martes, 3 de abril de 2012

Martes Santo

Hoy en el evangelio oímos a S Pedro decir lo que tantas veces te decimos en el fervor de nuestra oración: “te seguiré donde quiera que vayas” (Jn 13)… y como s. Pedro, nos quedamos muy lejos de nuestras propias palabras, ni siquiera de las tuyas… ¡Si fuera un poco más auténtico Señor! No quiero repetir esa historia en mi vida, quiero quererte… de verdad. Quizás, lo peor de aquello no fue que s Pedro lo dijera, sino que no te escuchó, y pensó que no sería como Tú dijiste, sino como él pensaba. Se creyó más listo que Tú. Y eso me volverá a pasar si no te hago caso a ti, y dejo de creer mis propias ilusiones y fantasías. Esas que me fabrico en mi imaginación y yo soy el vencedor de todas ls batallas sin casi esfuerzo. Pero muy diferentes a las reales, donde salgo casi siempre derrotado… y es por no hacerte caso a ti. Tú nos dijiste que quien no rezase caería en la tentación (cfr. Mt 26, 41), y la verdad es que rezo poco, por eso pierdo tantas batallas. Tú nos enseñaste a madrugar, a trasnochar para rezar… y yo no estoy dispuesto a eso, es algo exagerado. Es quizás, por eso mismo, por lo que pienso a veces que tus mandatos son imposibles… porque no pongo los medios… “el medio”: la oración. Si vuelvo a caer, ya sé porque es.

1 comentario: