Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
!Amen!
ResponderEliminarEsta oración creo que es maravillosa!!!, Es la Oración con la que Maria recibe a Jesús en su vida, creo es la más propia para la comunión.
ResponderEliminarMaria dá un lugar físico en su vientre a Jesús y lo recibe y engendra con esas palabras.
Nosotros con esas mismas palabras imitando a Maria podemos engendrar a Cristo en nuestra vida.