Hoy me ha pasado algo simpático (no para el protagonista). El susodicho tendría ¿8?, ¿9? no más, y quizás menos. Pues bien, el jovencilo se había hecho ¡pis! y se acercó al cura y le dijo: ¿puede llamara a X?. ¿Pero si te has hecho pis!! Sí, sí es que....bla bla bla (explicación larguísima) La respuesta fue. "pues coge el pantalón de deporte!". No porque tengo que entrar a clase, y me verán. Pues llama al tutor! No, porque me echará la bronca... Pero quiero que me ayude X!
De todo esto me hace gracia lo maquiavélicos que son los críos, y nosotros los tratamos como lelos. A todas las posibilidades que le he ido dando, él ya la había pensado!!! Y había sopesado las consecuencias... y yo era el modo de llegar a X, sin que se enterara nadie... je je
Y es que tratamos a los críos, no como niños, sino como incapaces; ellos se percatan y¡zas! se acomodan en ese rol, hasta que la vida les da dos "leches".
Pobre chaval,menudo apuro y ante una situación así discreción a tope,hombre!
ResponderEliminarEs muy importante tener alguien en quien confiar. Y, además, no era cuestión baladí...
ResponderEliminarLa dignidad de la persona es muy importante y perderla es tan duro para un niño como para un adulto. La diferencia radica en "qué" es lo que nos la hace perder y cuanto estamos dispuestos a hacer para conservarla.
El niño, está claro que supo elegir quien podría hacer valer su integridad...