
La Iglesia se ha convertido en el lugar donde se conserva los cacharros necesarios para que la existencia de una persona sea genuina. Es decir humana.
La Iglesia no sólo defiende a las personas, niños no nacidos, ancianos moribundos, huérfanos etc... sino defiende otras realidades espirituales necesarias para la convivencia: la existencia de la verdad, la necesidad de pedir perdón, la existencia de Dios a quien HAY que rezar... Sin nada de esto todo se vuelve absurdo, hueco...vamos, inhumano.
Cada Misa la Iglesia nos recuerda que hay que pedir perdón a Dios y a nuestros hermanos. Una verdad tan fundamental como relegada al olvido por la sociedad.
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