sábado, 10 de marzo de 2012
Fuentes de la Moral
A veces pensamos que hemos descubierto la rueda. Pero, ya está descubierta. Y es que llevamos, más o menos, 40 siglos de cultura, y eso son muchos millones de personas pensando, investigando, reflexionando… ¡y escribiendo! Por eso, solo hace falta seleccionar bien lo que leemos.
Las preguntas que nos hacemos, las importantes digo, se la han hecho todos (o la inmensa mayoría, ¡espero!): ¿quién soy yo?, ¿de dónde vengo?, ¿qué hay más allá de la muerte?, ¿de dónde viene el sufrimiento?, ¿existe Dios?...
En estas preguntas coincidimos millones de personas, de cualquier tempo, cultura y condición. Esto se debe a que todos tenemos un misma inquietud interior. Un mundo invisible a los ojos de los demás, que está vivo y quiere, ¡necesita!, que se le atienda. Una persona que no cuide esa dimensión interna (¿conciencia?, ¿espíritu?, ¿alma?) fracasará estrepitosamente, pues esta cualidad es lo específicamente humano, lo que nos hace ser lo que somos: personas (no simplemente seres vivos). Es decir, poseedores de una instancia interior, que es, a la vez, testigo de nuestras propias obras, y un permanente buscador de sentido, es decir, responder a la eterna pregunta ¿por qué “esto”? Y, es que, ni animales, ni vegetales, necesitan preguntarse sobre las cosas, o los acontecimientos que los rodean. Nosotros sí. Y necesitamos comprender su sentido. Es decir, poder responder a la pregunta sobre su significado.
Una de esas preguntas capitales es: ¿cómo acertar con mi vida? Que en el fondo se reduce a decir, qué es lo bueno y lo malo. Cómo puedo saber qué es lo bueno; qué he de hacer, o lo malo a evitar. Y, a esta pregunta sobre la moralidad de las obras, caben, solamente, dos respuestas. Una: Yo elijo lo que es bueno y malo, es decir, vivo mi vida según el criterio que yo mismo me forjo. En definitiva, yo soy el juez absoluto de mi vida, y juzgo todo según mi opinión.
El criterio por el que decido si algo es bueno, o malo, -me conviene o no-, estaría en última instancia en mi mano. Lo dispongo yo. Y puedo elegir un criterio de oportunidad: me viene bien. Como de utilidad: me sirve. O, también, según las consecuencias del obrar mismo: si no se entera nadie… lo hago, si se enteran, no lo hago. Caben otros, en desuso, como el recurrir a una tradición recibida: es lo que mis padres me han enseñado, y por eso lo haré (o no).
Todos ellos parecen diferentes, pero tienen el mismo punto común: soy yo, quien decide qué es lo bueno y qué es lo malo. Con un criterio diferente cada uno… pero, yo en definitiva. Y, por ser este, el común denominador, es decir, ser yo la fuente de criterio por la que se decide la bondad o maldad de los actos es por lo que no sirven,
lunes, 5 de marzo de 2012
una aportación CONCRETA para salir de la crisis
Todo el mundo habla de la maldita crisis. Pero se oyen pocos diagnósticos sensatos, y por tanto soluciones viables. Aquí os dejo un vídeo muy bueno, que ayuda a repensar todo un poco más, y, lo más importante, aportar soluciones, más allá de culpar a todos menos a uno mismo.
Es un poco largo, pero merece, de verdad, la pena. Ánimo.
viernes, 2 de marzo de 2012
Concentraciones/ Procesiones
No sé por qué, pero dicen que no están de moda las procesiones...no creo. La gente las ve encantadas. Y muchas, a veces, alejadas del aIglesia, participan en ellas. Es un momento para muchos, de ver una imagen religiosa, un canto piadoso. Otros, de vivirlas cara a Dios, de profundizar, o refrescar su fe. No es tontería que se potencien y se cultiven.
Sin embargo, hay cada vez más, una progresiva sustitución de estas, en concentraciones: por las mujeres, por los hambrientos, por la justicia de tal cosa, por la .... Lejos de ser malos objetivos, la cosa es ¿ha la Iglesia de prestarse a eso?, ¿por qué se potencia unas en detrimento de otras?, ¿no hemos caído en la tentación de sustituir la fe por el activismo? Sabiendo que la auténtica fe lleva a la acción...pero la acción no significa presencia de fe.
Creo que es un síntoma más de secularización, más que de evangelización.
celibato y sacerdocio (III)
En el Concilio de Trento, los expertos de la comisión teológica encargada de estudiar las tesis luteranas sobre el matrimonio de los clérigos lo introdujeron en sus informes. Pío IV, por su lado, piensa no poder hacer mejor cosa que citarlo para explicar a los príncipes alemanes su rechazo a renunciar a la ley del celibato. En seguida, numerosos teólogos e historiadores del periodo post-tridentino lo mencionan en sus estudios . En el "siglo de las luces" el jesuita F.A. Zaccaria, basa entre otros, también sobre este texto una investigación profunda que se remonta al origen apostólico del celibato de los clérigos . Lo mismo hace el continuador del P. Bollando de Amberes Jean Stiltinck . Agustín de Roskovany y Gustavo Bickell, en el siglo XI, recurrirán en su oportunidad al documento africano del año 390 para sostener las mismas conclusiones . Todos están íntimamente persuadidos que sea legítimo y necesario pasar por Cartago para proceder son seguridad en la búsqueda histórica del origen de la disciplina del celibato sacerdotal. Y veremos también a Pío XI, en los tiempos modernos, hacernos todavía una autorizada referencia en la Encíclica Ad catholici sacerdotii fastigium, del 20 de diciembre de 1935.
En esta óptica se puede comprender mejor por qué Pío XI, precisamente, no había dudado en decir que el Concilio de Elvira, lejos de ser un principio absoluto en la historia de la disciplina del celibato, demuestra "que el asunto estaba sin duda desde hace mucho tiempo en las costumbres" y que la ley española tenía su principio en el Evangelio y en la enseñanza de los Apóstoles. Leamos nuevamente este texto: "Ha parecido bien prohibir en modo absoluto a los obispos, a los sacerdotes y a los diáconos, a saber (también) a todos los clérigos comprometidos en el ministerio, tener relaciones (conyugales) con sus esposas y procrear hijos; si alguno lo hace que sea excluido del clericato".
Un examen atento del documento muestra claramente una pre-historia, contrariamente a aquello que se han apresurado en afirmar los historiadores que querían encontrar la prueba de un origen tardío de la disciplina del celibato-continencia . En efecto, nada se dice sobre la libertad de servirse del matrimonio que habrían tenido hasta ahora los clérigos casados. Ahora bien, en la reflexión sobre la naturaleza de las exigencias impuestas, el silencio de los legisladores en este punto se comprende más fácilmente en el caso en que ellos repitan y confirmen una práctica ya en vigor antes que en el caso contrario. No se impone bruscamente a dos esposos la ruda ascesis de la continencia perfecta, sin decir por qué eso que hasta ahora estaba permitido se prohíbe de improviso. Sobre todo, como en este caso, si se preveen penas canónicas para los contraventores. En cambio, si se trata de remediar las infracciones de una regla ya antigua, se comprende que los obispos españoles no hayan sentido la necesidad de justificar una medida tan severa . Suponiendo también que el decreto de Elvira sea el primero cronológicamente hablando, esto no significa que la práctica anterior de la Iglesia haya sido diferente. Numerosísimos puntos concernientes a la doctrina y a la disciplina no han sido al inicio objeto de una explicación. Es tan sólo con el correr del tiempo, y bajo la presión de circunstancias inéditas, que las verdades de la fe inicialmente admitidas por todos fueron objeto de definiciones dogmáticas y que las tradiciones observadas desde los orígenes de la Iglesia asumieron una forma canónica. Este principio clarísimo de la metodología general sobre la formación de las normas jurídicas de la Iglesia puede aclarar correctamente la historia precedente al Concilio de Elvira.
El primer Concilio ecuménico que se tiene en Nicea en 325 para expresar un juicio sobre el arrianismo, votó una lista de veinte cánones disciplinarios. El tercero de estos cánones titulado "Mujeres que conviven con los clérigos", trata un argumento que examina la historia del celibato eclesiástico: "El gran Concilio ha prohibido absolutamente a los obispos, a los sacerdotes y a los diáconos, y en pocas palabras a todos los miembros del clero, tener consigo una mujer introducida con él para el servicio, a menos que se trate de una madre, una hermana, una tía o en fin sólo aquella persona que se sustrae a cualquier sospecha".
Obsérvese que el Concilio no menciona la esposa entre las mujeres que los miembros del clero están autorizados a admitir bajo el mismo techo, lo que es quizá una señal indicadora que la decisión de Nicea sobrentiende la disciplina de la continencia perfecta. Eso es todavía más plausible si se piensa que los obispos nombrados en primer lugar, han estado siempre sometidos a la ley del celibato-continencia, ya sea en Oriente o en Occidente, sin ninguna excepción. Otro indicio es que el tercer canon de Nicea ha sido permanentemente interpretado de la misma manera por los Papas y por los concilios particulares: colocar a los obispos, los sacerdotes y los diáconos, obligados a la continencia perfecta, al abrigo de las tentaciones femeninas y asegurar su reputación. Cuando mencionan el caso de la esposa, es generalmente para autorizarla a vivir con el marido ordenado, pero con la condición que también ella haya hecho voto de continencia. En este caso ella reingresa a la categoría de mujeres "que se sustraen a cualquier sospecha".
martes, 28 de febrero de 2012
Celibato y sacerdocio II
Estas tres decretales son de una importancia fundamental para la historia de los orígenes del celibato de los clérigos. Ellas presuponen como cosa normal y legítima, la ordenación de numerosos hombres casados. Estos últimos, a partir del diaconado, no están menos obligados a la continencia perfecta con sus esposas, en caso que ellas estén todavía en este mundo, y la infracción a esta disciplina, frecuente en aquel tiempo en algunas provincias lejanas de Roma, como España y Galia, se censura en cuanto contraria a la tradición apostólica. Los impugnadores de estas regiones invocan el Antiguo Testamento como apoyo a su causa, pero la continencia temporal de los levitas de Israel prueba que a fortiori los sacerdotes de la Nueva Alianza deben observar una continencia perpetua. Una. objeción sacada de la carta de san Pablo les parece decisiva a algunos: ¿acaso el Apóstol no ha solicitado que el obispo, el presbítero o el diácono sea "el hombre de una sola mujer" (unius uxoris vir) autorizando de tal modo la elección de candidatos casados? Sin duda, responde Siricio, pero esta consigna ha sido dada propter continentiam .futuram, en vista de la continencia que estos hombres casa dos debían haber practicado desde el día de su ordenación. Si ellos deben ser los hombres de una sola mujer, es porque la experiencia de fidelidad a la propia esposa representa una garantía de castidad para el futuro. Esta exégesis de 1Tim 3,2 y Tt 1,6 se olvida generalmente en nuestros días; ella es, sin embargo, una piedra angular de la argumentación de Siricio y de numerosos escritores patrísticos para fundamentar la disciplina del "celibato-continencia" con las Escrituras.
Si se quiere apreciar adecuadamente la importancia de estas tres decretales, no hay que olvidar que la Iglesia de Roma ha gozado muy pronto de una posición absolutamente única como testigo de la Tradición procedente de los Apóstoles. San Ireneo lo ha expresado con una fórmula inolvidable: "Con esta Iglesia, en consideración de su origen excelente, debe necesariamente concordar toda la Iglesia, vale decir, los fieles de todo lugar; en ella, a beneficio de esta gente de todo lugar, ha sido siempre conservada la Tradición que viene de los Apóstoles". Admitir esta posición privilegiada de la Sede "apostólica", significa al mismo tiempo reconocer que los Pontífices romanos de fines del siglo IV se han hecho garantes en nombre de toda la Iglesia de una tradición de "celibato-continencia" para el clero superior que se remonta a los Apóstoles, y han conservado en esta afirmación toda su credibilidad.
Las cartas decretales que apenas hemos visto no son de ningún modo los únicos documentos que atestiguan la antigüedad de la continencia perfecta de los clérigos casados. En la misma época, el 16 de junio de 390, un Concilio en Cartago votaba un canon con el texto siguiente:
Epigone, obispo de Bulla la Real dice: "En un Concilio precedente, se ha discutido acerca de la regla de la continencia y de la castidad. Que se enteren pues (ahora) con más energía los tres órdenes que, en virtud de su consagración, están vinculados por la misma obligación a la castidad, quiero decir, el obispo, el sacerdote y el diácono, y que se les enseñe a ellos a conservar la pureza".
El obispo Genethlius dice: "Como habíamos dicho anteriormente, es oportuno que los santos obispos y sacerdotes de Dios, así como los levitas, o sea aquellos que están al servicio de los sacramentos divinos, observen continencia perfecta, a fin de poder obtener con toda naturalidad aquello que ellos piden a Dios; aquello que enseñaron los Apóstoles y aquello que la misma antigüedad ha observado, veamos nosotros mismos el modo de atenernos a ello".
En unanimidad, los obispos han declarado: "Se ha admitido con agrado el hecho que el obispo, el sacerdote y el diácono, guardianes de la pureza, se abstengan de sus esposas, a fin de que aquellos que están al servicio del altar conserven una castidad perfecta".
Este canon confirma indirectamente, a su vez, la presencia de numerosos hombres casados en las filas del clero. Los sujetos de la ley son los diáconos, los sacerdotes y los obispos, a saber, los miembros de las tres órdenes superiores del clericato a las cuales se accede mediante consagraciones. Estas últimas colocan al hombre aparte, para el desarrollo de las funciones que conciernen a lo divino. El servicio de la eucaristía es aquí el fundamento específico de la continencia exigida a los ministros. A esto se añade un segundo motivo que evidencia la finalidad de la obligación: "A fin de que puedan obtener con toda naturalidad aquello que ellos piden a Dios" (quo possint simpliciter quod a Deo postulant impetrare). Aquel que está al servicio de los misterios cristianos es un mediador entre Dios y los hombres y, en cuanto tal, debe asegurarse las condiciones necesarias para una oración de intercesión eficaz. Sin la castidad el ministro estaría privado de una cualidad esencial en el momento de presentar a Dios el pedido de sus hermanos y se privaría en cierto sentido de la libertad de palabra. Con ella, en cambio, entra en relaciones muy "sencillas" con el Señor, relaciones que son una garantía de que su pedido sea escuchado. El mejor comentario sobre este canon lo ha hecho el gran canonista bizantino del siglo XII, Juan Zonaras: "Estos son, en efecto, intercesores entre Dios y los hombres, que, instaurando un vínculo entre la divinidad y el resto de los fieles, piden para todo el mundo la salvación y la paz. Por eso, si ellos se ejercitan, como dice el canon, en la práctica de todas las virtudes y dialogan así con toda confianza con Dios, obtendrán sin dificultad aquello que han pedido. Pero si estos mismos hombres se privan, por su culpa, de la libertad de palabra, ¿en qué modo podrán desvincularse de su oficio de intercesores por los otros?" .
domingo, 26 de febrero de 2012
Celibato y sacerdocio
Aquí os dejo un estudio concienzudo sobre el tema que preocupa a tanta gente, y que no debería. Todo está concienzudamente enraizado en la Tradición de la Iglesia.
Para hacerse una idea concreta del celibato sacerdotal en los orígenes de la Iglesia, sería necesario poder entrevistar a algunas de las grandes figuras de sacerdotes o de obispos casados de los primeros siglos y preguntarles a ellos cómo han vivido su matrimonio después de la ordenación. Un Félix III, por ejemplo, Papa del 483 al 492, esposo de una cierta Petronia, de la cual había tenido al menos dos hijos, y que tendrá por bisnieto al ilustre Gregorio el Grande. O más aún, al Papa Ormisdas, en el siglo VI, cuyo hijo Silverio se convertirá, a su vez, en sucesor del trono de Pedro. Entre los obispos, Gregorio el Iluminador, primer catholicos armeno (+ ca. 328), que, casándose cuando era joven, había tenido dos hijos: el menor Aristakes, que le sucederá inmediatamente, y el mayor Verthanes, que, sucediendo al menor, será el tercer catholicos de la dinastía gregoriana. En Galia un Eucherio de Lión (+ ca. 449), esposo de Galla y padre de dos futuros obispos, Salonio de Ginebra y Verano de Vence. En Italia san Paulino de Nola (+ 431), que de su esposa Terasia había tenido un hijo fallecido a temprana edad. Y en Irlanda, un sacerdote de nombre Potitus, que la historia habría olvidado hace ya mucho tiempo si no hubiese sido el abuelo de san Patricio. Sería larga la lista de todos aquellos cuyo testimonio habría sido muy útil para revelarnos como fueron las cosas y el por qué.
En los orígenes de la ley
Pero si es imposible interrogar las voces que ahora callan, tenemos en cambio, un cierto número de textos que nos informan de manera clara. A partir del siglo IV, en efecto, una legislación escrita toma nota de dos obligaciones complementarias: no sólo el matrimonio está prohibido después de la admisión a los grados superiores del clericato, sino el mismo uso del matrimonio está prohibido a los miembros del clero superior que podían haber estado casados antes de su ordenación. Para facilitar tal distinción con una terminología apropiada, convengamos en llamar a la primera de estas obligaciones ""ley del celibato en sentido estricto" y a la segunda ""ley del celibato-continencia".
Se sabe bien que, en orden de tiempo, el primero de los concilios de la Iglesia universal en exigir la continencia perfecta de los clérigos casados, es el Concilio de Elvira, al inicio del siglo IV, del cual el Papa Pío XI dirá un día que él presupone una prehistoria y "no hace otra cosa que reforzar y unirse a una cierta exigencia, por así decirlo, que tiene su origen en el Evangelio y en la predicación de los Apóstoles". Regresaremos sobre el tema.
En primer lugar, será conveniente tomar conocimiento de los numerosos documentos públicos que, desde aquella época, hacen remontarse la disciplina del "celibato-continencia" a los tiempos apostólicos. En orden cronológico éstos son:
La decretal Directa, del 10 de febrero de 385, enviada por el Papa Siricio al obispo español Himerio, Metropolita del área de Tarragona.
La decretal Cum in unum, enviada por Siricio a los episcopados de diversas provincias para comunicarles las decisiones tornadas en enero de 386 en Roma por un Concilio de 80 obispos.
La decretal Dominas inter, en respuesta a algunas preguntas de los obispos de Galia.
El canon 2 del Concilio celebrado en Cartago, en junio de 390.
La decretal Directa es una respuesta del Papa Siricio a una consulta hecha a su predecesor Dámaso por el obispo español Himerio acerca de la continencia de los clérigos. A las noticias dolorosas que le llegaban desde España acerca del estado del clero, el jefe de la Iglesia reacciona con un llamado al deber de la continencia perfecta, cuyo principio está contenido en el Evangelio de Cristo, y añade: .,Es por la ley indisoluble de estas decisiones que todos nosotros, sacerdotes y diáconos, nos encontramos atados desde el día de nuestra ordenación (y obligados) a poner nuestro corazón y nuestro cuerpo al servicio de la sobriedad y de la pureza ...".
Un año después, en 386, Siricio envía a diversos episcopados la decretal Cuni in ununt para comunicarles las decisiones tomadas en Roma por un Concilio de 80 obispos. El documento insiste sobre la fidelidad a las tradiciones procedentes de los Apóstoles, ya que ""no se trata de ordenar nuevos preceptos, sino de hacer observar aquellos que a causa de la apatía y de la indolencia de algunos han sido descuidados, Entre estas diversas cosas "establecidas por una constitución apostólica y por una constitución de padres" se encuentra también la obligación a la continencia para los clérigos superiores.
Una tercera decretal -la Dominus inter- es una respuesta de Siricio (o quizá de Dámaso) a una serie de preguntas enviadas por los obispos de Galia. El Papa anuncia ante todo que retomará en orden las preguntas hechas haciendo conocer las tradiciones" (singulis itaque propositionibus sito ordine reddendae sunt traditiones) y en este contexto habla también de los obispos, de los sacerdotes y de los diáconos, respecto a los cuales dice expresamente: "No sólo nosotros, sino también la Escritura divina hacen del ser casto una obligación"...
Seguirá
jueves, 2 de febrero de 2012
Formación, formación, formación, formación
Hoy por hoy, paradójicamente tenemos el mejor acceso que nunca a documentos
- Nivel académico (contra el analfabetismo…)
- Publicaciones y medios de comunicación, a punta pala...
- Facilidad de acudir a las fuentes: webs
Dice (1 Pedro 3, 15): “Glorificad a Dios en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza; pero con mansedumbre y respeto”.
O, como afirma en presidente del recién creado Pontificio Consejo para a Nueva Evangelización, Rino Fischella: “La nueva evangelización deberá encontrar el modo de formar la conciencia de los cristianos para que sean capaces de juicios, decisiones y actitudes públicas que sean coherentes con la persona y enseñanzas de Jesús viviente”
“Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Seor, son capaces de abrir el corazón de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin.” (Porta Fidei, n. 15)
Y Benedicto 16 dice en su penúltima carta: “la nueva evangelización se está volviendo cada vez más necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al margen de toda vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que recibieron en su infancia, y para otros muchos” (Carta Ubicumque et Semper).
Formación Significa:
1º Conocimientos: del evangelio, y de la propia persona.
2º Hábitos intelectuales y prácticos de obrar.
Porta Fidei, la última carta del Papa habla 9 veces del Catecismo (¡¡¡¡y son 10 hojas de documento!!!!):
1º Sobre el Catecismo de la Iglesia Católica, lo anuncia como “subsidio precioso e indispensable” (cfr. P.F, n. 11)
2º promover el uso del Catecismo de la Iglesia católica, como formulación esencial y completa del contenido de la fe para los hombres de nuestro tiempo.
3. promover el uso del Catecismo de la Iglesia católica, como formulación esencial y completa del contenido de la fe para los hombres de nuestro tiempo. (Porta Fidei;
Y por eso el XIII Sínodo de los Obispos sobre La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana, anima a usar el Catecismo, el Compendio, o el Compendio: “transmitir la fe en Cristo significa crear las condiciones para una fe pensada, celebrada, vivida y rezada: esto implica inserir en la vida de la Iglesia. Ésta es una estructura de transmisión muy radicada en la tradición eclesial. A ella se refiere el Catecismo de la Iglesia Católica, así como también el Compendio del mismo Catecismo, que la asume para sostenerla, explicitarla, promoverla.
Hay que leer el Catecismo, concluyo.
miércoles, 1 de febrero de 2012
Nueva evangelización
De Benedicto 16, en su éltimo documento Ubicumque Et Semper:
«Enteros países y naciones, en los que en un tiempo la religión y la vida cristiana fueron florecientes y capaces de dar origen a comunidades de fe viva y operativa, están ahora sometidos a dura prueba e incluso alguna que otra vez son radicalmente transformados por el continuo difundirse del indiferentismo, del laicismo y del ateísmo. Se trata, en concreto, de países y naciones del llamado primer mundo, en el que el bienestar económico y el consumismo —si bien entremezclado con espantosas situaciones de pobreza y miseria— inspiran y sostienen una existencia vivida "como si Dios no existiera”.
“El siervo de Dios Pablo VI observaba con clarividencia que el compromiso de la evangelización «se está volviendo cada vez más necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al margen de toda vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que recibieron en su infancia, y para otros muchos”
Vemos cómo nos remite a 2 ámbitos:
Ad intra:
1º Debido a una gran ignorancia doctrinal. ¿Quién soy?, ¿qué es ser cristianos?, ¿qué debemos creer?, ¿a qué no podemos renunciar?
Se duda o ignora, por los cristianos, ENTRE OTRAS…
A Existencia de Dios
B Naturaleza de la misión de Cristo: redención
C Libertad y gracia: confirmación, oración,
D Fe como dato intelectual (vs sentimiento, )
E Comprensión de las Escritura
F Comprensión de la Liturgia…
2º Consecuencias:
- Fe NO-celebrada (sacramentos): desnaturalización de lo sacro.
- Fe NO-vivida (moral): desorientación moral.
3º Tensiones intra-eclesiales: cómo los 2 grandes cismas de la Iglesia: intra-eclesiales. B 16, afirma en Porta Fidei la existencia de catecismos no del todo en sintonía con el Catecismo de la Iglesia Católica. (teología liberación-lefebrianos)
- Consecuencia lógica en una sociedad que ensalza la libertad personal hasta hacerlo un todo: desobediencia jerárquica, actitudes contestatarias…
Ad extra:
1º Indiferencia (no ateísmo): Desafío: Indiferentismo, la sublimación del todo vale, porque no vale nada: historicismo, como post-historicismo; cientificismo, como post-cientificismo… Se conocen los ppios doctrinales…pero no son asimilados, ni creídos, ni tomados en consideración…más bien todo lo contrario: atacados como amenazas
“El acto de fe supone determinadas actitudes antropológicas que son las que la secularización pone en discusión: capacidad de la verdad, de la belleza, responsable para elegir el bien” (Rino F.)
2º Sociedad fuertemente pluralizada. (lo plural como bueno, independientemente de su verdad)
lunes, 30 de enero de 2012
Eucaristía
Sin Misa, somos cristianos estadísticos, nada más.
«Sin el domingo no podemos vivir», nos remonta al año 304, cuando el emperador Diocleciano prohibió a los cristianos, so pena de muerte, poseer las Escrituras, reunirse el domingo para celebrar la Eucaristía y construir lugares para sus asambleas. En Abitene, pequeña localidad en lo que hoy es Túnez, en un domingo se sorprendió a 49 cristianos que, reunidos en la casa de Octavio Félix, celebraban la Eucaristía, desafiando las prohibiciones imperiales. Arrestados, fueron llevados a Cartago para ser interrogados por el procónsul Anulino.
En particular, fue significativa la respuesta que ofreció Emérito al procónsul, tras preguntarle por qué habían violado la orden del emperador. Le dijo: «Sine dominico non possumus», sin reunirnos en asamblea el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades cotidianas y no sucumbir. Después de atroces torturas, los 49 mártires de Abitene fueron asesinados. Confirmaron así, con el derramamiento de sangre, su fe. Murieron, pero vencieron.
Sto Tomás, en la Summa Theologica : Hablando en absoluto, la eucaristía es el más importante de todos los sacramentos. Y esto resulta porque (…):
1º Contiene realmente a Cristo en persona, mientras que los otros contienen una virtud instrumental participada de Cristo…
2º Todos los demás sacramentos están ordenados a la eucaristía como a su fin…
En el fondo, es creerse lo que dijo el mismo Jesucristo:
Jn 6, 53: “Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el que vuestros padres, que lo comieron y murieron: el que come este pan vivirá para siempre.”
Concilio Vaticano II:
El Concilio Vaticano II nos lo volvió a recordar. Lumen Gentium, n.11: “La eucaristía es fuente y culmen de toda vida cristiana.”
Presbiterorum Ordinis, n.5: “Los demás sacramentos, como los demás ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la eucaristía y a ella se ordenan.. La Eucaristía contiene todo el bien de la Iglesia, es decir, Cristo mismo…
La celebración eucarística es, por tanto, el centro de la asamblea de los files, que preside el presbítero.”
VE A MISA. ACUDE A MISA. ASISTE A MISA. ESCUCHA LA EUCARISTÍA. INVITA A TUS AMIGOS A LA EUCARISTÍA. ATIENDE LAS ORACIONES DE LA MISA. REZA EN MISA. ALABA EN MISA. ADORA EN MISA. DESAGRAVIA EN MISA.
sábado, 28 de enero de 2012
Iglesia abofeteada por sus hijos
La Iglesia está siendo agitada desde dentro, por eso hay que rezar mucho. Mucho. Y, en la medida d nuestas posibilidades, no hacer nosotros lo mismo.
Esto es lo que está pasando:
C
ontexto. El “Governatorato” es la administración del Estado-Ciudad del Vaticano, con sus gastos, sus servicios y sus ingresos. Cuenta con un presidente, que es un cardenal, y con un secretario general (una especie de administrador-delegado), que es un obispo. Hasta el pasado octubre, el secretario era mons. Carlo Maria Viganò, a quien el Papa nombró nuncio de la Santa Sede en Washington. En aquellos días se comentó que ese nombramiento (de indudable relevancia) había sido una victoria de los “enemigos” que Viganò se había ganado durante su año y medio en el cargo. En ese periodo, según se ha publicado, el “Governatorato” pasó de un déficit de 7,8 millones de euros a un superávit de 34,4 (es un superávit que sirve para financiar la actividad de la Santa Sede, que no cuenta con ingresos). El trabajo de Viganò consistió en buena parte, según se ha publicado, en poner en práctica los consejos que la consultora "McKinsey" había recomendado en un informe.
Algunos medios han publicado ahora algunas cartas privadas que mons. Viganò escribió al Papa y al Secretario de Estado en los meses pasados solicitando, en definitiva, que no le cambiaran de lugar para poder seguir su tarea de “limpieza” contra corrupción e intereses privados. Además, acusa a sus presuntos enemigos con nombre y apellidos, refiriendo presuntas irregularidades. La autenticidad de esa correspondencia no se ha puesto en discusión. Aunque el programa de televisión en el que se discutió el caso (en La 7, la antigua Telemontecarlo) tuvo muy poca audiencia, la noticia sobre “corrupción en el Vaticano” fue rebotada por todos los medios. Lo que desde el Vaticano se ha criticado ha sido, sobretodo, la difusión de esa correspondencia reservada, al tiempo que se ha negado que el nuevo encargo de Viganò haya sido fruto de presiones. Quien ocupa ahora su antiguo puesto está siguiendo los mismos criterios de rigor, subrayó el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi.
Desde luego, el caso tiene todos los ingredientes para alimentar el imaginario sobre las “luchas de poder bajo la cúpula de san Pedro”. La realidad, posiblemente, sea más modesta y esté más relacionada con las pasiones humanas de no poca gente llena de buena voluntad. En todo caso, se trata de un triste espectáculo que manifiesta que, en buena parte, los verdaderos problemas de la Iglesia están dentro. Esto ya lo ha dicho Benedicto XVI en más de una ocasión y me parece un diagnóstico muy certero
aborto
He vuelto a comprobar de primera mano, lo muy madre que es la Iglesia. No se acobarda. Como Cristo nos enseñó. No salir correr cuando vemos al lobo, sino salir en defensa de las ovejas y palos contra el lobo.
El aborto mata. Mata a un niño. Mata a una madre. Mata a la pareja. Mata el alma de la madre, y le priva de ilusión, de alegría y paz. Por el contrario, el aborto (y con él todos los que a él abocan) aísla hasta la muerte, humilla, avergüenza, ensucia... y encadena con la ley del "no decir", "no sepan", "qué dirán"...
Cómo puede existir 1,5 millones de abortos en España y se habla tan poco, no se sabe quién, ni se habla con naturalidad (pretendida por los pro-muerte)
Los médicos le dijeron a esta persona, después del aborto, cuando no podía vivir en paz: ¿eres creyente?...pues confiésate. Ya se te pasará.
La sociedad, así, en abstracto, es cruel. No entiende de las personas, sino de lo que conviene, de lo correcto, de lo que se lleva...
Maldita hipocresía...Bendita vida, bendita verdad, bendito Dios que nos la enseña y nos la custodia...
jueves, 26 de enero de 2012
sobre el feísmo imperante y la belleza necesaria
El feísmo, está de moda (góticos, punks, arte moderno con defecaciones, blasfemas...) Lo transgresor, lo llamativo. ¿Por qué? En este vídeo se dan unas respuestas, muy acertadas, a mi parecer.
Podría pensarse que el tama "belleza" es fatuo, o inútil tratarlo, pero en absoluto es así. Según lo que tengamos en la cabeza por belleza, será un modo de entendernos a nosotros mismos y la naturaleza que nos circunda...
¿La belleza está ahí o la "pone" el hombre"?, Dios ha hecho todo...y todo es bello, pero a veces no lo es, ¿por qué?
Para descubrir la belleza hemos de poder contemplar, admirarnos, descubrir, salir de nosotros mismos.
domingo, 15 de enero de 2012
Amistad apostólica
Estoy leyendo documentos de la Iglesia, de diversa gradación, y me encanta ver como el Papa, Benedicto 16, eleva a categoría teológica algo que no había leído nunca en este "tipo" de documentos, tan... ¿técnicos? ¿Y, qué es lo que hace aparecer en los documentos que no he leído nunca? Pues, sencillamente: la amistad!
La amistad como vehículo de evangelización...sin que ello sea instrumentalizar la amistad. Hay que ser mu amigos de los amigos. Quererles bien, pero no a pesar de ellos. Hay que hablar a nuestros "amigos" de Cristo, pero sin calzarles a Cristo, a pesar de sus conciencias. El Señor tiene sus tiempos (y las personas también) y por eso hemos de saber esperar, acompañar, animar, consolar...
Qué bueno es que veamos a nuestras amistades como dependientes de nostors en su posibilidad de encontrarse con Dios. De otro modo ¿quién lo hará? Telecinco!
viernes, 13 de enero de 2012
Que lo disfruteis como yo lo he disfrutado:
Felices los que saben reírse de sí mismos,
porque nunca terminarán de divertirse.
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita,
porque evitarán muchos inconvenientes
Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas,
porque llegarán a ser sabios.
Felices los que saben escuchar y callar,
porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio,
porque serán apreciados por quienes los rodean.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables,
porque serán distribuidores de alegría.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y con tranquilidad las cosas grandes,
porque irán lejos en la vida.
Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio,
porque su camino será pleno de sol.
Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar,
porque no se turbarían por lo imprevisible.
Felices ustedes si saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice o cuando les pisen los pies,
porque el Evangelio comienza a penetrar en su corazón.
Felices ustedes si son capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás aún cuando las apariencias sean contrarías.
Pasarán por ingenuos: es el precio de la caridad.
Felices sobretodo, ustedes, si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran,
entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.
domingo, 8 de enero de 2012
miércoles, 4 de enero de 2012
a los reyes...
Qué les pido a los Reyes Majos?
Pues me atrevo a pedir todo para mi Madre la Iglesia, a saber:
1º Un número cada vez mayor de curas que celebren con recia devoción la sagrada eucaristía.Que la amen, veneren y la defiendan como su vida.
2ºMiles y miles de hombres y mujeres que lleven a sus vidas cotidianas el testimonio de una vida superior, es decir, sobrenatural. Que hay un cielo esperándonos. Que no todo termina aquí. Que la vida plena es el cielo, no el éxito material, profesional o físico.
3º Cada vez más obispos que se atrevan a poner su vida espiritual antes que nada...incluidas ponencias, charlas, libros o programas.
4º Una gran multitud de laicos que se tomen en serio el Vaticano II, es decir, su llamada a la santidad, sin rebajas.
5º Instituciones que se definan como católicas...que realmente lo sean.
6º Cristianos que esten preparados a morir por su fe.
7º Mientras deseamos que la sociedad, las instituciones, los gobiernos sean más respetuosos con la fe...nosotros, los creyentes la vivamos en todos los estratos de la vida: privada, profesional, laboral...
8º Bueno,... y unos calcetines para el frío.
sábado, 31 de diciembre de 2011
Entre Dios y Elvis...
La madre Dolores transcurre las mañanas en el silencio, la oración y la contemplación. Rezar y trabajar, había escrito san Benito, por eso al rayar el alba ordeña la vaca y por las tardes cultiva el campo y cuida las hortalizas. Lo anterior sin descuidar la formación de sus novicias. El canto gregoriano es parte constitutiva de esta abadía femenina de la orden benedictina cuyas religiosas se despiertan con amor a mitad de cada noche para entonar himnos a Dios.
¿Y qué tiene que ver ella con Elvis Presey? Resulta que la vida de la madre Dolores no siempre fue ésta. Actriz famosa y reconocida en la década de los cincuentas y de los sesentas, con el nombre artístico de Dolores Hart -su verdadero apellido es Hicks-, compartió escena con los más famosos actores y cantantes de su época como Anthony Quinn, Gary Cooper, Ana Magnani o Elvis Presley. De hecho, en la película "Loving you" fue su primer papel, convirtiéndose en la primera actriz en ser la dama joven de Elvis Presley que también debutaba, con quien tiempo después filmaría, también, "King Creole", quedando así su imagen siempre ligada a ese cantante en la mente de los aficionados al cinematógrafo. Figuró en carteleras, revistas y anuncios publicitarios. No podía estar en lugares públicos ya que los admiradores hacían lo imposible por arrancarle un autógrafo. Curiosamente, Dolores estaba emparentada políticamente con el cantante y actor Mario Lanza, quien estaba casado con una tía de ella.
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Ver escenas de su primer film:
Al regresar de una gira de promoción de una de sus últimas películas, pide al chofer de su limousine dejarla delante de la abadía Regina Laudis, en Connecticut. Era el 13 de junio de 1963. La súper actriz de la Metro Goldwyn Mayer, Dolores Hart, dejaba el mundo del espectáculo e iniciaba ese otro mundo más pleno: el del seguimiento del llamado de Dios.
Fue un ícono en los filmes de Elvis
Claro que suponía un acto de abnegación de sus propios gustos y de muchos otras posibilidades abiertas. Tenía todo lo que podía desear: juventud, belleza, dinero, fama… Pero le faltaba esa paz que sólo se consigue cuando se es fiel a la conciencia. Le costó dejar a su novio, el emprendedor californiano Don Johnson, le costó dejar los foros, el maquillaje, los vestidos, le costó el nuevo anonimato. Le costó esa radicalidad que posiblemente hoy es menos comprendida por muchos creyentes católicos. Pero tenía viva la determinación de hacer la cosa justa, y eso fue lo que hizo: supo poner su corazón en el puesto justo o, mejor dicho, en Dios mismo.
Cuando del L´osservatore Romano (18 de julio de 2008) le preguntaron si era feliz, la madre Dolores respondió: “antes de haber cumplido veinte años, en el convento me di cuenta que trabajar en el cine me daba menos felicidad que la que me esperaba aquí”.
Ciertamente el itinerario de amor que ha seguido la hoy priora de novicias en la abadía Regina Laudis a Bethlehem, no ha sido un camino de rosas. En 1999 padeció una enfermedad neurológica poco común que la dejó sin posibilidad de caminar, hablar y comer por un tiempo. Pero tuvo fe, se tomó de la mano de Jesús y salió victoriosa.
La historia de la madre Dolores es de esas que llegan al fondo de nosotros mismos. Que nos pregunta y exige una respuesta reflexiva, honda, hecha práctica. Y es que, como ella misma dice “Una relación viva y personal con Cristo es necesaria para entender que su presencia es la única cosa verdaderamente real y verdaderamente hermosa en nuestra propia vida”.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Satanás zarandea la Iglesia...de verdad
Cuando Pablo VI dijo que el humo de Satanás se había filtrado en la Iglesia ya sabía lo que decía. Han sido Juan Pablo II y Benedicto XVI, en las homilías de Fátima, quienes dijeron que es "en" la Iglesia donde está su verdadero enemigo. Almas consagradas que parecen diablos vestidos de corderos...horroroso.
Por todo esto, siempre os dogo, rezad por la Iglesia, por los curas. Y muchos sacrificios, pequeños, pero reales...
Obispo y jefe de una “banda”. Se sospecha que el religioso Philippe Bär (que durante un decenio dirigió la diócesis más importante de los Países Bajos, de 1983 a 1993) ofreció apoyo organizativo a una asociación cuya finalidad era la de abusar sexualmente de menores. Además, habría formado parte de este nefasto grupo.
En 1993, el jefe de la diócesis de Rotterdam dejó improvisamente su puesto para retirarse en la abadía benedictina de Chevetogne, Bélgica. En Holanda, la tormenta sobre la Iglesia se abata con cada vez más fuerza. Después de la situación irlandesa, se añade la presencia de Holanda en el “clero infiel”. Antes las increíbles conclusiones de la comisión independiente sobre la pederastia (uno de cada cinco niños que entraron en contacto con insituciones eclesiásticas), ahora los cargos de abusos sexuales en contra del obispo emérito de Rotterdam.
Es decir, la Iglesia holandesa no logra a detener los escándalos. En agosto, una comisión había propuesto propuesto compensar a las víctimas y los obispos aprobaron con una votación las soluciones identificadas. El costo total de las indemnizaciones superará los 5 millones de euros. La indemnización será calculada «con base en la gravedad del abuso cometido», especifica el episcopado holandés. Desde hace dos años, la Iglesia de los Países Bajos está sufriendo graves heridas por el escándalo de la pederastia. Una investigación gobernativa censó miles de casos de abusos llevados a cabo dentro de las Isntituciones religiosas, muchos de los cuales han llegado a las aulas de los tribunales. A partir de los abusos de un colegio católico de la ciudad de 's-Heerenberg. Los obispos de los Países bajos reconocen públicamente que es necesario «recuperar la confianza», haciendo justicia para sanar a las víctimas. Los «grandes errores de la dirección de la Iglesia pueden haber minado la credibilidad», por ello «los obispos y los superiores de las órdenes deben asumir sus propias responsabilidades y afrontar las críticas». En total, están involucradas 137 personas, entre religiosos y religiosas. Las denuncias describen el ambiente de desamparo y de miedo que hacía difícil que las víctimas denunciaran públicamente los hechos. La Santa Sede pretende que el episcopado nacional establezca una línea completamente dirigida hacia la transparencia después de años de políticas poco claras en Holanda.
Así pues, el escándalo de la pederastia está ahogando a la Iglesia “liberal”, el laboratorio que, con su “catecismo ultramoderno” y con la interpretación progresista del Concilio Vaticano II, pretendía modernizar la fe y hacer que hubiera un poco de aire nuevo en los Palacios Sacros. De 1945 a 2010 en Holanda, decenas de miles de niños sufrieron abusos sexuales en instituciones eclesiásticas y centros católicos. La comisión de investigación independiente, dirigida por el exministro Wim Deetman, ha llegado a una conclusión impresionante: son 800 las personas que han sido identificadas como responsables de los abusos (sacerdotes y personal laico), de las que 150 siguen con vida. Un menor de cada cinco de los que tuvieron algún tipo de relación con las estructuras de la Iglesia holandesa entre 1945 y 2010 sufrió abusos.
Por ello, se cumple la “profecía” de Benedicto XVI. En la carta a los católicos de Irlanda, el Papa había indicado que entre las causas de los abusos está el alejarse de la Tradición: «Muy a menudo, las prácticas sacramentales y devocionales que sostienen la fe y la hacen capaz de crecer, como por ejemplo la recuente confesión, la oración cotidiana y los retiros anuales, han sido desatendidas. También fue determinante en este período la tendencia, incluso de sacerdotes y religiosos, de adoptar formas de pensar y de juzgar de las realidades seculares sin suficiente referencia al Evangelio».
Hace pocos días se hizo pública la noticia “shcok” del sacerdote salesiano holandés de 73 años (se conocen solo las iniciales: el padre van B.) que llegó a las páginas de los periódicos porque declaró que pertenecía a la Martijn, una asociación legalmente reconocida en Holanda y que sostiene las reladiones pederastas: «Son perfectamente legítimas», dicen, «aunque sean discriminadas en la socieda». Van B. no era el único que sostenía la legitimidad de la pederastia, sino también el padre Herman Spronck, superior de los salesianos en Holanda, cuya entrevista con Rtl News sigue haciendo enloquecer internet. El padre Spronck, en resumen, apoyaba a van B. y sostiene que, si el niño aprueba la relación sexual con un adulto, es legítima. Dice «Depende del niño. Nunca hay que entrar en el espacio personal del niño si este no lo consiente. Pero hay niños que indican, ellos mismos, que es admisible. En este caso incluso un contacto sexual es posible». El padre Spronck da detalles del seminario en el que él, con otros tantos sacerdotes holandeses, estudió durante los años 50 y 60. Dice que todos eran varones y que nunca veían chicas, «y, por ello, era normal que nacieran ciertas tendencias». La noticia llegó inmediatamente desde Holanda hasta Roma. Y provocó una dura reacción de la curia generalicia de los salesianos, que condenó las declaraciones de Spronck diciendo,en una nota, que «el pleno y total respeto de los niños, chicos y jóvenes sigue siendo, para nosotros, una elemento fundamental e irrenunciable». E incluso: «Ser miembro de tal asociación es absolutamente incompatible con los principios y los valores de la tradición salesiana». En la Iglesia holandesa hay pocos que apoyan la legitimidad de la postura de los dos salesianos holandeses. El debate está más abierto que nunca ( y cobra matices ásperos) sobre el génesis teológico e histórico de la postura de los religiosos. La pregunta es solo una: ¿cómo es posible que hombres de la Iglesia sostengan que la pederastia es algo legítimo?
El cardenal Bernard Jan Alfrink, arzobispo de Utrecht, fue el que publicó (con el apoyo de diferentes teólogos, como el dominico Edward Schillebeeckx) un nuevo catecismo con grandes aperturas en muchos temas: homosexualidad, aborto, prácticas anticonceptivas, sacerdocio para las mujeres, celibato de los sacerdotes. Para otros, en cambio, estas posturas (que no pueden ser compartidas de ninguna manera) indican a una Iglesia que no elude ciertos problemas y que quiere hablar al respecto.
Hasta hace pocos mesos, el principal intérprete de esta Iglesia abierta al mundo y a su espíritu era Adrianus Herman van Lyun, obispo de Rotterdam. El 18 de enero, el Papa aceptó su renuncia por haber cumplido el límite de edad. Mientras, el costo total de las indemnizaciones ya acordadas superará los 5 millones de euros
Felicidades!!!
Con este versión muy acertada (a mi parecer) os deseo, yo también: MUCHAS FELICIDADES!!!!!
Concilio Vaticano II
No tengáis miedo a la longitud del texto, pues es muy importante el tema. ¿De qué va? Pues del grado de adhesión que debemos al Concilio Vaticano II. Como no se os escapa, el Concilio fue una bendición, pero también a partir de él, y precisamente por la incorrecta recepción del mismo, han existido interpretaciones erróneas. Por tanto ¿cómo hemos de recibir el Concilio? Pues aquí tenéis:
El quincuagésimo aniversario, ya próximo, de la convocatoria del Concilio Vaticano II (25-XII-1961) es motivo de celebración, pero también de renovada reflexión sobre la recepción y aplicación de los documentos conciliares. Además de los aspectos directamente más prácticos de esta recepción y aplicación, con sus luces y sombras, parece oportuno recordar también la naturaleza de la debida adhesión intelectual a las enseñanzas del Concilio. Aún tratándose de doctrina bien conocida y de la que se dispone de abundante bibliografía, no es superfluo recordarla en sus rasgos esenciales, teniendo en cuenta la persistencia de perplejidades manifestadas, incluso en la opinión pública, en relación con la continuidad de algunas enseñanzas conciliares respecto a las precedentes enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.
Ante todo no parece inútil recordar que la intención pastoral del Concilio no significa que éste no sea doctrinal. Las perspectivas pastorales de hecho se basan en la doctrina, como no podría ser de otro modo. Pero sobre todo es necesario recalcar que la doctrina se orienta a la salvación; su enseñanza es parte integrante de la pastoral. Además, en los documentos conciliares es obvio que existen muchas enseñanzas de naturaleza puramente doctrinal: sobre la Revelación divina, sobre la Iglesia, etcétera. Como escribió el beato Juan Pablo II, “con la ayuda de Dios, los padres conciliares, en cuatro años de trabajo, pudieron elaborar y ofrecer a toda la Iglesia un notable conjunto de exposiciones doctrinales y directrices pastorales” (Constitución Apostólica Fidei depositum, 11-X-1992, Introducción).
La debida adhesión al Magisterio
El Concilio Vaticano II no definió ningún dogma, en el sentido de que no propuso mediante acto definitivo ninguna doctrina. Sin embargo, el hecho de que un acto del Magisterio de la Iglesia no se ejerza mediante el carisma de la infalibilidad no significa que pueda considerarse “falible” el sentido de que transmita una “doctrina provisional” o bien “opiniones autorizadas”. Toda expresión de Magisterio auténtico hay que recibirla como lo que verdaderamente es: una enseñanza dada por los Pastores que, en la sucesión apostólica, hablan con el “carisma de la verdad” (Dei Verbum, n. 8), “revestidos de la autoridad de Cristo” (Lumen gentium, n. 25), “a la luz del Espíritu Santo” (ibid.).
Este carisma, autoridad y luz ciertamente estuvieron presentes en el Concilio Vaticano II; negar esto a todo el episcopado cum Petro y sub Petro, reunido para enseñar a la Iglesia universal, sería negar algo de la esencia misma de la Iglesia (cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Mysterium Ecclesiae, 24-VI-1973, nn. 2-5).
Naturalmente no todas las afirmaciones contenidas en los documentos conciliares tienen el mismo valor doctrinal y por lo tanto no todas requieren el mismo grado de adhesión. Los diversos grados de adhesión a las doctrinas propuestas por el Magisterio fueron recordados por el Vaticano II en el n. 25 de la Constitución Lumen gentium, y después sintetizados en los tres apartados añadidos al Símbolo niceoconstantinopolitano en la fórmula de la Professio fidei, publicada en 1989 por la Congregación para la Doctrina de la Fe con la aprobación de Juan Pablo II.
Las afirmaciones del Concilio Vaticano II que recuerdan verdades de fe requieren, obviamente, la adhesión de fe teologal, no porque hayan sido enseñadas por este Concilio, sino porque ya habían sido enseñadas infaliblemente como tales por la Iglesia, mediante un juicio solemne o mediante el Magisterio ordinario y universal. Así como requieren un asentimiento pleno y definitivo las otras doctrinas recordadas por el Vaticano II que ya habían sido propuestas con acto definitivo por precedentes intervenciones magisteriales.
Las demás enseñanzas doctrinales del Concilio requieren de los fieles el grado de adhesión denominado “religioso asentimiento de la voluntad y de la inteligencia”. Un asentimiento “religioso”, por lo tanto no fundado en motivaciones puramente racionales. Tal adhesión no se configura como un acto de fe, sino más bien de obediencia no sencillamente disciplinaria, mas enraizada en la confianza en la asistencia divina al Magisterio y, por ello, “en la lógica y bajo el impulso de la obediencia de la fe” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum veritatis, 24-V-1990, n. 23). Esta obediencia al Magisterio de la Iglesia no constituye un límite puesto a la libertad; al contrario, es fuente de libertad. Las palabras de Cristo: “Quien a vosotros escucha, a mí me escucha” (Lc 10,16) se dirigen también a los sucesores de los Apóstoles; y escuchar a Cristo significa recibir en sí la verdad que hace libres (cfr. Jn 8,32).
En los documentos magisteriales puede haber también – como de hecho se hallan en el Concilio Vaticano II – elementos no propiamente doctrinales, de naturaleza más o menos circunstancial (descripciones del estado de las sociedades, sugerencias, exhortaciones, etc.). Tales elementos deben acogerse con respeto y gratitud, pero no requieren una adhesión intelectual en sentido propio (cfr. Instrucción Donum veritatis, nn. 24-31).
La interpretación de las enseñanzas
La unidad de la Iglesia y la unidad en la fe son inseparables, y esto comporta también la unidad del Magisterio de la Iglesia en todo tiempo en cuanto intérprete auténtico de la Revelación divina transmitida por la Sagrada Escritura y por la Tradición. Ello significa, entre otras cosas, que una característica esencial del Magisterio es su continuidad y homogeneidad en el tiempo. La continuidad no significa ausencia de desarrollo; la Iglesia, a lo largo de los siglos, progresa en el conocimiento, en la profundización y en la consiguiente enseñanza magisterial de la fe y moral católica.
En el Concilio Vaticano II hubo varias novedades de orden doctrinal: sobre la sacramentalidad del episcopado, sobre la colegialidad episcopal, sobre la libertad religiosa, etc. Si bien ante las novedades en materias relativas a la fe o a la moral no propuestas con acto definitivo es debido el religioso asentimiento de la voluntad y de la inteligencia, algunas de ellas fueron y siguen siendo objeto de controversias sobre su continuidad con el Magisterio precedente, o bien sobre su compatibilidad con la Tradición. Frente a las dificultades que pueden encontrarse para entender la continuidad de algunas enseñanzas conciliares con la Tradición, la actitud católica, teniendo en cuenta la unidad del Magisterio, es la de buscar una interpretación unitaria en la que los textos del Concilio Vaticano II y los documentos magisteriales precedentes se iluminen recíprocamente. No sólo hay que interpretar el Vaticano II a la luz de documentos magisteriales precedentes, sino que también algunos de éstos se comprenden mejor a la luz del Vaticano II. Ello no representa ninguna novedad en la historia de la Iglesia. Recuérdese, por ejemplo, que nociones importantes en la formulación de la fe trinitaria y cristológica (hypóstasis, ousía) empleadas en el Concilio I de Nicea se precisaron mucho en su significado por los Concilios posteriores.
La interpretación de las novedades enseñadas por el Vaticano II debe por ello rechazar, como dijo Benedicto XVI, la hermenéutica de la discontinuidad respecto a la Tradición, mientras que debe afirmar la hermenéutica de la reforma, de la renovación en la continuidad (Discurso, 22-XII-2005). Se trata de novedades en el sentido de que explicitan aspectos nuevos, hasta ese momento no formulados aún por el Magisterio, pero que no contradicen a nivel doctrinal los documentos magisteriales precedentes, si bien en algunos casos – por ejemplo, sobre la libertad religiosa – comporten también consecuencias muy distintas a nivel de las decisiones históricas sobre las aplicaciones jurídico-políticas, vistos los cambios en las condiciones históricas y sociales. Una interpretación auténtica de los textos conciliares puede realizarse sólo por el propio Magisterio de la Iglesia. Por ello en la labor teológica de interpretación de las partes que, en los textos conciliares, susciten interrogantes y parezcan presentar dificultades, es preciso sobre todo tener en cuenta el sentido según el cual las intervenciones magisteriales sucesivas hayan entendido tales partes. En cualquier caso, siguen siendo espacios legítimos de libertad teológica para explicar de uno u otro modo la no contradicción con la Tradición de algunas formulaciones presentes en los textos conciliares y, por ello, para explicar el significado mismo de algunas expresiones contenidas en esas partes.
Al respecto, no parece finalmente superfluo tener presente que ha pasado casi medio siglo desde la conclusión del Concilio Vaticano II, y que en estas décadas se han sucedido cuatro Romanos Pontífices en la cátedra de Pedro. Examinando el Magisterio de estos Papas y la correspondiente adhesión del Episcopado a él, una eventual situación de dificultad debería transformarse en serena y gozosa adhesión al Magisterio, intérprete auténtico de la doctrina de la fe. Esto debería ser posible y deseable aunque permanecieran aspectos racionalmente no comprendidos del todo, dejando abiertos en cualquier caso los legítimos espacios de libertad teológica para una labor de profundización siempre oportuna. Como ha escrito Benedicto XVI recientemente, “los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado” (Motu propio Porta fidei, n. 4)
martes, 13 de diciembre de 2011
Villancico
Precioso este villancico que me han enviado un seguidor del Blog. Que lo disfrutéis.
NAVIDAD 2011 from sietefm on Vimeo.
viernes, 2 de diciembre de 2011
La verdad seduce
Otra vez! Sí, otra vez. he tenido el gozo de predicar a jóvenes... y como otras veces, son capaces de oír la verdad...aunque sea exigente! Y, es que la intuyen en el fondo de su corazón. Palabras tan evangélicas como: pureza, pobreza, sinceridad, adoración...Dios! resulta que están en el fondo de su corazón, y las reconocen como dentro de su propio patrimonio afectivo-intelectual.
Luego, es verdad, que no saben cómo llevarlo a la práctica...incluso les parece difícil... o muy difícil. Pero escuchan con atención e interés. Y reconocen una llamada original y genuina...
Hemos de no tener miedo a predicar "todo" el evangelio. No sólo lo que pensamos que caerá bien. Sino todo. Es verdad que a los mayores hay coas que no les gusta oír (no a los jóvenes). Pero si no les gusta porque, precisamente, ya han elegido en su corazón: no se puede...y viven en el descontento o la resignación de no haber saboreado esa riqueza tan, tan...evangélica.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Incoherencia

Y es que es el mal endémico de esta sociedad. Cree que piensa... pero en verdad lo que hace es "sentir". Es decir, em vez de razonar con ideas, claras y distintas, opina según la impresión que le cause algo... es decir, según lo agradable o desagradable que le parezca algo... que es legítimo... siempre que no se revista de "razonamiento", o "intelectualidad".
La cosa es que hace poco alguien me dijo que a tal persona había que respetarla (su opción de vida) pues era lo que su conciencia le dictaba....y que yo no era quién para decir si era adecuada o no (vaya por delante que yo no juzgo con mis criterios, sino con los de la Iglesia...que puestos a opinar, me parecen válidos, acertados y ciertos). Y, hete aquí, que se me dice ahora que (en una determinada cuestión, que no voy a sacar a relucir) he de obedecer a la mayoría... ¿En qué quedamos? ¿mayoría?, ¿conciencia?, o ¿magisterio?...
Viva el caos!!
A los misioneros
En este pequeño vídeo se puede ver lo peligroso de muchas de las carreteras que frecuentan los misioneros. En este caso es de día, no ha llovido y no hay mucho tránsito...pero hay situaciones bien peligrosas. Situaciones de oscuridad, hielo, o enormes (sobretodo en esas carreteras) en las que se la juegan... sólo, por ir a predicar el evangelio.
No es el primero que se ha despeñado por una de esas laderas, que, si te caes, pasan horas larguísimas hasta que te rescatan...y otras tantas, hasta que te llevan a un lugar adecuado a tus necesidades...
No es el primero que se ha despeñado por una de esas laderas, que, si te caes, pasan horas larguísimas hasta que te rescatan...y otras tantas, hasta que te llevan a un lugar adecuado a tus necesidades...
martes, 1 de noviembre de 2011
Im-presionante
Creo que ya os he puesto algo de este personajillo. Este vídeo tiene más metraje, y cunde más. Que or aproveche. Yo me voy unos días a predicar por ahí, a lo s Francisco Javier: Jeep y caminos de Dios...Rezad un poquillo eh
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