lunes, 10 de enero de 2011
Paradojas de la fe
Sabemos, nos lo dijo Jesucristo, que la fe es para todos, pues Él quiere que "todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (cfr 1 Tim 2, 3-6) Sin embargo vemos que en la práctica no es así. Hay mucha gente que no lo conoce, que no llega a "ese" conocimiento.
Mi poquita experiencia es que hay "casi siempre" (no siempre obviamente) una ley que se cumple. Hay mucha gente conversa, que vuelve a la Iglesia, a Dios, cuando ha tocado fondo, sea moral sea físicamente. Los pobres de Yahveh. Son los que la sociedad desprecia...¡nosotros somos la sociedad! Hay drogadictos que no se pueden desenganchar de su adicción y claman a Dios misericordia y, por contra he conocido ricos y prometedores profesionales que arguyen miles de ideas para defender su ateísmo o agnosticismo; he conocido ancianitos que en sus limitaciones rendían su vida a Dios y, por el contrario, jóvenes que en su plenitud blasfeman contra Dios; he conocido gente normal que ofrece su vida diaria -muy normal- haciendo el plan de Dios y, por contrario, he conocido gente buscando algo extraordinario y pidiéndoselo a Dios...el mismo que pasó 30 años "sujeto" a José y a María; gente sencilla que acepta todo como venido de Dios, lo bueno y lo que a primera vista parece malo, y "genios" que se escandalizan por la aparición en sus vidas del dolor.
En la foto veis a 3 conversos. Dios se sirvió de sus vicios para acercarlos a Él. Las drogas, el alcohol dio al traste con su vida, pero justo ahí estaba Dios para continuar sus vidas...sus vidas llenas, ahora, de fe, y por tanto de sentido, de entrega.
Por supuesto que existen miles de personas que no han experimentado la ruptura de sus vidas para esperar a cercarse a Dios, pero no deja de ser hermoso que a "esos" que en principio nos desagradan Dios les espere con los brazos abiertos y los acoja en su Iglesia, de pleno derecho...
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Efectivamente,muchos son los que se acuerdan de Dios cuando ya tocan fondo,pero ahi esta su misericordia infinita para recibirles,con todo el amor de un verdadero PADRE.
ResponderEliminarSalu2 y gracias por su respuesta.
Cuando uno llega al centro mismo de su "nada", cuando ya no tiene asideros humanos, cuando se encuentra vacío de todo, es cuando Dios más facilmente entra en su alma para llenarla. Verdaderamente quien más es perdonado más ama porque más se siente amado. Los cristianos "de toda la vida" aveces tenemos el peligro de caer, como los fariseos, en una religión de prácticas rituales repetitivas o devociones memorizadas pero vacías de contenido. Tenemos el peligro de por la rutina dejar de sentir en nuestra vida a Cristo como una realidad palpable, experimetable y degustable. Al Cristo que toca a los leprosos, entra en las casas de los pecadores y bendice a los niños. La mayoría de las veces no somo el hijo pródigo, sino el hijo bueno que pese a estar con el Padre no sabe disfrutarlo ni agradecerlo, por eso necesitamos una conversión permanente, porque la fe de los conversos, como la de San Pablo, siempre es más recia.
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