lunes, 2 de abril de 2012
Lunes Santo
Judas dijo: ¿Por qué no se ha vendido ese perfume por trescientos denarios? (Jn 12,1) Da terror pensar que uno de los doce elegidos, Judas, seguía a Jesús sólo físicamente, su corazón estaba muy lejos de Cristo. Llevaba tiempo robando del dinero de todos (cfr.
Jn 12, 6) Llevaba una doble vida. Por un lado aparentaba ser su apóstol, y por otro lo vendía a las autoridades por treinta monedas de oro. Incluso le dio un beso… para disimular su hipocresía. ¡Quizás yo también soy un hipócrita contigo, Señor! Y digo una cosa en la parroquia y otra en el trabajo. O, quizás conservo fachada de cristiano, pero comulgo mal, sin disposiciones necesarias, o hace tiempo que no me hablo con “ese”… Supongo que sigue siendo hipocresía de la mala, de la que te hace daño.
Lo de Judas fue sin querer. No fue repentino, sino paulatino. Poco a poco se enfrió la ilusión. Quizás por que las cosas no salían como él pensaba que debían de salir, y se desilusionó… Hasta que Satanás, en un momento magistral le vendió la idea de venderle… y que no rechazó como imposible, sino que la comenzó a acariciar. Hasta que lo hizo.
¡Señor, no me dejes! Quiero serte auténtico, solo a ti. A nadie más.
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