miércoles, 15 de junio de 2011

Noción de pecado


La noción moderna de pecado es, sin más, un ley antigua, desfasada. En verdad no es nada malo, sino algo anacrónico, de una sociedad (la Iglesia) que en absoluto se ha puesto a punto con la modernidad.
Esta noción es absolutamente extraña a la que la Iglesia maneja, y es que la sociedad no ha tomado esta noción moderna de pecado del evangelio, sino de la ciencia (sic). Así es. La moral, al igual que la ciencia tiene que evolucionar, que cambiar.
Pero la noción bíblica del pecado es absolutamente revelada. Es decir, que no es creada por el hombre sino dada gratuitamente por Dios al hombre. No es algo que podamos comprender del todo aquí el al tierra. Por eso es un lugar de partida.

Esta reflexión viene motivada por algunas controversias que genera la moral católica (es decir, la genuinamente bíblica). Y, es que, el pecado es una trampa para el que lo comete.

El pecado no es nunca suficientemente claro. Es decir, siempre se comete porque se ve "algo" de bueno en el que lo comete. A veces muy poco... pero siempre se comete por lo bueno que se ve en él...aunque sus consecuencias sean muy malas, o devastadoras. El pecado es una gran mentira, aunque durante su ejecución o durante un tiempo después pueda parecer que es bueno.

El pecado es difícil de desenmascarar, precisamente por esa parte de bueno que tiene. El que roba, aborta, comete adulterio, blasfema etc... disfruta de un aspecto bueno del pecado, pero que en realidad no es sino un espejismo. Cada uno de ellos, por un momento, cree haberse liberado de algo: problemas, complejos, pobrezas, miedos... pero en verdad lo que hacen es aherrojarse en el otro error.

El problema fundamental es llame bueno, a lo que no lo es. Y como hemos dicho que es una noción revelada, por eso mismo somos incapaces de, por nosotros mismos, distinguir auténticamente, lo bueno de lo malo.

2 comentarios:

  1. Es cierto, pero la conciencia es un corcho que siempre sale a flote. Como dice la escritora Viven Spitz "Nacidos en libertad y dueños de nuestros actos, conocemos de forma innata la diferencia entre el bien y el mal". Al pecar perdemos la Gracia, y su ausencia nos hace vagabundear como mendigos de placeres falsos y no como Hijos plenos de Dios. En el fondo uno sabe cuando peca aunque quiera ocultarlo.

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  2. De lo que estoy seguro es de que Dios nos quiere a pesar de nuestros pecados y de nuestras miserias.
    Salu2

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