domingo, 19 de diciembre de 2010

Rezar como...


Hemos de rezar...creo que en esto se resume todo. Oración de los sentidos, de la inteligencia, del corazón, el fin y al cabo, con todo nuestro "ser" y eso le damos al Señor "todo"

Pero, creo, que no se lo damos del "modo" que debiéramos...me refiero a la intensidad. Buscamos otras muchas cosas, legítimas se entiende, con una intensidad diferente a la que le ofrecemos a Dios en sus cosas: atención en Misa, en la oración, el grado de fe que le brindamos, la lucha por conseguir más caridad o esperanza...

Leía en la carta de un amigo cómo se admiraba de que los toxicomanos solo pensaban, sentían, amaban en sus adicciones... y el Señor (no quiero decir que sea una adicción) pero nunca a un grado tal de entrega o apasionamiento...¿por qué? Alguno dirá que no hay que ser exagerado, pero: ¿no lo fue al encarnarse?, ¿no lo fue él en su vida?, ¿en su desvelo por nosotros, hasta caer dormido en la barca?, ¿en su muerte de cruz aceptada por amor a nosotros?

1 comentario:

  1. Las escrituras mismas nos enseñan cómo hemos de rezar y relacionarnos con Dios. Cuál ha de ser nuestra actitud con ÉL.

    “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt 22, 37; cf Lc 10, 27: “..

    "Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Guarda en tu corazón estas palabras que hoy te digo. Incúlcaselas a tus hijos y háblales de ellas cuando estés en casa o cuando vayas de viaje, acostado o levantado; átalas a tu mano como signo, colócalas en tu frente como señal; escríbelas a la entrada de tu casa y en tus puertas».(Deutoronomio, 6, 4-9)o lo que es lo mismo; Shema Israel Adonai Eloheinu Adonai ejad...

    Me parece que estamos muy lejos de esto y que nuestras oraciones las convertimos muchas veces en mera rutina o "cumpli-miento"

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