martes, 10 de julio de 2012
Verdad y bondad
Creo que estas son dos cualidades que la mayoría de la gente no sospecha que van conectadas. Pero lo están; y muchísimo. Cristo dijo de sí mismo que Él era la misma verdad, pero también que era humilde y manso... y es que están relacionados, íntimamente.
No se puede descubrir la verdad con un corazón sucio, o altivo o egoísta. La Verdad se contempla, es decir, que se necesita, más que una inteligencia brillante, un corazón noble...
Entonces ¿quién es el guapo que puede decir: yo poseo la verdad? Pues de verdad, de verdad... nadie. Solo Cristo... por esto poder creer en Cristo es un don enorme, quiere decir que él mismo nos ha preparado el corazón para que seamos capaces de creer en Él!!
Esto hay que entenderlo, no de un modo binomial (0-1), sino más bien gradual, como la luz o la temperatura... Pasamos de algo (lo que sea) a más a más. Por esto mismo siempre se puede avanzar o crecer el conocimiento de las genuinas verdades.
Y, luego, paulatinamente, poco a poco, ir profundizando en ella... hasta que después de la muerte contemplemos cara a cara, la más profunda y genuina de nuestras verdades: Dios mismo. Sin arduas argumentaciones, o razonamientos... sin más: verle así enteneder que amar nuestra última verdad.
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