miércoles, 4 de abril de 2012

Miércoles Santo

Muchas veces a Jesús lo tratamos como un muñecote sin vida. Un muñeco a tratar a nuestro antojo. Pero es una farsa. Tú estás vivo y eres el Señor de la Historia, y el Señor de los Señores. Solo que ahora nos das la oportunidad de reconocerte sin la evidencia irresistible del resplandor de tu gloria. Tú dijiste de Judas: “más le valdría no haber nacido” (Mt 26, 14). Eso no lo dice un muñeco. Sino alguien que nos conoce muy bien, que nos ha creado para hacer el bien, solo el bien (aunque a veces fracasemos en el intento) Porque nos ama, nos creaste. Y para amar nos creaste. Judas eligió lo contrario. El egoísmo. Y dijiste de él que mejor no haber nacido… y es verdad Señor. ¡Cuántas veces experimento en mi vida la frustración estéril e impotente al elegirme a mi! Y siempre cuando intento buscar vida en odres secos, y agrietados. Cuando intento saciar mi sed con agua salada en lugar de tus llagas, o de costado…! Qué amargura luego. ¡Y qué distintas son esas lagrimas cuando son contigo! Son lagrimas llenas de esperanza, de luz,… ¡fértiles! Y luego, además, has prometido a todos los que encuentres despiertos la vida ETERNA.

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