jueves, 7 de junio de 2012
Pena
EL otro día en el hospital me encontré con un señor que me saludó muy efusivo. Muy cariñoso. Enseguida me dijo que era judío. Y le dije la verdad: me encanta!!! Mi antecesor en la fe! El cree en la mitad de lo que yo... en principio. Es decir, en el Antiguo Testamento. Y le dije sobre si rezaba, cómo, si iba a la sinagoga etc... y mi gozo en un pozo. La respuesta fue: no. Puf! Pero tanto cuesta a la gente amar a Dios!? A Él, sólo a Él... no a sus cosas, ni sus mandatos... sino a Dios, por ser El quien es: bondad infinita!!!
Me dijo que ve a Dios en el pobre... vale, vale. Eso está bien, vamos, que es verdad. Pero a Dios en la sinagoga! en las Escrituras?... Creo que nos ha atacado una especie de humanismo divino, que así nos va... Los pobres no son Dios. Aunque, es verdad, que hay que descubrirlo ahí... el orden es ese: 1º Dios, y luego los demás... sino ya se ve el resultado: La primera generación sale con un baño más o menos solidario, pero desaparece al final, y en la siguiente generación, ni digamos...
Los templos están vacíos (menos los musulmanes) por que la gente o encuentra a Dios ahí..¿por qué no? buena pregunta...
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En el mundo judío pasa un poco como en el católico. La mayoría apenas practica aunque se sienten indentificados e integrados en el judaismo por historia, cultura y raza. Otro grupo practica pero sin excesos (sabbat, las fiestas de rigor; Purim, Januca, las tiendas, etc). Y una minoría de ortodoxos que cumplen con rigor y profusión y son tachados por los demás de fanáticos. Tras el holocausto y como consecuencia de aquel horror con mayúsculas, en el mundo judío se produjo lo que se ha dado en llamar la "teología post Auswitch" que cuestiona las bases mismas del judaismo -religión-, negando que sean el pueblo elegido y la existencia misma de Dios, ya que no alcanzan a comprender que Dios tolerara aquello. El judaismo en mi opinión tiene una gran riqueza, son ciertamente nuestros hermanos mayores y si lo estudiamos nos maravillaremos más y más de la gran novedad liberadora y de amor que supone el mensaje de Cristo al presentar la imagen de un Dios que ama, perdona, consuela y se implica con el hombre en su quehacer diario sin hacer distinción de puros o impuros. Así se puede comprender el gran escándalo que supuso Cristo para los judíos al romperles todas sus barreras mentales y normas agobiantes y absurdas. Os recomiendo, con el permiso de Don Iñigo, que leais a Edith Stein, al cardenal Newman, Etty Hillesum, el libro "Rabí Jesús de Nazaret" de Francisco Varo, o el libro "las cartas de Nicodemos" de Dobrazcynski. Conociendo el judaismo he aprendido a amar más a Cristo, a entender mejor a Dios y valorar la riqueza inmensa espiritual, doctrinal y teológica de la Iglesia Católica. Shalom - שלום
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