resignación (la gran mayoría, no todos, es cierto) la gente hace balance de su vida...sin que el cura se lo pida, o sugiera. La gente recapitula su vida de forma natural y espontáneamente. La gente mira hacia atrás y suele tener alguna pena que no ha solucionado hasta entonces...
Me llama la atención cómo la gente "mira" sobre su vida, al final de ella. Ciertamente no será sólo ese momento en el que lo hagan, pero ahí creo que es el más real, o sopesado, pues aparece en el horizonte Dios. Y por el contrario, la gente que vive, por lo general, no hace ese examen de su vida, sino que, sin más, vive el momento, así, sin perspectiva. De tal modo que se les pasa, gastada, pero no vivida. No es algo íntegramente ofertado, ofrecido, orientado o dirigido voluntariamente, diariamente hacia Dios, sino lo es en el último momento cuando la refieren a Él.
Os advierto de esto para que no lo hagáis tarde, sino que ya empecéis a hacerlo ya mismo. De tal manera que cuando llegue ese momento, que llegará, podamos ofrecer nuestra poquita existencia como un "todo" suyo, pues suya es.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
La casa de Bernarda Alba
Esta sociedad no dice lo que piensa, es, a fin de cuentas la suma de numerosos individuos, que no dicen lo que piensan. Llevan una doble vida. Una la que quieren aparentar...o les gustaría llevar, y otra la que viven de corazón a dentro. Por fuera quieren alegría no problemas y aparentar una inquebrantable felicidad. Para eso se inventan un montón de frases manidas: la esperanza nunca se pierde; todo va a salir bien; ya verás cómo no; no te preocupes y no pienses más en eso...
Estas fases tiene "algo" de razón, pero sólo algo, no toda. Quiero decir que no podemos fundamentar nuestra vida o actuación en frases manidas o huecas. Sino necesitamos "otra cosa" algo "real" en dónde nos podamos, de verdad, apoyar.
Algunos, los más sensatos, piensan que se puede encontrar en otra persona. No andan muy descaminados. Pero ¿cómo puede dar otra persona lo que ella a sí misma no se puede dar? Con esto no niego el valor de las relaciones humanas... lo que quiero es dejarlas en su lugar...muy elevado, ciertamente, pero no consiguen llegar al núcleo mismo de nuestra intimidad. Sí se aproximan mucho, "casi" hasta el vértice del mismo, pero no lo alcanzan...
Ese intimidad "íntima" de la que nos habla s Agustín sólo es capaz de alcanzarla y satisfacerla Dios.
Y como a este se la negado el acceso en la sociedad, quiere decir que se le ha negado el acceso en muchos corazones y por tanto la gente se apoya en bagatelas y frivolidades, que mientras no pasa nada, son válidas. El problema es cuando aparecen las dificultades.
Es entonces cuando se dan cuenta de que su vida estaba fundamentada en arena. Y empieza el miedo y para deshacerse de eso comienzan a hacer de todo. Para evadirse se emborrachan. Para olvidarse de lo otro se drogan. Para no tener que acarrear con ese hijo que fue un absoluto accidente, abortan. Y tanta frustración la reflejan en casa, con su esposa, o hijos, o subalternos...
La gente tiene miedo a sufrir. Pero la sociedad no te deja, pues serías un fracasado. Es mediocre sufrir, dicen. Si sufres es por que te da la gana, la vida está hecha para disfrutar...Y vuelven con los eslóganes facilones, pero irreales.
No por nada Cristo nos dejo su cruz. Esta vida nadie (nadie sensato) dice que es fácil. Lo que Cristo nos promete es su asistencia y amor para superar los valles oscuros de manera humana. La cruz es parte de nuestra existencia, quien la rechaza, rechaza parte de su existencia y parte de su capacidad de crecer y entenderse a sí mismo y a tantos millones de personas sufrientes.
Ya lo sabe Cristo arrimemonos ahora al Belén con la sencillez y candor de quien se sabe necesitado de salvación desde el mismo epicentro de nuestro ser. Él lo colmará y seremos de llevar la Paz de Cristo, regalo que desean tantos millones de personas, empezando nosotros.
Estas fases tiene "algo" de razón, pero sólo algo, no toda. Quiero decir que no podemos fundamentar nuestra vida o actuación en frases manidas o huecas. Sino necesitamos "otra cosa" algo "real" en dónde nos podamos, de verdad, apoyar.
Algunos, los más sensatos, piensan que se puede encontrar en otra persona. No andan muy descaminados. Pero ¿cómo puede dar otra persona lo que ella a sí misma no se puede dar? Con esto no niego el valor de las relaciones humanas... lo que quiero es dejarlas en su lugar...muy elevado, ciertamente, pero no consiguen llegar al núcleo mismo de nuestra intimidad. Sí se aproximan mucho, "casi" hasta el vértice del mismo, pero no lo alcanzan...
Ese intimidad "íntima" de la que nos habla s Agustín sólo es capaz de alcanzarla y satisfacerla Dios.
Y como a este se la negado el acceso en la sociedad, quiere decir que se le ha negado el acceso en muchos corazones y por tanto la gente se apoya en bagatelas y frivolidades, que mientras no pasa nada, son válidas. El problema es cuando aparecen las dificultades.
Es entonces cuando se dan cuenta de que su vida estaba fundamentada en arena. Y empieza el miedo y para deshacerse de eso comienzan a hacer de todo. Para evadirse se emborrachan. Para olvidarse de lo otro se drogan. Para no tener que acarrear con ese hijo que fue un absoluto accidente, abortan. Y tanta frustración la reflejan en casa, con su esposa, o hijos, o subalternos...
La gente tiene miedo a sufrir. Pero la sociedad no te deja, pues serías un fracasado. Es mediocre sufrir, dicen. Si sufres es por que te da la gana, la vida está hecha para disfrutar...Y vuelven con los eslóganes facilones, pero irreales.
No por nada Cristo nos dejo su cruz. Esta vida nadie (nadie sensato) dice que es fácil. Lo que Cristo nos promete es su asistencia y amor para superar los valles oscuros de manera humana. La cruz es parte de nuestra existencia, quien la rechaza, rechaza parte de su existencia y parte de su capacidad de crecer y entenderse a sí mismo y a tantos millones de personas sufrientes.
Ya lo sabe Cristo arrimemonos ahora al Belén con la sencillez y candor de quien se sabe necesitado de salvación desde el mismo epicentro de nuestro ser. Él lo colmará y seremos de llevar la Paz de Cristo, regalo que desean tantos millones de personas, empezando nosotros.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Alocución del Papa
Como se ha dicho más de una vez, este Papa es el Papa de la palabra...Juan Pablo II era el de los gestos y signos. Por esto mismo a este hay que leerle, mientras que a Juan Pablo II (también había que leerle) era más mediático. Por eso mismo os dejo la alocución de hoy que me parece una bocanada de aire fresco.
“importante subrayar el valor de la constancia y de la paciencia, virtudes que pertenecían al bagaje usual de nuestros padres, pero que hoy en día son menos populares, en un mundo que exalta, más bien, el cambio y la capacidad de adaptarse a siempre nuevas y diversas situaciones”.
“Sin quitar nada a estos aspectos que también son cualidades del ser humano, el Adviento nos llama a potenciar aquella tenacidad interior, aquella resistencia del ánimo que nos permiten de no desesperar en la espera de un bien que tarda en llegar, sino de aguardarlo, es más, de preparar su venida con laboriosa confianza”.
Bueno, eh!
“importante subrayar el valor de la constancia y de la paciencia, virtudes que pertenecían al bagaje usual de nuestros padres, pero que hoy en día son menos populares, en un mundo que exalta, más bien, el cambio y la capacidad de adaptarse a siempre nuevas y diversas situaciones”.
“Sin quitar nada a estos aspectos que también son cualidades del ser humano, el Adviento nos llama a potenciar aquella tenacidad interior, aquella resistencia del ánimo que nos permiten de no desesperar en la espera de un bien que tarda en llegar, sino de aguardarlo, es más, de preparar su venida con laboriosa confianza”.
Bueno, eh!
jueves, 9 de diciembre de 2010
Reportaje de la matanza
He recibido la crónica de la matanza en la Iglesia de Bagdag, es un poco larga, pero creo que al ser contemporánea nuestra, y de hermanos (creo que cada muerte es un drama, pero este parece que no merece la pena difundirse en los medios o condenarlo con la misma intensidad), merece la pena...
NUESTRA SEÑORA DE LA MASACRE
por Marco Pedersini
Raghada al-Wafi camina raudamente por las calles del barrio de Karrada, en la rivera del Tigris que mira el corazón acorazado de Bagdad, la Green Zone. La acompaña su esposo, está contenta, sonríe. Es el domingo 31 de octubre y tienen una linda noticia que dar al padre Thair Abdallah, el joven sacerdote que los unió en matrimonio: Raghada espera un bebé. Van hacia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, la gran iglesia siro-católica del barrio, cuyo ingreso vigila una gran cruz.
En la misa del domingo en la tarde hay doscientos fieles, incluida una familia caldea y una ortodoxa. El Padre Wasim confiesa cerca del ingreso, a la sobra de las macizas puertas de madera. Su hermano de comunidad, el anciano padre Rafael Qusaimi, está dando las últimas instrucciones al coro antes de la celebración. Inicia el canto y el padre Thair aparece a la derecha del ábside, dirigiéndose con pasos rápidos hacia el altar.
En el año litúrgico siro-católico, es el domingo de la dedicación. Una voz hace resonar las lecturas. La Carta a los Hebreos 8, 1-12, que cita al profeta Jeremías: " He aquí que días vienen, dice el Señor, y concertaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva Alianza, … Pondré mis leyes en su mente, en sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo". Evangelio de Mateo 16, 13-20: "'Y vosotros ¿quién decís que soy yo?' Simón Pedro contestó: 'Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo'. Replicando Jesús le dijo: 'Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella'".
Son las cinco y cuarto y el padre Thair está por terminar la homilía, cuando fuera de la Iglesia una ráfaga de metralleta rompe el silencio. El sacerdote trata de tranquilizar a los fieles, los disparos sin duda son dirigidos a otro lado, dice, no hay nada que temer, es lo normal en un país que desde hace años no tiene oídos sino para los ruidos de la guerra. Pero los disparos siguen y luego ocurre una fuerte explosión, cerca del portón de la Iglesia. Los fieles están aterrorizados, quisieran escapar pero no hay dónde. "Levantémonos, recemos juntos", insiste el padre Thair. No puede saberlo, pero a pocos pasos de la Iglesia hay un comando armado que está dando el asalto a la sede de la Bolsa. Una bomba de mano ha matado a dos de los guardias que vigilan el palacio. Los otros guardias han respondido al fuego, hiriendo a uno de los asaltantes, que es arrastrado fuera por sus compañeros hacia el atrio de la iglesia. Los terroristas retroceden con las metrallas desplegadas, con las espaldas hacia la fachada, y uno de ellos activa el explosivo con el que han rellenado el jeep Cherokee negro estacionado frente a la iglesia. El jeep explota en una nube de polvo y los guardias de seguridad están desorientados. Creen que acaban de rechazar un ataque a la Bolsa y en cambio esto ha sido sólo un distractor, para un ataque de escala bastante mayor.
El padre Wasim trata de mantener cerrado el portón de madera de la iglesia, pero es arrojado atrás por el comando de hombres armados que irrumpen con el rostro cubierto, con el uniforme del ejército iraquí: un engaño clásico del repertorio jihadista. En el fondo de la iglesia, detrás del altar, los otros dos sacerdotes están empujando la mayor cantidad de fieles hacia la sacristía, para protegerlos del ataque. "¡Déjenlos a ellos, tómenme a mí!", grita el padre Wasim, que recibe al instante una bala en medio del pecho. El que lo hiere ni siquiera sabe a quién dispara. El sacerdote aprieta sus manos al pecho y el hombre se gira hacia el compañero que está a su lado: "¿quién es este?". "Es un sacerdote", responde el otro, y descarga una ráfaga sobre el agonizante padre Wasim.
"¡Déjenlos tranquilos, tómenme a mí!", grita también el padre Thair desde el altar. También él es eliminado en un instante y muere entre los brazos incrédulos de su madre.
El padre Rafael logró empujar en la sacristía, a la derecha del altar, unos setenta fieles antes que los terroristas se lancen contra la puerta. Esta resiste pero los asaltantes encuentran una alternativa: la habitación tiene una pequeña ventana sin vidrios, en lo alto, que da al exterior, y lanzar por allí adentro algunas bombas de mano es un juego para los jóvenes carniceros. La esquirla de una granada golpea al padre Rafael, hiriéndolo gravemente en el abdomen. Otros son alcanzados por los proyectiles que perforan la puerta. Una mujer cierra a su hijo de cinco años en un cajón, salvándolo del ataque.
La madre del padre Thair no puede saberlo, pero está por perder a su otro hijo que la había acompañado a misa. Los terroristas hacen que todos se tiren por tierra, excepto los varones jóvenes. Estos deben permanecer de pie. Los abaten uno por uno.
*
Si no fuera por el color arenado, las arquitecturas limpias de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro parecerían instalaciones extrañas respecto a los muchos palacios en torno. La imponente cruz sobre la fachada sobresale a las casas bajas, recuerdo de un tiempo en el Bagdad era una ciudad multicultural que acogía gente de todo Irak. El Tigres envuelve el barrio de Karrada por tres de sus lados, convirtiéndolo en una península musulmana chiíta con fuerte presencia cristiana, en el corazón de la ciudad. Para llegar de la Green Zone basta atravesar el río, pero las fuerzas especiales iraquíes llegan a la iglesia recién a las seis de la tarde, cuarenta y cinco minutos después del ataque.
Mientras tanto, dentro, el comando armado mantiene de rehenes a los sobrevivientes e impone el silencio disparando al primer signo de movimiento. Entre los jihadistas al menos tres son muchachitos, entre catorce y quince años. Cada uno de ellos viste una correa explosiva - con esferas de metal para aumentar el potencial mortal - y dispone de una ametralladora y bombas de mano. El gobierno dirá luego que eran cinco, no iraquíes, y que murieron durante el ataque. La prueba contundente de su proveniencia de afuera serían los cinco pasaportes (tres yemenitas y dos egipcios) encontrados entre las ruinas, limpiadas el día siguiente a toda prisa mientras el ejército blindaba el ingreso de la iglesia para que ninguno pudiera ver la masacre. Los testigos confirman que los asaltantes no hablaban dialectos iraquíes, sino el árabe clásico que se usa entre árabes de nacionalidades diferentes. Según el acento, seguramente había egipcios y también un sirio. Es un detalle relevante, dado que la estrategia de Al Queda en Irak es comandada desde las zonas que están en el límite con Siria, donde operan los jefes terroristas como Abu Khalaf, el comandante militar asesinado hace poco, y su gran ideólogo, el "jeque" de setenta años, Issa al Masri. Issa, que en árabe quiere decir Jesús.
Pero los relatos de los testigos hablan de ocho personas y de al menos otro que dirigía las operaciones desde la terraza que circunda el techo de la iglesia. Quizá fueron más, a juzgar por las operaciones con las que casi un mes después, el sábado 27 de noviembre, las fuerzas de seguridad iraquíes han arrestado una célula de al Qaida en el barrio de al Mansour, en Bagdad: doce hombres, con material tóxico y siete toneladas de explosivo, los cuales confesaron haber participado del ataque a la iglesia. El plan inicial debía ser diferente: irrumpiendo, el comendo jihadista llevaba consigo cuatro maletas de explosivos, que deberían haber explotado en torno al perímetro de la iglesia, para hacerla derrumbar matando de esa manera a todos los doscientos fieles presentes en la misa dominical. Por qué motivo las cosas no fueron así es un secreto que los cinco terroristas se han llevado a la tumba, o quizá está sepultado en la mente del desconocido vestido de civil que un guardián jura haber visto salir de la escuela adyacente a la iglesia. Los sobrevivientes cuentan que hacia la mitad del asalto uno de los terroristas llamó a alguien en el exterior con un walkie talkie. "Hemos terminado con los proyectiles, ¿qué hacemos?". Una orden veloz, con un resultado siniestro: "bien, entonces a partir de ahora usamos las bombas".
Dentro de la iglesia, mientras mantienen de rehenes a los fieles, los terroristas se muestran extrañamente seguros no obstante el asedio del ejército iraquí y el ronquido sordo de los helicópteros americanos que controlan la situación desde lo alto. Están tan a sus anchas antes del maghrib, la oración de la tarde, y luego al ishà, la de la noche, en medio a los cuerpos de sus víctimas.
Las fuerzas armadas, en el exterior, esperan no se sabe qué cosa, porque es claro para todos que no habrá ninguna oferta de mediación, de ninguna de las dos partes. Un dependiente laico de la curia de Bagdad que se precipitó al lugar del asedio trata de ayudar. Es decidido, quiere aprovechar su conocimiento detallado de la planta del edificio para destrabar la situación. Pero apenas trata de ofrecer su ayuda a los militares, obtiene solamente un seco "esto es asunto nuestro, vete". Los soldados rechazan bruscamente también a un hombre que les implora hacer algo para salvar a su mujer y a sus dos hijos, un muchacho y una muchacha, retenidos dentro de la iglesia. La situación detenida dura casi tres horas.
*
Cae la noche. Los muros de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se vuelven de color rojo para luego ennegrecer. El asedio queda detenido en un ocaso irreal, vuelto túrbido por el ofuscamiento del aire, por todo el tiempo que corre de la llegada del ejército iraquí hasta el asalto final para intentar liberar a los rehenes. Disparos intermitentes rompen el silencio, marcando el ritmo del enfrentamiento a distancia. Ninguna de las dos partes estudia a la otra: se espera hasta que no llegue el momento de recitar el final ya escrito.
Los terroristas disparan a quien sea que tome un celular, como demuestran las heridas de dos muchachas, heridas en la mano y en el brazo cuando sus teléfonos comenzaron a sonar. Disparan al primer sonido sospechoso y los niños que lloran son asesinados al instante. Entre los cuerpos extendidos, los muertos permanecen intercalados con los vivos. Una muchacha contará: "una lámpara me había caído encima, bloqueándome la cadera. Tenía las astillas de vidrio incrustadas en la piel, el pie de un hombre sobre la cabeza y el cuerpo de una muchacha que me apretaba el pecho, bañándome con la sangre que brotaba de sus heridas". Mientras sentía los proyectiles rozarle muy cerca, pudo llamar a su familia que la esperaba en casa: "Estaba segura de morir y quería despedirme de ellos, decirles por última vez: los quiero mucho". Alguno al mando dispara sobre las estufas de calefacción, para asfixiar con su gas a quien está tendido cerca de ellas.
El crucifijo se convierte en un blanco para los proyectiles. Los terroristas lo acribillan de balas - cuentan los sobrevivientes - mientras gritan mostrando desprecio: "¡Vamos, díganle a Él que los salve!". Y también: "ustedes son infieles. Estamos aquí para vengar la quema de libros del Corán y las mujeres musulmanas puestas en la cárcel en Egipto". Aluden a la falsa noticia, desmentida incluso por los Hermanos musulmanes pero que es usada como pretexto por al Qaida para la ofensiva contra los cristianos, según la cual la Iglesia copta egipcia habría recluido en un convento a Camila Chehata y Wafa Constantine, esposas de dos sacerdotes coptos, como castigo por su conversión al Islam.
Cuando terminan las balas, la granada reventada por un terrorista pone fin también a la vida de Raghada y del niño que llevaba en su seno. Según algunos testigos, la mujer habría encontrado la muerte abrazada fuertemente a uno de los terroristas, que la habría tomado con él para luego hacerse explotar. Ni siquiera el esposo vivirá para ver la irrupción del ejército iraquí, que comienza a cargar compacto desde el ingreso principal de la iglesia, enésima prueba de la ignorancia de los militares no preparados y mal guiados. "Los marines son más inteligentes", hace notar el padre Giorgio Jahola, un sacerdote de Mosul venido a Roma al Policlínico Gemelli con los heridos que necesitan atención. "Todo el perímetro de la iglesia está circundado por ventanas, a las que se puede fácilmente por las terrazas. Los ingresos laterales acostumbraban estar obstruidos por barras de cemento, pero las autoridades primero los habían hecho remover precisamente en los dos días anteriores al ataque. Por lo tanto habían otros pasos disponibles".
Los terroristas estaban listos: ya habían recitado la plegaria del martirio: "Alá es el más grande, Alá es el más grande, no hay otro Dios excepto Alá". Y estaban decididos a hacerse explotar. Dos lo lograron, un tercero fue bloqueado por los militares iraquíes cuando, a las 21:05, desconectaron la corriente eléctrica y una voz gritó: "Somos las fuerzas iraquíes, pónganse de pie cálmense: os salvaroms
El asalto no será recordado entre los más fulminantes de la historia: el intercambio de proyectiles duró veinte minutos, hasta las 21:25 para librar la nave de la iglesia y la sacristía. El acceso a la iglesia ha sido luego liberado y, en el desorden de los auxilios, los familiares comenzaron a recorrer frenéticamente de un hospital a otro, con la esperanza de encontrar a sus seres queridos aún con vida en alguna parte. Dentro y en torno a la iglesia se contaron 58 muertos, excluidos los asaltantes.
*
Tres días después, martes, mujeres vestidas de negro acompañan siete ataúdes envueltos en una bandera iraquí. El ministro de los derechos humanos, el cristiano Wijdan Mikheil, está en la ceremonia junto al líder político chiíta Ammar al Hakim, que tiene el rostro regado por las lágrimas. El humo del incienso impregna el aire, mientras más de setecientas personas saludan a los heridos cubiertos de flores que avanzan lentamente hacia el altar. Dos de ellos custodian los cuerpos del padre Thair y del padre Wasim. Un instante más y serán sepultados junto en el cementerio que está bajo su iglesia, pobre y profundamente adolorida.
NUESTRA SEÑORA DE LA MASACRE
por Marco Pedersini
Raghada al-Wafi camina raudamente por las calles del barrio de Karrada, en la rivera del Tigris que mira el corazón acorazado de Bagdad, la Green Zone. La acompaña su esposo, está contenta, sonríe. Es el domingo 31 de octubre y tienen una linda noticia que dar al padre Thair Abdallah, el joven sacerdote que los unió en matrimonio: Raghada espera un bebé. Van hacia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, la gran iglesia siro-católica del barrio, cuyo ingreso vigila una gran cruz.
En la misa del domingo en la tarde hay doscientos fieles, incluida una familia caldea y una ortodoxa. El Padre Wasim confiesa cerca del ingreso, a la sobra de las macizas puertas de madera. Su hermano de comunidad, el anciano padre Rafael Qusaimi, está dando las últimas instrucciones al coro antes de la celebración. Inicia el canto y el padre Thair aparece a la derecha del ábside, dirigiéndose con pasos rápidos hacia el altar.
En el año litúrgico siro-católico, es el domingo de la dedicación. Una voz hace resonar las lecturas. La Carta a los Hebreos 8, 1-12, que cita al profeta Jeremías: " He aquí que días vienen, dice el Señor, y concertaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva Alianza, … Pondré mis leyes en su mente, en sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo". Evangelio de Mateo 16, 13-20: "'Y vosotros ¿quién decís que soy yo?' Simón Pedro contestó: 'Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo'. Replicando Jesús le dijo: 'Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella'".
Son las cinco y cuarto y el padre Thair está por terminar la homilía, cuando fuera de la Iglesia una ráfaga de metralleta rompe el silencio. El sacerdote trata de tranquilizar a los fieles, los disparos sin duda son dirigidos a otro lado, dice, no hay nada que temer, es lo normal en un país que desde hace años no tiene oídos sino para los ruidos de la guerra. Pero los disparos siguen y luego ocurre una fuerte explosión, cerca del portón de la Iglesia. Los fieles están aterrorizados, quisieran escapar pero no hay dónde. "Levantémonos, recemos juntos", insiste el padre Thair. No puede saberlo, pero a pocos pasos de la Iglesia hay un comando armado que está dando el asalto a la sede de la Bolsa. Una bomba de mano ha matado a dos de los guardias que vigilan el palacio. Los otros guardias han respondido al fuego, hiriendo a uno de los asaltantes, que es arrastrado fuera por sus compañeros hacia el atrio de la iglesia. Los terroristas retroceden con las metrallas desplegadas, con las espaldas hacia la fachada, y uno de ellos activa el explosivo con el que han rellenado el jeep Cherokee negro estacionado frente a la iglesia. El jeep explota en una nube de polvo y los guardias de seguridad están desorientados. Creen que acaban de rechazar un ataque a la Bolsa y en cambio esto ha sido sólo un distractor, para un ataque de escala bastante mayor.
El padre Wasim trata de mantener cerrado el portón de madera de la iglesia, pero es arrojado atrás por el comando de hombres armados que irrumpen con el rostro cubierto, con el uniforme del ejército iraquí: un engaño clásico del repertorio jihadista. En el fondo de la iglesia, detrás del altar, los otros dos sacerdotes están empujando la mayor cantidad de fieles hacia la sacristía, para protegerlos del ataque. "¡Déjenlos a ellos, tómenme a mí!", grita el padre Wasim, que recibe al instante una bala en medio del pecho. El que lo hiere ni siquiera sabe a quién dispara. El sacerdote aprieta sus manos al pecho y el hombre se gira hacia el compañero que está a su lado: "¿quién es este?". "Es un sacerdote", responde el otro, y descarga una ráfaga sobre el agonizante padre Wasim.
"¡Déjenlos tranquilos, tómenme a mí!", grita también el padre Thair desde el altar. También él es eliminado en un instante y muere entre los brazos incrédulos de su madre.
El padre Rafael logró empujar en la sacristía, a la derecha del altar, unos setenta fieles antes que los terroristas se lancen contra la puerta. Esta resiste pero los asaltantes encuentran una alternativa: la habitación tiene una pequeña ventana sin vidrios, en lo alto, que da al exterior, y lanzar por allí adentro algunas bombas de mano es un juego para los jóvenes carniceros. La esquirla de una granada golpea al padre Rafael, hiriéndolo gravemente en el abdomen. Otros son alcanzados por los proyectiles que perforan la puerta. Una mujer cierra a su hijo de cinco años en un cajón, salvándolo del ataque.
La madre del padre Thair no puede saberlo, pero está por perder a su otro hijo que la había acompañado a misa. Los terroristas hacen que todos se tiren por tierra, excepto los varones jóvenes. Estos deben permanecer de pie. Los abaten uno por uno.
*
Si no fuera por el color arenado, las arquitecturas limpias de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro parecerían instalaciones extrañas respecto a los muchos palacios en torno. La imponente cruz sobre la fachada sobresale a las casas bajas, recuerdo de un tiempo en el Bagdad era una ciudad multicultural que acogía gente de todo Irak. El Tigres envuelve el barrio de Karrada por tres de sus lados, convirtiéndolo en una península musulmana chiíta con fuerte presencia cristiana, en el corazón de la ciudad. Para llegar de la Green Zone basta atravesar el río, pero las fuerzas especiales iraquíes llegan a la iglesia recién a las seis de la tarde, cuarenta y cinco minutos después del ataque.
Mientras tanto, dentro, el comando armado mantiene de rehenes a los sobrevivientes e impone el silencio disparando al primer signo de movimiento. Entre los jihadistas al menos tres son muchachitos, entre catorce y quince años. Cada uno de ellos viste una correa explosiva - con esferas de metal para aumentar el potencial mortal - y dispone de una ametralladora y bombas de mano. El gobierno dirá luego que eran cinco, no iraquíes, y que murieron durante el ataque. La prueba contundente de su proveniencia de afuera serían los cinco pasaportes (tres yemenitas y dos egipcios) encontrados entre las ruinas, limpiadas el día siguiente a toda prisa mientras el ejército blindaba el ingreso de la iglesia para que ninguno pudiera ver la masacre. Los testigos confirman que los asaltantes no hablaban dialectos iraquíes, sino el árabe clásico que se usa entre árabes de nacionalidades diferentes. Según el acento, seguramente había egipcios y también un sirio. Es un detalle relevante, dado que la estrategia de Al Queda en Irak es comandada desde las zonas que están en el límite con Siria, donde operan los jefes terroristas como Abu Khalaf, el comandante militar asesinado hace poco, y su gran ideólogo, el "jeque" de setenta años, Issa al Masri. Issa, que en árabe quiere decir Jesús.
Pero los relatos de los testigos hablan de ocho personas y de al menos otro que dirigía las operaciones desde la terraza que circunda el techo de la iglesia. Quizá fueron más, a juzgar por las operaciones con las que casi un mes después, el sábado 27 de noviembre, las fuerzas de seguridad iraquíes han arrestado una célula de al Qaida en el barrio de al Mansour, en Bagdad: doce hombres, con material tóxico y siete toneladas de explosivo, los cuales confesaron haber participado del ataque a la iglesia. El plan inicial debía ser diferente: irrumpiendo, el comendo jihadista llevaba consigo cuatro maletas de explosivos, que deberían haber explotado en torno al perímetro de la iglesia, para hacerla derrumbar matando de esa manera a todos los doscientos fieles presentes en la misa dominical. Por qué motivo las cosas no fueron así es un secreto que los cinco terroristas se han llevado a la tumba, o quizá está sepultado en la mente del desconocido vestido de civil que un guardián jura haber visto salir de la escuela adyacente a la iglesia. Los sobrevivientes cuentan que hacia la mitad del asalto uno de los terroristas llamó a alguien en el exterior con un walkie talkie. "Hemos terminado con los proyectiles, ¿qué hacemos?". Una orden veloz, con un resultado siniestro: "bien, entonces a partir de ahora usamos las bombas".
Dentro de la iglesia, mientras mantienen de rehenes a los fieles, los terroristas se muestran extrañamente seguros no obstante el asedio del ejército iraquí y el ronquido sordo de los helicópteros americanos que controlan la situación desde lo alto. Están tan a sus anchas antes del maghrib, la oración de la tarde, y luego al ishà, la de la noche, en medio a los cuerpos de sus víctimas.
Las fuerzas armadas, en el exterior, esperan no se sabe qué cosa, porque es claro para todos que no habrá ninguna oferta de mediación, de ninguna de las dos partes. Un dependiente laico de la curia de Bagdad que se precipitó al lugar del asedio trata de ayudar. Es decidido, quiere aprovechar su conocimiento detallado de la planta del edificio para destrabar la situación. Pero apenas trata de ofrecer su ayuda a los militares, obtiene solamente un seco "esto es asunto nuestro, vete". Los soldados rechazan bruscamente también a un hombre que les implora hacer algo para salvar a su mujer y a sus dos hijos, un muchacho y una muchacha, retenidos dentro de la iglesia. La situación detenida dura casi tres horas.
*
Cae la noche. Los muros de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se vuelven de color rojo para luego ennegrecer. El asedio queda detenido en un ocaso irreal, vuelto túrbido por el ofuscamiento del aire, por todo el tiempo que corre de la llegada del ejército iraquí hasta el asalto final para intentar liberar a los rehenes. Disparos intermitentes rompen el silencio, marcando el ritmo del enfrentamiento a distancia. Ninguna de las dos partes estudia a la otra: se espera hasta que no llegue el momento de recitar el final ya escrito.
Los terroristas disparan a quien sea que tome un celular, como demuestran las heridas de dos muchachas, heridas en la mano y en el brazo cuando sus teléfonos comenzaron a sonar. Disparan al primer sonido sospechoso y los niños que lloran son asesinados al instante. Entre los cuerpos extendidos, los muertos permanecen intercalados con los vivos. Una muchacha contará: "una lámpara me había caído encima, bloqueándome la cadera. Tenía las astillas de vidrio incrustadas en la piel, el pie de un hombre sobre la cabeza y el cuerpo de una muchacha que me apretaba el pecho, bañándome con la sangre que brotaba de sus heridas". Mientras sentía los proyectiles rozarle muy cerca, pudo llamar a su familia que la esperaba en casa: "Estaba segura de morir y quería despedirme de ellos, decirles por última vez: los quiero mucho". Alguno al mando dispara sobre las estufas de calefacción, para asfixiar con su gas a quien está tendido cerca de ellas.
El crucifijo se convierte en un blanco para los proyectiles. Los terroristas lo acribillan de balas - cuentan los sobrevivientes - mientras gritan mostrando desprecio: "¡Vamos, díganle a Él que los salve!". Y también: "ustedes son infieles. Estamos aquí para vengar la quema de libros del Corán y las mujeres musulmanas puestas en la cárcel en Egipto". Aluden a la falsa noticia, desmentida incluso por los Hermanos musulmanes pero que es usada como pretexto por al Qaida para la ofensiva contra los cristianos, según la cual la Iglesia copta egipcia habría recluido en un convento a Camila Chehata y Wafa Constantine, esposas de dos sacerdotes coptos, como castigo por su conversión al Islam.
Cuando terminan las balas, la granada reventada por un terrorista pone fin también a la vida de Raghada y del niño que llevaba en su seno. Según algunos testigos, la mujer habría encontrado la muerte abrazada fuertemente a uno de los terroristas, que la habría tomado con él para luego hacerse explotar. Ni siquiera el esposo vivirá para ver la irrupción del ejército iraquí, que comienza a cargar compacto desde el ingreso principal de la iglesia, enésima prueba de la ignorancia de los militares no preparados y mal guiados. "Los marines son más inteligentes", hace notar el padre Giorgio Jahola, un sacerdote de Mosul venido a Roma al Policlínico Gemelli con los heridos que necesitan atención. "Todo el perímetro de la iglesia está circundado por ventanas, a las que se puede fácilmente por las terrazas. Los ingresos laterales acostumbraban estar obstruidos por barras de cemento, pero las autoridades primero los habían hecho remover precisamente en los dos días anteriores al ataque. Por lo tanto habían otros pasos disponibles".
Los terroristas estaban listos: ya habían recitado la plegaria del martirio: "Alá es el más grande, Alá es el más grande, no hay otro Dios excepto Alá". Y estaban decididos a hacerse explotar. Dos lo lograron, un tercero fue bloqueado por los militares iraquíes cuando, a las 21:05, desconectaron la corriente eléctrica y una voz gritó: "Somos las fuerzas iraquíes, pónganse de pie cálmense: os salvaroms
El asalto no será recordado entre los más fulminantes de la historia: el intercambio de proyectiles duró veinte minutos, hasta las 21:25 para librar la nave de la iglesia y la sacristía. El acceso a la iglesia ha sido luego liberado y, en el desorden de los auxilios, los familiares comenzaron a recorrer frenéticamente de un hospital a otro, con la esperanza de encontrar a sus seres queridos aún con vida en alguna parte. Dentro y en torno a la iglesia se contaron 58 muertos, excluidos los asaltantes.
*
Tres días después, martes, mujeres vestidas de negro acompañan siete ataúdes envueltos en una bandera iraquí. El ministro de los derechos humanos, el cristiano Wijdan Mikheil, está en la ceremonia junto al líder político chiíta Ammar al Hakim, que tiene el rostro regado por las lágrimas. El humo del incienso impregna el aire, mientras más de setecientas personas saludan a los heridos cubiertos de flores que avanzan lentamente hacia el altar. Dos de ellos custodian los cuerpos del padre Thair y del padre Wasim. Un instante más y serán sepultados junto en el cementerio que está bajo su iglesia, pobre y profundamente adolorida.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Progresismo
Progresista es una palabra que suena bien. Pero sólo eso: suena bien, pues depende para qué la usemos.
Generalmente si alguien quiere llevarse el gato al agua dice que tal cosa “es” progresista.
Lo que la gente entiende, en general por progresión es ir hacia delante, cosa que parece bueno… pero ¿y si la dirección es equivocada? ¿No será entonces todo lo contrario? Es decir, acercarnos antes al error.
En el mundo de la política se viene usando progresismo en el sentido de liberalización de barreras, límites o tabúes. Pero nadie se ha parado a pensar…o al menos decir, si es de verdad que TODO se pueda hacer o liberalizar. Hay cosas que deben estar condenadas o denostadas y nunca serán un derecho, aunque mil progresistas lo afirmen.
En el campo de la teología pasa algo parecido. Se considera progresista la continua eliminación de tradiciones, leyes o normas..sin pararse a pensar quién o por qué se establecieron. Hay una, sin más, abolición de lo normativo o autoritativo.
¿Quiere decir esto entonces que no existe una posible progresión? En absoluto. ¿Hacía dónde se dirige entonces la progresión? No ciertamente hacia la eliminación por el mero hecho de eliminar normas, reglas o lo que sea, sino hacia la autenticidad del ser.
La auténtica progresión de la política, como de la teología se da si hay un profundizar en la naturaleza de las cosas mismas que se tratan: el hombre, y en el caso de la teología: Dios.
Todas las leyes que denigren al hombre, sea aborto, eutanasia etc… son falsas salidas.
En teología, todas los esfuerzos que no vayan a entender mejor qué quería Cristo, cual es la auténtica misión del hombre en la tierra… no será tal progreso.
martes, 7 de diciembre de 2010
Más datos, más información...la vedad!
Este tema ya ha salido otras veces en el blog, pero "ellos" se repiten más que el ajo, pues por contestar que no quede. Y, además, rezaremos por ellos.
Retiros
Antes era normal irse de retiro espiritual unos días. La gente aprovechaba los puentes o fiestas para salir a rezar unos días, 2, 3 ó 4... Ahora es una práctica desconocida por muchos o mirada como imposible. He estado unos días de retiro espiritual y siempre es gratificante.
Creo que no hay que dar por contado que no se puede, sino todo lo contrario. Creo que es una tentación en la que ha vencido satanás el que muchísimos cristianos piensen que No se puede ir de ejercicios espirituales por que la vida no hay tiempo... y creo que no hay cosa más falsa, pues sí que lo hay...pero para lo que lo queremos: televisión, cama, compras o salir de viaje. Algunos arguyen que su matrimonio se resentirá... creo que no hay matrimonio que se pueda romper por faltar 3 días o 4. Además, tal y como se viene del retiro compensa todo. Dejar al cónyuge (cualquiera de los dos que sea) le dará la oportunidad al que se queda en casa, de darse cuenta de todo lo que "hace" el otro, de tal manera que valorará en mucho su trabajo de ese momento en adelante...y si es justamente lo contrario, que dice: ¡qué paz! motivo de examen para el matrimonio.
Que Dios os bendiga
Creo que no hay que dar por contado que no se puede, sino todo lo contrario. Creo que es una tentación en la que ha vencido satanás el que muchísimos cristianos piensen que No se puede ir de ejercicios espirituales por que la vida no hay tiempo... y creo que no hay cosa más falsa, pues sí que lo hay...pero para lo que lo queremos: televisión, cama, compras o salir de viaje. Algunos arguyen que su matrimonio se resentirá... creo que no hay matrimonio que se pueda romper por faltar 3 días o 4. Además, tal y como se viene del retiro compensa todo. Dejar al cónyuge (cualquiera de los dos que sea) le dará la oportunidad al que se queda en casa, de darse cuenta de todo lo que "hace" el otro, de tal manera que valorará en mucho su trabajo de ese momento en adelante...y si es justamente lo contrario, que dice: ¡qué paz! motivo de examen para el matrimonio.
Que Dios os bendiga
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Moral y sentimentalismo
No, no tengo nada contra Walt Disney! Perome parece que son los prototipos en la industria del entretenimiento en sobre valorar el tema de los sentimientos.
Los sentimientos en sí no son malos...ni buenos! No, no me equivoco, los sentimientos, lo único que hacen es facilitar el trabajo que tenemos que realizar y como mucho manifestar que algo tenemos que ajustar en nuestro interior...pero poco más.
Hay en la actualidad una canonización de los sentimientos como regla moral, y así nos va: me da pena, me da miedo, no me gusta, me da asco, no siento nada, siento amor...eso son los grandes criterios, y siento decirlo, pero así nos va.
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