miércoles, 8 de diciembre de 2010

Progresismo


Progresista es una palabra que suena bien. Pero sólo eso: suena bien, pues depende para qué la usemos.

Generalmente si alguien quiere llevarse el gato al agua dice que tal cosa “es” progresista.

Lo que la gente entiende, en general por progresión es ir hacia delante, cosa que parece bueno… pero ¿y si la dirección es equivocada? ¿No será entonces todo lo contrario? Es decir, acercarnos antes al error.

En el mundo de la política se viene usando progresismo en el sentido de liberalización de barreras, límites o tabúes. Pero nadie se ha parado a pensar…o al menos decir, si es de verdad que TODO se pueda hacer o liberalizar. Hay cosas que deben estar condenadas o denostadas y nunca serán un derecho, aunque mil progresistas lo afirmen.

En el campo de la teología pasa algo parecido. Se considera progresista la continua eliminación de tradiciones, leyes o normas..sin pararse a pensar quién o por qué se establecieron. Hay una, sin más, abolición de lo normativo o autoritativo.

¿Quiere decir esto entonces que no existe una posible progresión? En absoluto. ¿Hacía dónde se dirige entonces la progresión? No ciertamente hacia la eliminación por el mero hecho de eliminar normas, reglas o lo que sea, sino hacia la autenticidad del ser.

La auténtica progresión de la política, como de la teología se da si hay un profundizar en la naturaleza de las cosas mismas que se tratan: el hombre, y en el caso de la teología: Dios.

Todas las leyes que denigren al hombre, sea aborto, eutanasia etc… son falsas salidas.

En teología, todas los esfuerzos que no vayan a entender mejor qué quería Cristo, cual es la auténtica misión del hombre en la tierra… no será tal progreso.

2 comentarios:

  1. Para D.Iñigo y los comentaristas,os recomiendo el siguiente blog:
    http://vivirconhumoresmejor.blogspot.com/
    Es buenisimo,saludos.

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  2. El lenguaje no es neutral. Nunca lo ha sido. Las palabras encierran no solo conceptos, también ideologías. Hoy en día como consecuencia de la dictadura mediática y relativista que sufrimos tenemos terror a que nos identifiquen con determinadas palabras, tales como; conservador, tradicional, homófobo, carca, machista, etc. Por eso todo el mundo quiere ser progresista, liberal, igualitarista, etc, sin saber muy bien lo que significa. Si el progresismo ideológico consiste en innovar a toda costa, aunque sea hacia el abismo, pisoteando, como jabalíes en un trigal, las tradiciones y el acervo cultural y espiritual de un pueblo, no puede ser bueno. Si rompemos las raices el árbol se seca y muere. Eso no significa que nos opongamos a los avances y nos convirtamos en neveras capaces de conservar hasta los productos caducados. No. No es eso. Pero hay que recordar que en la Iglesia la Tradición junto con la Escritura y el Magisterio son elementos fundamentales para trasmitir la Verdad de Cristo. Por eso ni progresista a toda costa ni conservador a ultranza, sino dócil al Espíritu y fiel al Magisterio.

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