miércoles, 10 de noviembre de 2010
formación-información
Cada día que pasa veo más difícil un auténtico debate sobre alguna cosa. Todo son prejuicios, suposiciones, enfados, críticas y suposiciones... Para que pueda existir un fecundo diálogo:
5º- Paciencia al escuchar... y al exponer. No ahorrar el camino, pues aveces trae malentendidos.
4º- No jugar con las palabras, es decir, no cambiarles el sentido... Si uno no quiere llamar al aborto...aborto, sino IVE ha de explicar por qué. Si uno quiere introducir a la palabra familia otras connotaciones ha de explicar por qué, no es de recibo decir que "es moderno"...pues cabría decir por qué ha de imperar lo modernos a cualquier otros criterio (antiguo, tradicional, minoritario, popular, étnico, mitológico etc...), y en caso de que así fuera, concretar quién dice qué es lo moderno...
3º- Es imposible un diálogo si no se cree en la existencia de "una" verdad sobre lo que se discute...es, sin más, intercambio de palabras. Pues las opiniones son siempre respetables, pero no evidentes, como la verdad.
2º-No pasar de lo emotivo-ideológico a lo científico-empírico, o viceversa. Hay que mantener el discurso...
1º-Por último, y para nada el menos importante, hay que leer. Ha habido en la historia cientos de sabios (tampoco muchísimos) que se han interrogado sobre lo mismo que nosotros y algunos han contestado magistralmente. Sé que en la época que nos ha tocado vivir no hay tiempo para leer (lástima) pero al menos es bueno leer algo que os ayude y nos de nociones sobre el tema que queremos saber (los periódicos, cualquiera de ellos, cogerlos con pinzas, eh!). Y, como la gente lee poco, para evitar líos... volvemos arriba.
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Estoy totalmente de acuerdo, D. Iñigo, pero hay que tener cuidado con lo que leemos. El Abad de un Monasterio Cisterciense francés decía a sus monjes el siguiente consejo, "La vida es muy breve como para perderla leyendo buenos libros, leed sólo los mejores". Otro rfrán dice; "leer es como el comer, no por más cantidad se está mejor alimentado". Con esto lo que quiero decir, es que hoy en día puede ser difícil elegir un buen libro entre todo lo que se pública, máxime si tenemos en cuenta que hay ciertos autores y títulos, artifiosamente engrandecidos por los medios de comunicación y los lobbyes imperantes, mientras que otros, de gran calidad, se silencian en los medios y hasta resulta difícil encontrarlos. Por eso os recomiendo que a la hora de elegir un libro espiritual o sobre la Iglesia, verifiquéis que responden a un magisterio sano y fiel.
ResponderEliminarUltimamente percibo en sus textos un cierto enfado,indignacion,tristeza no se como definirlo.Se entiende que los temas son peliagudos,que crean mucha controversia y que yo(me pongo el mea culpa)le puedo estar ofendiendo demasiado con mis comentarios.Si asi fuera,le pido mil disculpas,pero es que a veces me siento como la oveja negra del redil.
ResponderEliminarComo clara es mi postura ante ciertos temas,voy a dejar de comentar sobre ellos,que reconozco me repito mas que el ajo.
D.Iñigo,le animo a escribir con mas alegria y positividad,yo personalmente lo hecho en falta en este blog.
Alegrese,que ya no le voy a dar la turre!!!!
Un saludo cariñoso.
Perdon se me ha olvidado el encabezamiento:
ResponderEliminarD.Iñigo
Pelegrín! No sé exactamente lo que percibes...puede ser que algo, déjame ayudarte: estupor, impotencia, asombro, incredulidad... y es precisamente por lo que escribo en este post. La gente, cada vez estoy más convencido, habla de lo que cree que es la Iglesia, o de lo que piensa que dice...muy distinto a lo que es o dice... Pero esto no es todo! Quizás lo que más me ¿admira? es que esas personas que acusan a la Iglesia de: impositiva, intransigente, antidemocrática, etc... no viven ellos sus propias convicciones democráticas al insultar, ignorar (con la gran injusticia que a millones de personas se inflige) burlar... y aún así hablan de talante y todas esas cosas...
ResponderEliminarY es que me da la impresión de que la gente no razona, sino se deja llevar por sus prejuicios.... Sí, sí, ya sé que habrá muchos que digan eso de la Iglesia, pero son los que no saben o no han leído su abundante Magisterio, ni documentos donde la Iglesia se explica a sí misma y su visión del evangelio...
Yo comprendo que un ateo no crea. Me puedo parara a oír sus argumentos...pero eso, sus argumentos. Creo que no le insultaré diciendo que es un ...lo que sea. Y es esto precisamente lo que me ¿irrita?
En un momento de la historia donde la cultura ha estado tan asequible la gente lea poco y se deje llevar por impulsos: derechas, izquierdas, progres, carcas... veamos qué dicen, qué tienen de razón, qué de erróneo, pero siempre argumentando
Pelegrín! que alguien discrepe conmigo no me importa en absoluto,(es más creo que me encanta) pues al contrastar las opiniones uno se entiende mejor a sí mismo...y al otro, y eso es muy bonito. Así que di lo que pienses... siempre que esté argumentado. ;D